Las elecciones al Parlament del 12 de mayo también podrían comportar un impacto considerable en la política española, según admite el president en el exilio y candidato de Junts, Carles Puigdemont. En la entrevista con ElNacional.cat hecha desde Perpinyà y de la cual se publicó este sábado una primera parte, Puigdemont valora la política de acuerdos de su partido con el gobierno de Pedro Sánchez y las conversaciones que mantiene abiertas en Suiza con el aparato de mediación internacional. Asegura que no tiene intención de negociar con el socialista Salvador Illa después de los comicios del 12 de mayo, pero advierte que Junts no seguirá apoyando al gobierno del PSOE en caso de que se repita en el Parlament una operación como la del Ayuntamiento de Barcelona en la que, después de que Xavier Trias ganara los comicios, se vio apartado de la alcaldía por un acuerdo del PSC con el PP y Barcelona en Comú.

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¿De qué manera el resultado de las elecciones catalanas pueden afectar la estabilidad del gobierno de España? ¿Cómo puede condicionar el futuro del gobierno de Pedro Sánchez?
Según cómo, bastante. Es decir, si el señor Illa hace un Collboni, ya sabe cuáles son las consecuencias. Es evidente, esto. Que alguien cuente con los votos del Partido Popular y, por cierto, también de los comuns, para formar una mayoría para sacar de la alcaldía de Barcelona a quien más barceloneses votaron para ser alcalde, eso no entendería nadie que pasara en el Parlament de Catalunya. No entendería nadie que nosotros siguiéramos dando apoyo a una persona que no ganó las elecciones, el señor Pedro Sánchez, y que es presidente gracias a nuestros votos. ¿Qué recorrido podría tener el acuerdo con el PSOE en estas condiciones? No nos preocupa nuestra situación, nos preocupa qué podemos hacer con un partido que no cumple o que no respeta unos mínimos. No podríamos ir muy lejos. No por nosotros, por Catalunya. ¿Qué podemos arrancar de un gobierno que no es capaz de respetar a una mayoría de ciudadanos, si es que es este el caso?

Y si hay una mayoría que dé el gobierno al PSC. ¿Eso no afectaría al apoyo de Junts al gobierno de Pedro Sánchez?
Depende, depende en qué condiciones se haga eso.

¿Si hay una victoria del PSC y se construye un tripartito?
Si no hay una victoria del independentismo, si el independentismo no es capaz de sumar una mayoría en el Parlament porque los números no dan, no hay nada que decir. Es la voluntad de los ciudadanos de Catalunya y por lo tanto, también legítimamente, nosotros decidiremos. Está claro que en aquel contexto, como ya he dicho antes, no seré yo quien conduciré la negociación con el PSOE. Serán otras personas.

Sí, pero en cualquier caso, ¿cree que eso impedirá que Junts siga apoyando al gobierno de Pedro Sánchez?
No lo sé. Es un escenario que no hemos contemplado. El escenario que hemos contemplado solo es uno: aquí habrá una mayoría suficiente, para que la presidencia de la Generalitat la asuma un independentista. Y que para que el señor Illa pueda asumir la presidencia le haría falta una mayoría absoluta muy grande, que ahora, si no es con el concurso del Partido Popular, la veo difícil.

No hay nada que negociar con Illa de la investidura. Si tenemos una mayoría sólida, él sabrá lo que tiene que hacer

¿Y si usted ganara las elecciones, pero de alguna manera necesitara el apoyo del PSC, negociaría con Salvador Illa?
No, no, no. Es que no hay nada que negociar desde el punto de vista de la investidura. Si tenemos una mayoría sólida, él sabrá lo que tiene que hacer, pero no intercambiaremos nada con el PSC. Lo sabía perfectamente en Barcelona y Illa y Collboni decidieron pactar con el PP. Yo solo espero, por el bien de los catalanes, que eso no lo repitan en Catalunya. Y no por el bien nuestro, es que no ha ido bien en Barcelona: no hay presupuesto en Barcelona, Barcelona tiene una mayoría muy débil, muy precaria, que no es capaz de sacar adelante los graves e importantes desafíos que tiene la ciudad. Yo no quiero eso para Catalunya. Él quizás quiere salvar a su partido político, que está en un momento difícil, y quiere ocupar el poder por el poder, pero ¿con quien hará los presupuestos? ¿Cómo sacará adelante los desafíos que hay en el país? Eso no lo podrá hacer. Por lo tanto, yo espero que prevalezca el interés catalán, el interés del país, por encima del interés del PSOE.

