La cuñada del conseller Joaquim Forn, Emma Masvidal, ha escrito una carta dirigida al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, en la que le pide una rectificación después de que el pasado viernes el magistrado denegara la salida de prisión del conseller de Interior. Con un tono emotivo pero al mismo tiempo crítico, la familiar de Forn se dirige a Llarena y le expone hasta qué punto no entiende la enésima decisión del Alto Tribunal.

La hermana de la mujer de Forn empieza la carta con un recuerdo de sus tiempos como maestra y con una mención a la gran "satisfacción" cuando realizaba sus funciones correctamente. Masvidal relaciona esta sensación con el último pronunciamiento del magistrado: "Me pregunto si el viernes, cuando denegó la salida en libertad de Joaquim Forn, tuvo uno de estos días de satisfacción por haber acertado en el trabajo", expone Masvidal.

"No me puedo creer que saliera de su puesto de trabajo, tranquilo y convencido", sigue a la cuñada de Forn, que intenta ponerse en el lugar del juez del Supremo en un intento que reflexione sobre haber denegado la petición del conseller, que ya había renunciado a la vía unilateral y a su acta de diputado. "No me puedo imaginar que cenara y fuera a dormir sin tener ni un mínimo de remordimientos".

"Usted está trabajando para impartir justicia", le recuerda Masvidal, que no ve ni rastro de justicia en los últimos movimientos judiciales. De hecho, la cuñada de Forn no entiende que ser independentista pueda ser motivo suficiente como para mantener Forn encarcelado. En este punto hace todo un alegato y le recuerda que el independentismo es un movimiento con un apoyo popular de más de dos millones personas que "piensan y se sienten como él". "No sería capaz de meterme en un campo profesional que no es el mío, pero cuando a mí el trabajo no me salía bastante bien reflexionaba y rectificaba", afirma sentenciando en una última petición de rectificación.

La carta de Emma Masvidal Martí

No sé por qué, pero desde el viernes pasado, me vienen a la cabeza aquellos días en que salía feliz del trabajo cuando trabajaba de maestra. Días en los que te sentías satisfecha y emocionada porque el trabajo bien hecho tenía recompensa y no puedo dejar de pensar en usted, juez Llarena. Me pregunto si el viernes, cuando denegó la salida en libertad de Joaquim Forn, tuvo uno de estos días de satisfacción por haber acertado en el trabajo.

No me puedo creer que saliera de su puesto de trabajo, tranquilo y convencido; que llegara a casa, con su familia y no hubiera nadie próximo a usted que no le comentara o expresara las dudas sobre su decisión y sobre sus argumentos. No me puedo imaginar que cenara y fuera a dormir sin tener ni un mínimo de remordimientos. Ha castigado sin libertad a un hombre y a su familia por tener ideas independentistas, como si eso fuera un gran argumento, un motivo para mantener una medida cautelar como la cárcel.

No quiero creer lo que mucha gente comenta sobre que puede haber recibido presiones, señor... Usted es el juez, está por encima de estas cosas. ¡Usted está trabajando para impartir justicia! ¿Y qué justicia es esta? Al leer su auto no la veo por ningún sitio y me preocupa.

Creo que tener ideas independentistas no va en contra de la Constitución, y, si para tener estas ideas deja usted al Sr. Forn en prisión preventiva, creo que tendrían que ir ampliando las plazas de las prisiones españolas, pues somos más de dos millones de personas que pensamos y sentimos como él.

No sería capaz de meterme en un campo profesional que no es el mío, pero cuando a mí el trabajo no me salía bastante bien reflexionaba y rectificaba. ¡Siempre me han gustado las cosas bien hechas!