Mientras Sergi Alcàzar y Roberto Lázaro preparan el espacio donde Marta Lasalas hará la entrevista, suena un timbre. Indica que el president ha llegado. Estaba fuera del Palau en varias reuniones. Cada vez que el president entra y sale, suena este timbre.

Cuando llega a la zona donde ya esta a punto la silla donde se sentará, se ofrece a peinarse. Sergi empieza a explicarle qué fotos le quiere hacer y dice que quiere una sin camisa. El president pone una cara indescriptible y exclama: ¿queeeé? Sergi quería decir sin americana, ha sido un lapsus. Aprovechamos para comentar las famosos fotos que Eddy Kelele le hizo al president Mas duchándose después de una sesión de natación y que publicó El Periódico.

La sesión de fotos empieza al lado del ventanal que da a la plaça Sant Jaume. Visto desde la calle sería el primero a la derecha del balcón. Carles Puigdemont mira hacia fuera y hace una broma: "Woody Allen dijo que cuando escuchaba Wagner le entraban ganas de invadir Polonia. En cambio, un catalán cuando ve una ventana que da a una plaza, le vienen ganas de proclamar una república".

Hay que decir que, finalmente, el president decide no proclamarla en aquel momento.

Es viernes. Le comento que, por lo tanto, no nos encontraremos al expresident Mas que viene los lunes a decirle lo que tiene que hacer, como manifestó Xavier García Albiol en el debate de política general. Hace una mueca: "Es que no entiendo de dónde lo sacó". El exalcalde badalonés dijo que lo publicaron en un medio de comunicación. "Pues es la mentira de un panfleto". Y repite la palabra mentira varias veces. "Estoy indignado, más como periodista que como presidente". Después lo repetirá durante la entrevista. Comentando la jugada, recomienda un libro del periodista alemán Günter Wallraff, experto en infiltración, y que en los años ochenta se disfrazó para acceder a la redacción del diario sensacionalista Bild y explicar cómo inventaban las noticias. Y escribió un libro, pero en aquel momento no recuerda el título. Después de declararse admirador de Wallraff me explica cuando, también disfrazado, se hizo pasar por un inmigrante turco en la Alemania de principios de los años ochenta y como estando en los peores trabajos, sufrió un rechazo y una xenofobia que explicó en su libro Cabeza de turco.

Antes de hacer la entrevista pide salir a tomar un café en una cafetería de la calle Llibreteria, una costumbre que no quiere perder. Se lo toma con azúcar. Y mientras remueve, me explica que la mujer de uno de los 100 ciclistas profesionales establecidos en Girona ha abierto un bar donde hacen un gran café. Cuando habla de su ciudad, se le sigue iluminando la mirada. Entonces se gira hacia la máquina de tostar café que tenemos detrás y me habla del señor Marcilla. Él creía que era una marca inventada, pero que no, que el señor Marcilla existe y se ve que de vez en cuando aparece por el establecimiento. Es la prueba de que si puedes hablar de muchas cosas con el president, es porque tiene una curiosidad. Quizás por eso era inevitable que acabara haciendo de periodista.

Paga con un billete de 20 y mientras espera el cambio, una pareja se le dirige para hacerle un comentario. En el camino de vuelta hacia Palau se acercan unas cuantas personas más para charlar. Es cuando se le nota más cómodo. Cosas de haber sido alcalde.

Una vez instalados en el salón Montserrat, contiguo a su despacho, Marta empieza a hacerle preguntas, Roberto empieza a grabar el vídeo y Sergi le hace el resto de fotos. Hace calor, un colaborador dice que allí dentro de siempre hace bochorno.

El president charla de manera didáctica. No levanta nunca la voz. Argumenta. Acompaña las explicaciones con gestos suaves. Y son las 12. El carrillón del Palau interpreta una melodía tan bonita y entrañable como poco breve. Dura exactamente 15 minutos. Se ve que a las 18 h vuelve. Cada día. Quizás para celebrar aquel despliegue auditivo nos traen agua. De la marca Aiguaneu.

Acaba la entrevista y hablamos del famoso "hostia" que se le escapó en el debate de política general. Está molesto consigo mismo por haberlo dicho, pero admite que fue totalmente espontáneo: "Es que fue escuchar a García Albiol en el atril diciendo que el independentismo es una manera de holgazanería que nos permite no hacer nada y venirme Rajoy. Es que fue escuchar la palabra vago y ver su imagen. Por eso en la réplica se me escapó, porque es que lo estaba viendo". Le comento que en el Polònia del día anterior ya habían sacado el tema y admite con resignación que la exclamación estará asociada a él para siempre.

Vamos a hacer más fotos. Ahora en el antiguo archivo de cuentas, que es la actual sala de espera de las visitas. Justo aquí debajo le muestro una foto del lugar que es muy oscura, pero es que es una sala oscura. Y quizás tétrica y todo. Y si le adjunto una foto, es porque en un rincón hay una pared llena de nombres, entre los cuales uno de significativo. A ver si lo encuentra:

Efectivamente, premio, Martín Villa. En una pared del Palau de Generalitat de Catalunya hay pintado el nombre de Martín Villa. País curioso el nuestro...

Salimos, y andando por la Galería Gótica comenta que el lunes va a Madrid a un desayuno de estos que yo le llamo de mucho zumo de naranja y mucho cruasán industrial. Y anuncia que después comerá con Pablo Iglesias. Resulta que el líder de Podemos quería ir al desayuno, pero tenía otra cosa y le era imposible. Por lo tanto, decidieron encontrarse a la hora de comer. Y lo explica tan normal.

Como periodista sabe que los titulares que puede haber al día siguiente serán demoledores. ¡¡¡Imagíneselo!!! ¡¡¡Venezuela y los indepes comiendo para conspirar!!! Pero como president lo comenta con total naturalidad. La del president que se propone proclamar la independencia tranquilamente. Sin subir el tono. Con calma. Como si fuera lo más normal del mundo. Como si no pasara nada. Como quién saborea un café a media mañana en el centro de BCN. Es el independentismo vivido con naturalidad, sin una palabra más alta que la otra. Es el independentismo tranquilo del hombre tranquilo.