En estas elecciones hay otra candidatura que podría conseguir representación según las encuestas, que es Aliança Catalana. ¿Qué tipo de relación pueden tener?
Yo no tengo ninguna relación con Aliança Catalana. Además, creo que leí que su candidata está pregonando que yo tengo que tener un voto de castigo. Nosotros, la relación que tenemos con el independentismo es con los partidos con quienes hemos construido el octubre de 2017. Y esta es la primera necesidad que tenemos de recomponer relaciones. Nosotros compartimos una serie de valores, de respeto a derechos fundamentales. Con quin los comparta nosotros no tenemos ningún problema. Pero no nos pongamos la venda antes de la herida. Hace tres años había otro partido político que también tenía muchas opciones de salir, el PDeCAT. Sacó cero diputados y 77.000 votos. No nos distraigamos. Esto no va ni de PDeCAT ni de Aliança Catalana. Esto va de si queremos que Catalunya salga del agujero y de la decadencia donde ha entrado, y levantar la moral de la gente, la esperanza y la ilusión. O la queremos poner en manos del señor Illa, que es un señor que sale con el no de casa: no a mejorar el sistema de financiación, no al referéndum, dijo no a la amnistía, dice no a muchas cosas. Y además ante Madrid el señor Illa no es capaz de defender el de los catalanes a tantas cosas que queremos. Es de esto que van las elecciones.

Durante estos años ha sido implacable con el rey Felipe VI. ¿En caso de que sea investido presidente, irá a reunirse con el Rey?
Lo normal sería que los jefes de Estado se reunieran entre ellos, eso sería lo normal. Yo creo que ellos tienen que hacer una reflexión sobre el rol que habrían tenido que tener en un Estado democrático, donde hay un conflicto y donde la Constitución prevé que la monarquía tiene un papel arbitral, cosa que no pasó, evidentemente, el 3 de octubre. Ya veremos qué haremos en aquel momento. Hay una inmensa mayoría de gente en Catalunya, y cuento gente no independentista, que quiere vivir en una república. Creo que tienen muchos deberes pendientes a hacer con Catalunya.

No sé hasta qué punto Felipe VI ha asumido su error o no, pero seguro que deben hacer sus análisis

Ha denunciado repetidamente la intervención que hizo Felipe VI el 3 de octubre. ¿Ha recibido alguna respuesta desde la Zarzuela en algún momento?
No. Tampoco la esperaba, seguramente ellos tampoco tienen ganas de darme ninguna respuesta. Yo tengo que decir que hasta el 3 de octubre tenía una relación correcta, porque me parecía que la institución monárquica se tenía que preservar de las luchas políticas, creía que su rol era otro. Es evidente que a partir del 3 de octubre eso cambia. Pero un jefe de Estado tiene que ser neutro y tiene que ser conciliador. Y si hay un conflicto serio, tiene que actuar para intentar ver si se puede encontrar soluciones a través de la negociación. Decantarse por una parte de los catalanes y olvidar a la otra creo que es un error. No sé hasta qué punto eso es un error asumido o no, no he hablado, no tengo relación naturalmente, como se puede imaginar, con ellos, pero seguro que deben hacer sus análisis también internos, que hoy día me gustaría conocer.

Si las cosas van como creemos y queremos que vayan, mi conversación con Sánchez se producirá ya entre dos presidentes

¿Y con Pedro Sánchez cómo están las relaciones? Porque estaba pendiente de una reunión que se tenía que hacer. ¿Qué previsión tiene de la conversación pendiente con Pedro Sánchez?
Es una conversación pendiente que yo quiero tener con él. Hay un acuerdo de que esta conversación se tiene que hacer. Pero las circunstancias no lo han permitido. Ahora tampoco creo que sea el momento, en precampaña electoral. La queríamos hacer una vez se hubiera aprobado la ley de amnistía, pero después ya tuvimos todo el traspié de las elecciones. Lo tenemos que hacer. Yo tengo ganas de hacerla, pero la quiero hacer serenamente, no para buscar una fotografía y decir, ya está, ya nos hemos reunido. No, no. Hay muchas cosas que hablar, muchísimas cosas que hablar. Y probablemente, si las cosas van como creemos que irán y como queremos que vayan, esta conversación se producirá ya entre dos presidentes.

