La plaza Puig i Cadafalch de Montjuïc se ha quedado pequeña para la concentración "Referéndum es democracia", convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Assemblea de Municipis per la Independencia (AMI). A pesar del fuerte sol, que ha provocado no pocos problemas, la gente se ha ido estableciendo en los diferentes niveles de la montaña de Montjuïc, preferentemente en las zonas de sombra. Y cuando la montaña ha estado bien llena, se ha ido concentrando, también, en la avenida de María Cristina. Muchos de los asistentes, quizás la mayoría, han acabado siguiendo la actuación desde las pantallas situada detrás del escenario.

Mani carbó

Foto: Maria Carbó.

Rajoy versus Guardiola

Los mayores silbidos se los ha llevado Mariano Rajoy, cuando por las pantallas se ha reproducido uno de sus discursos, en que afirmaba que el independentismo cada vez se encuentra más aislado. Los mayores aplausos los ha recibido Pep Guardiola, sin duda la estrella del día, al leer el manifiesto. También Jordi Cuixart, el presidente de Òmnium, cuando ha animado a la gente a "no tener miedo", a no dejarse dividir como pueblo y, sobre todo, cuando ha asegurado que el autogobierno que tienen los catalanes se lo han ganado: "No nos han regalado nada". Y, también, cuando ha recordado al Estado español que "no tiene suficientes cárceles para encarcelarnos a todos". También se han celebrado las palabras de Jordi Sánchez cuando lo ha repetido. Pero la gente estaba muy dispuesta a aplaudir, y ha celebrado todos los parlamentos y las diversas proclamas, como "Lo riu es vida", procedente de las Terres de l'Ebre o " No claudicarem". Entre parlamento y parlamento, gritos de "In, Inde, Independència," "Visca la Terra Lliure" y también de "Votarem".

mani sergi alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar.

Público familiar

Mucha gente ha ido a Montjuïc en familia. Muchas familias con niños han preferido alejarse de las zonas con más sol y refugiarse en la sombra. El ambiente ha sido festivo: la tensión de las amenazas y proclamas de Madrid parecen no haber hecho mella en los votantes independentistas, muy convencidos de que votarán. En Montjuïc no faltaban los globos, las actuaciones musicales y las risas. A pesar del ambiente lúdico, los asistentes han mostrado su acuerdo cuando se les ha incitado a movilizarse este verano en caso de que hay persecuciones. Los momentos de mayor emoción se han producido cuando los coros han cantado "El cant de la senyera" y "Els segadors", que ha sido acompañado por el público. 

Poca uniformidad

En la manifestación de hoy los organizadores no habían propuesto ningún vestuario especial. A pesar de todo, había muchas camisetas con el "Sí". Tampoco faltaban las camisetas de las manifestaciones del 11 de septiembre de los últimos años. Y muchas con referentes locales: de Vilafranca, de Premià, de las Terres de l'Ebre, de Manresa... A través de las camisetas y los adhesivos se hacía evidente que estaba presente gente de todo el territorio. Un predominio de esteladas azules ha dejado vislumbrar una cierta desmovilización del electorado de la CUP. El independentismo movilizado en la calle ha dejado definitivamente de ser un fenómeno juvenil, como lo había sido en el siglo XX. Ahora se combina el público familiar con la gente de media y tercera edad. Buena parte de los que ahora se manifiestan por la independencia, sin duda, proceden del autonomismo.

Encuadrada

En la manifestación "Som una nació. Nosaltres decidim" del 10 de julio de 2010, la pancarta se perdió en medio de la gente, la fila cero desapareció y la ruta prevista acabó por desbordarse, ya que la gente acabó pasando por las calles vecinas. Los eslóganes previstos fueron superados por el entusiasmo popular. Pero con el tiempo, el movimiento independentista ha ido volviendo al encuadramiento. La manifestación de hoy se ha planteado desde una óptica mucho más dirigista. Con una clara diferenciación entre el público y los que intervenían, con sillas en las zonas más próximas al escenario, con mucha gente acumulada detrás del escenario por falta de sitio, con discursos emitidos por las pantallas, con las consignas estrictamente planificadas, con portavoces esmeradamente escogidos... Y, quizás por eso, el orden ha ido acompañado por una cierta frialdad y falta de espontaneidad. La ciudadanía, hoy, venía básicamente a aplaudir. Y ha aplaudido mucho.