El expresidente del Gobierno y del Partido Popular, José María Aznar, ha culminado este martes el proceso de confrontación creciente que hacía años vendía gestando hacia su sucesor, Mariano Rajoy. Aznar ha renunciado a la presidencia de honor del partido, aunque ha anunciado que mantendrá la militancia en la formación. El gesto llega el mismo día en que el secretario de organización, Fernando Martínez Maíllo, presentaba en Génova la ponencia política, es decir, la forma para escoger orgánicamente al futuro líder, la ideología y el programa.

Fuentes del Gobierno han explicado a El Nacional que no creen que el próximo congreso del partido, los días 10, 11 y 12 de febrero, tenga que ver con la decisión, pero que "debía explicarla". El propio Maíllo había dicho horas antes que el expresidente de Honor no necesitaba ser invitado a la reunión, porque su status le permitía ir. Ahora bien, el argumento de Aznar para dejar la presidencia de honor es que no es posible de compatibilizar el cargo con ser presidente de un órgano independiente. Eso pasa porque Faes y el PP se desvincularon hace unos días.

De forma silenciosa, la decisión llega en un día de mucha actividad parlamentaria. En los pasillos del Congreso, el expresidente del Congreso, Jesús Posada, dice ver "coherente" la decisión, y la vicesecretaria de Estudios del PP, Andrea Levy, ha pedido en el Parlament que se le respete, porque para mucha gente del PP "seguirá siendo un referente, y seguirá vinculado al partido". Y en el Senado, Pedro Sanz ha reconocido su trayectoria, pero ha insinuado que los tiempos de Rajoy son más convulsos. "Todo lo demás es agua pasada" ha cerrado.

La Operación Diálogo

Precisamente, la renuncia de Aznar ha sido comunicada a Rajoy por carta, y también a través de una llamada, en un momento en que las relaciones entre PP y Faes estaban tocadas de muerte. El motivo: la Operación Diálogo y el artículo profundamente crítico que el expresidente escribió en relación con la tarea de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Aznar se sublevaba contra las palabras de Santamaría en una radio días antes, donde denunciaba que había sido un "error" que PP y PSOE no hubieran llegado a un acuerdo con el Estatut de Catalunya.

Indignado, el expresidente recordó que el mismo Rajoy participó activamente en la recogida de firmas, que permitieron que más tarde el Tribunal Constitucional dejara sin efecto la ley marco catalana. Esta siempre ha sido considerada como un punto de inflexión en las relaciones entre Moncloa y Generalitat, y que avivó la pujanza del proceso soberanista. Pero en opinión de Aznar, se habría hecho una tarea razonada, porque el Estatut presentaba "síntomas de inconstitucionalidad". "No tendría que prescindirse de una historia reciente" decía, sobre la vicepresidenta.

Frente al ataque a su mano derecha, Rajoy pidió al PP "no hacer ruido" con el tema, según fuentes próximas a presidente. El malestar se preveía creciente, pero todo el mundo cerró filas. Rajoy guardó silencio aquel mismo día, y siguientes. "Nada que decir" fueron sus palabras. Pero entre pasillos del Congreso, miembros del PP se quejaban. ¿"A qué viene ahora esta crítica"? decían, considerando que la "coz" que les daba Aznar era innecesaria. A su parecer, la Operación de Santamaría era la única vía para desencallar la situación con Catalunya.

La carta, reproducida a la web del expresidente de honor del PP, es la siguiente:

Barberà, Montoro, investidura

Catalunya es sólo la excusa en un largo historial de reproches por parte de Aznar a Rajoy. El precedente anterior fue hace unas semanas, cuando la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, murió de un ataque al corazón en un hotel madrileño 48 horas después de haber declarado en el Tribunal Supremo por un presunto caso de corrupción. La circunstancia se produjo después de que hubiera tenido que dejar "el partido al cual había dedicado toda su vida", como denunciaba Aznar en una carta. El expresidente lamentaba que eso fuera a instancias de los reproches de sus compañeros, que la habrían dejado sola.

La situación de ingobernabilidad en España también fue motivo de queja. Hace unos meses, él y Rajoy coincidieron en un seminario del escritor Vargas Llosa, donde casi ni se miraron. Entonces, el expresidente de Honor afirmó que había que dejar paso "a los nuevos liderazgos, capaces de ejercer una tracción social, moral y política a la altura de los desafíos." No fue una alusión directa, pero la cita venía después de que los populares hubieran perdido 3'6 millones de votos y Rajoy rechazase ir a la investidura.

Además de críticar a Santamaría, Aznar también lo hizo antes con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Sobre Montoro, anunció que quería denunciar la Agencia Tributaria por revelación de datos. Eso pasó por defender así el derecho de confidencialidad que asiste a todo contribuyente, después de publicarse que el organismo le hizo una comprobación fiscal. Incluso, el expresidente lamentó en una ocasión la política económica, afirmando que hacían falta más "disciplina fiscal" y reducción del gasto público. En cambio, Montoro ha subido los impuestos este año.