Por lo tanto tendría que ser ya una conversación o en el Palau de la Generalitat o en la Moncloa. ¿Esta será la reunión?
Probablemente, sí. Quizás tiene que haber alguna otra antes, fuera de foco, quizás.

Claro que estoy dispuesto a hablar con Feijóo. No tendré nunca ningún problema a reunirme con nadie para defender a Catalunya

 

¿Y con Núñez Feijóo, cómo están las relaciones? ¿Está dispuesto a hablar con él?
Yo no tengo ninguna relación con el Núñez Feijóo. No tengo ni su número de teléfono. Pero claro está que estoy dispuesto a hablar con quien tenga interés. Yo hablaré con todo el mundo. Yo no tendré nunca ningún problema en reunirme con nadie para defender a Catalunya. Nunca lo he tenido. A mí me sorprende que todos estos años no hayan enviado emisarios regulares para saber qué piensan los catalanes que están exiliados. No lo encuentro lógico esto, cualquier persona con dos dedos de frente lo habría hecho: qué piensa, qué está pasando, qué planes hay... Incluso el régimen de Franco lo hizo con Santiago Carrillo dos veces. El propio Carrillo me lo explicó a mí en una entrevista. Dos veces enviaron a emisarios a hablar con Carrillo para ver qué planes tenía en aquel momento aquella persona que pintaban con cola y cuernos como un demonio. Yo quiero defender Catalunya. Nuestro objetivo no es decidir quién gobierna España ni hacer un frente de izquierdas en España... España decidirá lo que quiera. Nosotros vamos a defender Catalunya ante quien esté. Y si un día los españoles deciden que es el señor Feijóo, como si fuera otro, nosotros negociaríamos con ellos, claro está que sí.

Las reuniones con mediación internacional se están produciendo, tocan temas de fondo, y participo en todas. Tenemos el deber de saber dónde podemos llegar

De momento, ahora con quien están negociando con un mecanismo de mediación es con el Gobierno, ¿cómo van las conversaciones? De las pocas cosas que se saben es que se está cumpliendo el calendario previsto.
Sí. Y no diremos más que eso, porque este es el acuerdo al que llegamos. Es un tema muy serio, que nos tomamos muy seriamente, y yo tengo que decir que agradezco al PSOE también que se lo tome seriamente. Por lo tanto, la comunicación que se desprenda de aquello que hacemos en Suiza la pactaremos siempre antes. Simplemente diremos aquello que hemos convenido decir, que es que las reuniones se están produciendo, tocan temas de fondo y se hacen en presencia de un mecanismo de mediación internacional. Y yo participo, además, en todas ellas. Tenemos el deber que continúe y de saber hasta dónde podemos llegar. Nosotros no hemos comprometido la estabilidad de la legislatura, no hemos comprometido con el voto a la investidura el apoyo a los presupuestos como otros sí han hecho. Nosotros hemos explícitamente dicho no, negociaremos caso a caso, nombramiento a nombramiento, ley a ley. Y creo que ya se han dado cuenta de cuál es nuestra metodología, si no lo sabían.

Uno de los puntos que hay encima de la mesa de esta negociación es la autodeterminación. ¿El objetivo es plantear un nuevo referéndum?
Lo que nosotros hablaremos con la negociación Suiza se quedará en Suiza mientras no decidamos que tenemos que hacer un comunicado público. Es un tema muy serio, no es un tema electoral, no es un tema de titulares, es el tema. Y le dedicaremos esfuerzos, paciencia, discreción máxima para que haya resultados positivos. No explicaremos nada.

