Albert Batlle, ex-director general de la policía que propuso Josep Lluís Trapero como mayor, ha desvinculado al jefe de los Mossos d'Esquadra de cualquier estrategia independentista del Govern. Batlle propuso a Trapero para dirigir el cuerpo con criterios estrictamente profesionales pese al posicionamiento en contra de algunos miembros del Govern y ha defendido que nunca hubo ninguna intención de cruzar las líneas de la legalidad para conseguir la independencia de Catalunya.

A preguntas del fiscal Pedro Rubira, Batlle ha explicado la necesidad de que el cuerpo tuviera un mayor como ya había tenido en sus inicios con Joan Unión: "Había que recuperar esta figura que yo no entendí por qué se había suprimido".

 

 

Olga Tubau, abogada de Trapero, ha querido ir más allá y ha preguntado si la propuesta de que fuera Trapero el mayor fue bien acogida. Y Batlle ha explicado que no era visto con buenos ojos porque no lo veían un comisario en quien confiar la estrategia de los Mossos d'Esquadra para que sacara adelante todo el dispositivo para garantizar el referéndum. Y lo ha explicitado muy gráficamente: "Se hablaba de puñalada trapera".

 

 

El que fuera director general de la policía ha querido dejar claro, también, que quien conocía a Trapero sabía que no lo podían influenciar para mandarle hacer algo. Y ha hecho referencia a una reunión "rara", dijo, que convocó Juan Vidal de Ciurana, secretario del Gobierno. Ciurana le preguntó a José Luis Trapero qué legalidad cumplirían los Mossos. El mayor respondió, dijo Batlle, que "legalidad solo hay una".

A preguntas de la abogada del mayor Trapero, Olga Tubau, Batlle explicó que a pesar de que se había pedido desde el Govern la protección de edificios de la Generalitat como las consejerías, "no se atendió la petición de los edificios de la Generalitat ". Los Mossos solo se encargaban de la protección de los edificios judiciales, el Palau de la Generalitat y, "por motivos obvios", la conselleria de Interior. Escoltaban aquellos edificios sobre los que tenían competencias para hacerlo.

El exdirector de la policía también ha querido dejar claro que la presencia de cargos políticos en los centros de mandos, CECOR, era habitual ante dispositivos de gran envergadura. Y también ha remarcado que en ningún caso se imponían órdenes políticas.

 

 

"Había situaciones de dureza", afirmó Batlle para describir las relaciones entre los mandos del cuerpo y los sindicatos proindependentistas. Y sobre las relaciones con Diego Pérez de los Cobos, Batlle apuntó que ya había tensiones previamente a los preparativos del referéndum. En las reuniones donde se preparaba la Junta de Seguridad de junio "había momentos de tensión".

La dimisión de Batlle

Albert Batlle accedió al cargo de director general de la policía con Ramon Espadaler de conseller. Después siguió un año con Jordi Jané. El verano del 2017, antes de los atentados del 17-A, Batlle dimite. El ex-director general de la policía ha explicado ante el fiscal los motivos de su dimisión, por otra parte conocidos por todo el mundo. Ha hablado de la "incomodidad por la situación que se estaba produciendo en el país" y que tenía el "conocimiento que no contaba con la confianza del Govern en aquellos momentos". Albert Batlle no ha escondido sus discrepancias con el Govern por su estrategia independentista.

 

 

El ex-director general también ha declarado que cuando él terminó pidió a César Puig y al mismo Josep Lluís Trapero que siguieran en sus cargos.

Desvinculando a Puig y Soler

El fiscal a preguntado a Batlle si como director general tenía contacto con Trapero cuando los Mossos hacían tareas de policía judicial. La pregunta buscaba saber si es habitual que el jefe del cuerpo dé información al jefe político sobre las investigaciones judiciales para contrastar si eran pertinentes correos, muchos pocos, que el mayor había enviado al conseller Joaquim Forn y al director general de la policía Pere Soler.

Batlle también ha desvinculado a Pere Soler y César Puig. Primero ha dejado claro que las comunicaciones entre el director general de la policía y el mayor son y tienen que ser habituales. Y después ha querido dejar clara la función del secretario general de Interior, que no tiene nada que ver con la que tiene el secretario de estado. Las funciones están asociadas en todo lo relacionado con las tareas de proveedor de servicios.