La contundencia que ha desplegado el diputado de Junts Joan Canadell para cargar contra el acuerdo presupuestario de ERC con los comunes ha provocado un malestar evidente en las filas republicanas. Los diputados de Esquerra se han revuelto inquietos a medida que Canadell incrementaba la intensidad de los reproches. Cuando ha advertido a los socios que no podrán contar con Junts si dan "un giro de 180 grados hacia la autonomía", el president, Pere Aragonès, ha dirigido la mirada hacia el vicepresidente, Jordi Puigneró, pidiendo explicaciones. Pero el malestar se ha desbordado cuando el diputado ha advertido que la vía amplia con los comunes es "autonomismo y el preludio de un nuevo tripartito".

En este punto, Aragonès ha expresado su queja de manera ostensible a Puigneró sin esconder la gesticulación de descontento. Acto seguido la mayor parte de los consellers de ERC han abandonado el hemiciclo. Al final solo han quedado en sus escaños el conseller de Ensenyament, Josep González-Cambray, y la consellera de Igualtat i Feminismes, Tània Verge.

De hecho, aunque se escuchaban algunas expresiones de apoyo más allá incluso de los aplausos, también entre los escaños de Junts ha habido quien ha optado por no aplaudir y por hacer evidente el malestar por la forma como el diputado ha mostrado la opinión de Junts.

Durante la intervención, Canadell ha asegurado entender las dudas de la CUP porque Junts también las tiene, y ha admitido que tiene razón cuando habla de que el procés ha quedado situado en una fase de estancamiento. Ha aprovechado para reprochar que los republicanos quisieron pactar antes la investidura con la CUP que con Junts, ha ironizado que aquel pacto entre republicanos y cupaires "ha durado poco" y ha atribuido esta situación a que "los acuerdos hechos con prisas no siempre son la mejor solución. Canadell ha reclamado también saber si se mantiene en pie el compromiso de Aragonès de someterse a una cuestión de confianza a mitad del mandato.

 

En|A la imagen principal, el presidente, Pere Aragonès, durante la intervención de Canadell