¿Y de cara a las elecciones, qué propuesta hará Junts con respecto al derecho a la autodeterminación?
No sorprenderá a nadie. Nosotros, y así lo hago constar también en el acuerdo político con el PSOE, no renunciamos —y es más, lo consideramos legítimo y legal— al referéndum y la declaración de independencia. No hemos renunciado a la unilateralidad y tenemos que prepararnos. Tenemos que prepararnos quiere decir que tenemos que tener mayoría social y política. Hoy no se da la mayoría social y política. Pero están los elementos para que se dé. Además podemos aportar una cosa más, que es una preparación y una pericia y un conocimiento de nosotros mismos y también del adversario que no teníamos en 2017. Y podemos aportar todavía una cosa más, que es la sofisticación del conocimiento internacional de lo que está pasando en Catalunya. Porque no nos hemos dedicado a estar en el exilio sencillamente a pasar el tiempo. Nosotros cada día hemos trabajado a pie de obra para internacionalizar, para ampliar el conocimiento y para reflexionar sobre cómo podemos preparar mejor las cosas que en octubre del 2017, para que salgan bien.

Sobre la autodeterminación no tenemos que ponernos pistolas en el pecho, ni con calendarios, ni con procedimientos.

¿Y cómo se puede hacer? ¿Cómo se puede preparar?
Como se puede imaginar, ni es el momento de hablarlo, ni creo que tengamos que ponernos a pistolas en el pecho ni con calendarios, ni con procedimientos. Es muy serio. Yo tengo ganas de hacerlo desde el mismo día 12 por la noche. Tengo claro que todo lo que hemos ido diciendo y haciendo es válido. Y ahora es el momento de llevarlo a la práctica.

A mí me persiguen, en todos los dosieres sale mi nombre, otros no salen. Hay personas muy encendidas que no tienen ningún problema. Y es porque nosotros no nos hemos dormido

¿Y cómo movilizará al votante independentista que está decepcionado por como acabó todo?
No hay una fórmula mágica, pero creo que le tenemos que hablar claro a esta gente. Yo estoy muy orgulloso de lo que hicimos, hicimos cosas que son victorias históricas de Catalunya, como el 1 de Octubre. También sabemos lo que hemos aprendido de todo eso, sabemos dónde tenemos nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y también mucho mejor dónde las tiene nuestro adversario. Tenemos una estructura en el exterior sólida, una red relacional que no teníamos en 2017. Cuando decimos que las cosas las tenemos que hacer mejor, quiere decir que no solo no las tenemos que dejar de hacer, sino que cuando las hacemos tienen que ser de manera más asertiva. Nadie tenía entonces un manual de instrucciones, tampoco lo tenemos ahora, pero del conocimiento y de la pericia, y sobre todo de la resiliencia, ante un Estado español que sabemos cómo puede actuar, sí que podemos dar algunos ejemplos. A mí me persiguen por todos los dosieres, en todos los dosieres sale mi nombre, otros no salen. Hay personas que van muy encendidas que no tienen ningún problema, no salen en ningún dosier. Por alguna cosa es, porque nosotros no nos hemos dormido, ni el Consell de la República, ni el trabajo del exilio, ni en el Parlamento Europeo, no nos hemos dormido. Y por eso seguramente nuestros nombres aparecen en todos los dosieres que levantan los jueces españoles. Y, de verdad, sin unidad, sin poder restaurar en una misma mesa la conversación que nos llevó a octubre de 2017, no podremos hacer nada. Con todas las discrepancias, que puedo entender, con todas las críticas, pero creo que nos hemos excedido con la autocrítica, con la autoflagelación... No hemos sido derrotados. Hemos hecho cosas grandiosas con muy pocos recursos.

Pero eso no quita que hay todavía gente enfadada.
Hay gente que está enfadada y gente enfadadísima. Hay gente que seguramente no irá a votar, todavía. Confío en que sean una minoría ya, porque nos jugamos mucho, pero nos jugamos mucho en términos incluso de nación. Y ahora es el momento de mover pieza. Yo he decidido jugármela en parte por eso. Yo no he buscado un plan B, yo no he buscado la seguridad del Parlamento Europeo por si la cosa no va bien. Yo me la juego porque creo que ahora nos la tenemos que jugar todos. Se la juega la número dos. Se la juega la gente que se ha comprometido a ir en nuestra lista y a asumir la responsabilidad de gobernar.