Bilateralidad completa entre gobierno vasco y español y volver al modelo 100% foral que había hace tres siglos. Esta es la apuesta del lehendakari del PNV, Iñigo Urkullu, que ha hecho suya la historia del País Vasco para ponerla en valor y ser el modelo que inspire las nuevas relaciones con el Estado y las que se acaben marcando en un nuevo Estatuto con que se trabaja y substituirá el del año 1979: "Planteo un reto compartido, llegar a un consenso sólido entorno un proyecto de autogobierno que satisfará las necesidades básicas, relanzará Euskadi. Tenemos la oportunidad de llevar a cabo el autogobierno", ha declarado desde el parlamento vasco.

Algunas de las medidas son, en el aspecto económico, una nueva forma de Concierto Político Vasco que sea todavía más extensivo al Concierto Económico ya existente y va de acuerdo en "el estatuto, la constitución, permita el reintegro foral lleno, es decir, derogar definitivamente las leyes de abolición florales y retornar a la soberanía anterior a 1839. El objetivo es consolidar un sistema político de convivencia". Eso, añade que tiene que comportar un reconocimiento de la "realidad nacional" y se consolide una "relación bilateral con el Estado".

Volver al siglo XIX

Urkullu recuerda que todo eso fue retirado a raíz del Convenio de Bergara de 1839. Si nos remitimos a la historia, este fue firmado por el general Espartero y el general Maroto que va significó el final de la primera guerra carlista, de 1833 a 1839. Un mes después del Convenio, las Cortes españolas confirman, mediante la decisión cláusula "sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía", los fueros vascos. El dirigente del PNV se presentó a las elecciones de 2020 con la promesa de una consulta sobre uno "nueve estatus", hitos todavía no alcanzadas pero sí han ido siempre acompañadas de grandes cambios en términos administrativos o de presupuesto.

Urkullu tira de cronología para reiterar un único objetivo: "mantener la intención de avanzar en las transferencias marcadas por el Gobierno". Mientras que los socialistas vascos echan pelotas fuera y consideran que este no es un objetivo prioritario, el lehendakari juega una carta mayor para alcanzar sus objetivos: el Gobierno de Pedro Sánchez, con el que ya tiene pactada la transferencia de Prisiones para el 1 de octubre y con las cuales confía seguir recibiendo transferencias pendientes del Estatuto de 1979 de aquí a finales de año.

Todo, con la advertencia de algunos incumplimientos que consideran que se tienen que resolver de forma inmediata. Así pues, también ha presentado un libro de 700 páginas donde se detalla "la erosión silenciosa" de algunas competencias pendientes de restablecer o reforzar.