El proceso constituyente catalán puede beber de muchas fuentes. Entre ellas, del Che Guevara. Concretamente, de la teoría del foquismo, inspirada por su libro La guerra de guerrillas. Según esta teoría, no hay que esperar a que se den todas las condiciones en el centro del poder para hacer la revolución. Un pequeño foco en una zona rural, que lleve a cabo las acciones propias de la guerra de guerrillas, puede extender la revolución hasta provocar la caída del régimen. El régimen del 78, en el caso que nos pertoca.

Esta translación a nuestra casa la plantean Mireia Vehí, diputada de la CUP en el Parlament de Catalunya, y Albert Noguera, militante del partido anticapitalista y doctor en derecho por la Universidad de La Habana, en el libro Referèndum 2017: la clau que obre el pany (Edicions El Jonc, 2017). Sería la forma de lograr un federalismo "redefinido" entre los pueblos del Estado español.

Una ruptura con el régimen en Catalunya, argumentan, "abriría un resquicio de inestabilidad importante en el régimen", porque atacaría la unidad de España, uno de los "principios fundadores" del régimen. "Esta ruptura abriría un foco de inestabilidad en otros pueblos del Estado como Euskal Herria y reactivaría nuevas demandas en otros territorios que al no poder ser asumidas por el Estado pueden acabar desbordándolo", añaden. Lo bautizan como "foquismo constituyente".

Vehí y Noguera hacen esta reflexión en el noveno capítulo del libro. La obra, escrita por gente vinculada a la CUP-Crida Constituent -con la excepción de Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural-, plantea cómo el referéndum catalán se puede convertir "en la llave que abra todas las cerraduras".

El referéndum, asegura la diputada Anna Gabriel en el prólogo, "se ha convertido en el latido para hacer avanzar la salida de un régimen que, mayoritariamente, sabemos que no nos representa, que no nos defiende ante los más poderosos, que no tiene ninguna intención de romper techos de cristal, que no tiene ninguna voluntad de respetarnos, ni por como hablamos, ni por como pensamos".

No renunciar a los Països Catalans

El también diputado Carles Riera empieza su capítulo citando el artículo 145.1 de la Constitución española, que establece que las comunidades autónomas no pueden federarse. "Un artículo escrito específicamente para el caso de los Països Catalans", sostiene. Es por eso que hace un llamamiento a recuperar el marco de referencia de los Països Catalans. La izquierda independentista no ha dejado de reivindicarlo nunca, aunque el "procesismo" se olvide de él.

"Este marco nacional de los PPCC ofrece un gran potencial liberador, como oportunidad de construir un contrapoder y una contrahegemonía sociales y nacionales, que transgredan fronteras y construyan soberanía popular real", defiende Carles Riera. Su autodeterminación, añade, sería "un proyecto estratégico en nuestra área euromediterránea, que representa una disrupción y una alternativa geopolítica".

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Contra el capitalismo y el sionismo

"Los Països Catalans, mediante el impulso de la nueva república catalana, pueden ser un nuevo actor internacional primordial en la construcción de una nueva Europa", escriben Eulàlia Reguant, diputada en el Parlament, y Núria Gibert, miembro del Secretariado Nacional. Reivindican que hay una "oportunidad en el sur de Europa" que combata el discurso catastrofista del "no hay alternativa".

Las elites europeas, argumentan, tienen su agenda marcada por toda una serie de intereses: "el atlantismo, el sionismo, las transnacionales, el complejo militar e industrial, el control de los epicentros y de las bisagras de la geopolítica mundial, la economía financiera, el poder mediático y el control de los recursos estratégicos, científicos y técnicos". Frente a esta Europa, que busca participar de un "conglomerado político, económico y militar" mundial, la respuesta es el derecho de autodeterminación y el referéndum catalán.

Islandia y el eje bolivariano

"Durante años se ha vendido la idea de los padres de la Constitución, se ha querido hacer calar la idea de que son los juristas los que tienen que hacer la constitución", afirman el miembro del Secretariado Nacional Òscar Simón y el diputado Joan Garriga 'Nana'. Y añaden: "Desde la CUP se ha luchado por lo contrario, por abrir la participación". La izquierda independentista no partiría de cero: tiene sus propios referentes de procesos constituyentes.

"Se han puesto sobre la mesa diferentes ejemplos participativos como los de Islandia, Venezuela, Bolivia o Ecuador, constituciones en las que las reivindicaciones de los movimientos sociales han sido incorporadas mediante su participación directa en el proceso constituyente", continúan. A la CUP, sin embargo, no se le puede reprochar que haya escondido sus simpatías por las repúblicas bolivarianas. Siempre ha sido muy transparente en este sentido.