Barcelona / 30-10-15 / Retrato de Antonio Baños, de las CUP, después de una entrevista. / Foto: Sergi Alcazar Badia

Antonio Baños es un hombre gracioso y juvenil, que parece más resistente a la alegría efervescente y pasajera de las noches de farra que al culo de hierro y al instinto asesino que pide la política. Las gafas de mandarín y la barba de bohemio le dan un aire de intelectual antiguo o de estudiante eterno, sobre todo cuando sonríe y se le marcan los hoyuelos de buen chico en las mejillas. Su manera de vestir, a medio camino entre el modernismo catalán y el casticismo madrileño, hace pensar en aquellos dandis de barrio que todo el mundo saluda y que siempre encuentran a alguien dispuesto a pagar sus copas o a escuchar sus chistes.

David Fernàndez cree en santos y mártires y tiene una idea del fracaso melodramática y redentora. Fernàndez cree que los perdedores hacen avanzar el mundo. Baños es un epicúreo que lo sacrificaría todo –o casi todo– para proteger su libertad y sus pequeños placeres de cada día. Fernàndez conectó con el país porque tiene un aire de hombre sufridor y comprometido. Baños parece un perdedor de oficio, un hombre sediento de amor que busca en el romanticismo de las causas imposibles una manera de sentirse acompañado y de disimular la mala opinión que tiene de él mismo. Si Fernàndez gusta porque se toma a pecho la tragedia de la vida, Baños conecta con el país porque disfraza de ironía y de consignas revolucionarias un complejo de inferioridad social y nacional compartido por mucha gente.

Parece un perdedor de oficio, un hombre sediento de amor que busca en el romanticismo de las causas imposibles una manera de sentirse acompañado

Baños ("mi patria es la Meridiana") no se explica sin la huella que la Gauche Divine y Pasqual Maragall dejaron en la cultura urbana del país y en la Barcelona destruida por el franquismo. Si Fernàndez no se explica sin el independentismo vasco, el nuevo líder de la CUP forma parte de un mundo de clase media-baja que ha mimetizado la épica de aquel progresismo pijo de la transición que, para disimular su impotencia y su castellanización, pretendió que incluso la miseria se puede comprar o convertir en una experiencia atractiva. La nueva figura de la CUP, que dice que es un catalán auténtico porque todos sus antepasados son de origen extranjero, tuvo un abuelo de la CNT y otro falangista. Su madre se llamaba Liberty y fue la primera niña que llevó pantalones en Nou Barris y Sant Andreu.

Nacido en 1967, Baños llega al Parlament después de dedicarse al periodismo durante más de veinte años sin haber fijado compromisos laborales estables. Licenciado en la Universitat Autònoma, ha colaborado en medios del sistema español como Ajoblanco, La Vanguardia, El Periódico, ADN, Público, Qué Leer, Diario.es, La Marea, La Sexta, Cadena Ser, Onda Cero y algunos otros. También ha escrito para en revistas marginales con nombres raros como Apnea, Vida Apícola o Panadería y Molinería. Hablando de la época de Ajoblanco, su director más conocido, Pepe Ribas, declaró que Baños es un hombre que necesita desaparecer de vez en cuando sin avisar. Para ilustrar que es un hombre que no se deja amargar la fiesta, Antonio Lucas recordaba en un artículo en El Mundo que Baños publicó una crónica de un concierto de rock que, en realidad, no se celebró nunca a causa de la lluvia.

Forma parte de un mundo de clase media-baja que ha mimetizado la épica de aquel progresismo pijo y provinciano de la transición

Repasando la vida profesional de Baños, parece que el nuevo independiente de la CUP no es sólo un hombre que va de flor en flor como una mariposa. Como opinador ha vivido de dar lecciones sobre todo aquello que descubría y a menudo ha parecido que era más inteligente y que tenía más razón que los especialistas. Es la impresión que da en libros como La economía no existe (2009), Posteconomía (2012), o La rebelión catalana (2013). Eso sí, siempre escribe con mucha amenidad e ingenio y seguramente más por ganas de jugar, que por pedantería. En un país de gente tan susceptible y sufridora, Baños tiene la gracia de que no es perfeccionista, ni parece tener ningún interés en profundizar en nada –quizá porque considera que la profundidad no existe–. Este pasotismo estilizado de poeta que ofrece un verso a cambio de un anís gratis también es el aire que respiran las canciones de su grupo Los Carradine.

Yo creo que si Baños no es de derechas es porque no nació rico y que si ahora es independentista es porque, actualmente, esta es la manera más eficaz de atacar el orden establecido sin perder la alegría. La CUP lo ha utilizado como cebo para moderar su imagen de partido dogmático, igual que David Fernàndez sirvió en su momento para guiñar el ojo al activismo. Teniendo en cuenta que Baños parece más adecuado para animar una fiesta que para negociar unos presupuestos, es difícil de creer que la elección de la CUP es inocente. A mí, me cuesta no ver en él la encarnación de la psicología de un país que se empieza a preparar por si acaso hay que embellecer otra derrota.

La CUP lo ha utilizado como cebo para endulzar su imagen de partido dogmático, igual que David Fernàndez sirvió para guiñar el ojo al activismo

La relevancia política de Baños, como la de Gabriel Rufián, no se explica sin esta Catalunya que pide perdón por existir y que necesita sentirse validada por la cultura castellana y el discurso políticamente correcto. Ninguno de los dos se siente identificado con el nacionalismo remilgado, pero ambos son sobrevalorados por este mismo nacionalismo. Si Catalunya no fuera un país colonizado, seguramente Quim Arrufat o Anna Gabriel habrían ido de cabezas de lista –sólo hay que comparar sus currículums–. Pero si las chicas guapas del unionismo intentan tapar el fantasma de la Guardia Civil, los chicos de moda del independentismo también hacen su función en este mundo de simulación y encubrimiento.

En fin. Después de participar en las manifestaciones de Génova y de Barcelona contra la globalización o de hacer de escudo humano en la Franja de Gaza y en Iraq, para Sadam Hussein, Baños ha aterrizado en el independentismo catalán. Ojalá esta vez la causa que ha escogido para divertirse y subirse la autoestima tenga una pizca más de suerte.