El clamor de libertad y contra la represión ha resonado este sábado en las calles de Barcelona, en una concentración que ha llenado la calle Marina desde de la Avenida Icària hasta la Sagrada Familia. La convocatoria, que se había organizado en protesta por la condena del Supremo contra los líderes independentistas, ha recogido también el malestar y la denuncia por las detenciones que se han registrado en las protestas desde que se hizo pública la sentencia.

La manifestación de este sábado, tras el lema Llibertat, se ha dado cita en el mismo lugar donde hace dos años se organizó la marcha contra el encarcelamiento de los líderes independentistas. No obstante, la Guardia Urbana ha cuantificado esta vez la asistencia en 350.000 personas, muy por debajo de la cifra que hizo pública entonces, lo cual ha provocado la protesta pública de Òmnium que atribuye este baile de números al hecho que la responsabilidad política de la Guardia Urbana está ahora en manos del PSC con Albert Batlle.

La convocatoria ha tenido un caracter transversal, que ha querido ir más allá de la reivindicación independentista y apelar a la defensa de los derechos fundamentales vulnerados por la detenciones y recortados por la sentencia. No había políticos en la cabecera y tanto el president de la Generalitat, Quim Torra, el del Parlament, Roger Torrent, y el vicepresident, Pere Aragonès, como los representantes de los partidos han quedado relegados a ocupar un espacio secundario.

Paluzie: respuesta institucional

Desde el escenario, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha asegurado que no se puede aceptar las condenas de entre 9 y 13 años impuestas a los líderes independentistas como tampoco que la respuesta a la sentencia haya provocado más represión. Por esta razón, y después de advertir que el objetivo de la represión es "invisibilizar", ha recordado uno a uno no sólo los nombres de los presos políticos sino también los nombres de los detenidos, que los concentrados respondían con un grito de "Libertad".

La presidente de la ANC ha acabado su parlamento con un aviso: "A más represión, más movilización. Ni un paso atrás".

Antes, sin embargo, ha enviado desde el escenario también una advertencia a los partidos y al Govern. "Nos hace falta urgentemente una respuesta política institucional a la altura del momento histórico que estamos viviendo", ha reclamado. Ha garantizado que desde la calle se seguirá defendiendo todos los derechos, de forma transversal e inclusiva, "pero desde las instituciones hacen falta respuestas".

Mauri: el único camino és la negociación

El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, ha ajustado su discurso al objetivo de la marcha y ha lanzado "un mensaje muy claro" al Estado en el sentido que la represión no puede frenar la voluntad de una parte muy importante de la sociedad. Mauri ha insistido en que este conflicto no se resolverá "ni con jueces ni con más represión".

"El único camino es la negociación política, nunca se puede ahogar el diálogo", ha advertido, después de asegurar que no se puede permitir que haya "casi 50 personas encarceladas y más de 1000 personas perseguidas por la justicia". "Los presos tienen que volver a casa. Ya basta de represión", ha remachado.

Bragulat: Seguiremos determinados

En nombre de las familias de los presos, Blanca Bragulat ha recordado el talante pacífico del movimiento independentista que el 1-O va llevó a las urnas a más de 2 millones de personas. "Hemos sido, somos y seremos un pueblo que afronta las injusticias y la represión con valentía y coraje, siempre desde el pacifismo y la no violencia", ha subrayado.

La esposa de Jordi Turull ha llamado a reivindicar "hoy y siempre" a los presos, los exiliados y todos aquellos que están sufriendo las "razzias represivas".

"Ninguna sentencia por muy dura que sea cambiará las aspiraciones políticas de millones de ciudadanos, que seguirán determinados y firmes para defender sus convicciones. Que ni la injusticia ni la represión nos pare en la defensa de nuestros derechos, en defensa de la libertad", ha reclamado.