Los presos políticos catalanes: Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Joaquim Forn, Josep Rull, Dolors Bassa, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Carme Forcadell, han hecho pública una carta que, bajo el título 'No tenemos miedo' defienden la gestión del Govern durante los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils y reprocha la "falta de colaboración del Estado y algunos de sus organismos" durante el operativo del 17-A, en especial con respecto a "la estrecha relación" entre el imán de Ripoll, a Abdelbaki es Satty y el CNI.

La carta, en la que ha tenido acceso El Nacional.cat, destaca el papel de los Mossos d'Esquadra, de la Guardia Urbana y de la ciudadanía y muestra su solidaridad con las víctimas. Asimismo, el texto apunta que el Govern era perfectamente consciente "de que un hecho como este podía suceder y que había que estar preparados" pero que "a pesar de todos los esfuerzos, fue imposible detectar y evitar este atentado".

Aun así, los presos políticos aseguran que "el 17 de agosto se hizo evidente que Catalunya tenía una policía equiparable a los mejores cuerpos policiales del mundo", para añadir que "quien mejor lo entendió fue la sociedad catalana".

El texto se cierra recordando que días después se pudo ver "una imagen que simbolizaba la concordia y la paz social que todos nosotros deseamos", la del padre de una de las víctimas abrazándose al imán de Rubí. "Era la imagen de la reconciliación, del diálogo y la fraternidad, el único camino que entendemos que puede acabar con la intolerancia, el frontisme y los conflictos", concluye el texto.

Texto de la carta

No tenemos miedo

Hoy recordamos a las víctimas de los atentados de los 17 de agosto de 2017. Recordamos unos hechos trágicos que sacudieron el país y que situaron Barcelona, Cambrils, Alcanar, Ripoll y Subirats en el centro de la atención mundial.

Con este escrito queremos recordar a las víctimas mortales, los heridos y sus familias, y a todas las personas inocentes que sufrieron las consecuencias de la intolerancia y el fanatismo.

También es un día para recordar la ciudadanía de Catalunya, los miles y miles de personas que salieron a la calle para decir al mundo 'No tengo miedo'. Una ciudadanía que decidió no doblegarse ante la violencia, que no cedió a la amenaza y que espontáneamente fue recuperando las calles reconvirtiéndolos en un espacio de convivencia.

Donde unas horas antes había muerte, silencio y vacío, la gente recuperó la calle para hacer un espacio de paz y libertad. Una vez más, Barcelona y Catalunya mostraron al mundo su cara más solidaria, más cívica y más humana.

Aquel día recibimos la solidaridad del mundo entero. También es un buen momento para recordar la profesionalidad y la entrega de los servidores públicos. Mossos d'Esquadra y resto de fuerzas policiales, Guardia Urbana, Servicios de Emergencias Médicas, Protección Civil, Servicios Sociales y todos los voluntarios que se volcaron para ayudar en lo que hiciera falta.

El Govern y la Policía sabían (sabíamos) que un hecho como este podía suceder y que había que estar preparados. Otras ciudades como Madrid, París, Londres, Bruselas, Nueva York habían sufrido ataques yihadistas.

Desde el año 2015, el nivel de alerta terrorista en el estado se había establecido en un nivel de 4 sobre 5. La Policía de Catalunya destinaba entonces un 35 por ciento de sus efectivos a la investigación y a la lucha antiterrorista. Se trabajaba en diferentes programas para detectar y evitar estos procesos de radicalización. A pesar de todo estos esfuerzos fue imposible detectar y evitar este atentado. Este es, sin duda, uno de los principales retos de futuro que tenemos como país en el campo de la seguridad. Habrá que seguir trabajando en la prevención, en la detección de la radicalización y en la construcción de una sociedad integradora y respetuosa en la pluralidad de valores que la conforman. Sólo desde un trabajo transversal e interdepartamental podremos alcanzar estos objetivos.

Nos podemos sentir satisfechos de la capacidad reactiva que tuvieron los Mossos d'Esquadra, en coordinación con el resto de fuerzas de seguridad, y la colaboración con las policías locales. Los diferentes operativos que se activaron desde el momento que se produjo el atentado permitieron que al cabo de cinco días pudiéramos dar por desactivada la célula terrorista. Eso no es una casualidad, es el fruto de muchos años de trabajo, de creer firmemente que la seguridad de un país es uno de los pilares que garantizan su libertad. Nos tenemos que remontar unos cuantos años atrás cuando a diferencia de la gran mayoría de comunidades, Catalunya creyó en la necesidad de tener un modelo propio de seguridad. Muchas promociones de policía y representantes políticos han creído y lo han hecho posible.

El 17 de Agosto se hizo evidente que Catalunya tenía una policía equiparable a los mejores cuerpos policiales del mundo

El 17 de Agosto se hizo evidente que Catalunya tenía una policía equiparable a los mejores cuerpos policiales del mundo. Quien mejor lo entendió fue la sociedad catalana. Nunca se había visto una comunión tan grande entre la policía y la ciudadanía como en el transcurso de apoyo a las víctimas que se vivieron durante aquel agosto. Nunca el cuerpo de Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona han recibido un homenaje tan sentido.

Los Mossos hicieron un gran trabajo pero queremos denunciar la falta de colaboración del estado y de algunos de sus organismos. No podemos cerrar los ojos ante la información que nos llega del sumario del 17 de Agosto y que evidencia la estrecha relación entre el imán de Ripoll, el líder ideológico del atentado, y el CNI. El respeto a las víctimas, el respeto a la ciudadanía y a la transparencia obliga al estado español a responder a estos interrogantes y explicar la verdad.

Para acabar, queremos reiterar de nuevo el apoyo a las víctimas y sus familias. Pocos días después del atentado vimos una imagen que simbolizaba la concordia y la paz social que todos nosotros deseamos. Es la imagen de los padres de uno de los niños muertos en la Rambla, abrazándose al imán de Rubí. Era la imagen de la reconciliación, del diálogo y la fraternidad, el único camino que entendemos que puede acabar con la intolerancia, el frontismo y los conflictos.

Dolors Bassa, Jordi Cuixart, Carme Forcadell, Joaquim Forn, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Sánchez y Jordi Turull