El próximo 25 de septiembre vascos y gallegos están llamados en las urnas. Después de cuatro años donde el panorama político español ha tenido tendencia a la fragmentación y a la falta de gobernabilidad, las dos comunidades históricas van a unas elecciones en que no se esperan cambios muy radicales. Los nuevos aires políticos sólo tienen efectos sobre la izquierda, donde los socialistas y las izquierdas independentistas son los principales perjudicados de las dos marcas blancas de Podemos: En Marea y Elkarrekin.

Pocos cambios en Galicia

Alberto Núñez Feijóo vería consolidado su poder el próximo domingo. Según la media de encuestas ponderadas, el Partido Popular obtendría un 43,89% de los votos, dos puntos menos que hace cuatro años; detrás suyo iría En Marea (23,92%), el PSG (18,51%), el BNG (5,49%) y Ciudadanos (4,11%).

 

 

En número de escaños esto se traduciría en 38 para el Partido Popular (41 escaños en 2012), 18 por En Marea (9 en 2012 con AGE), 15 para el PSG (18), 3 para el BNG (7) y 1 para Ciudadanos (0). El PP, por lo tanto, sólo perdería a 3 diputados mientras En Marea los doblaría a cambio del declive de los socialistas y los nacionalistas del BNG. Con respecto a Ciudadanos, estos parece que a mitad de campaña obtendrían un diputado, según los datos. Estos resultados no son sorprendentes en un feudo del PP, pero se tiene que destacar la penetración de En Marea, que obtiene una notable segunda posición pero demuestra la falta de un centro-derecha nacionalista que ponga en duda la hegemonía popular. Para efectuar estos cálculos hemos utilizado las encuestas de TNS, NC Reporte, Sondaxe, Metroscopia, SigmaDos, Celeste-tel y GAD3.

 

En Euskadi Podemos no puede

Si los populares gallegos no reciben ningún castigo por parte de los votantes, en Euskadi el PNV ve reforzada su histórica máxima cuota de poder. Los nacionalistas vascos no sólo controlan las tres diputaciones vascas y las capitales de provincia, sino que presiden Navarra y encima consolidarían el resultado obtenido hace cuatro años. De esta manera, la media de El Nacional daría un 36,14% para el PNV, un 20,37% para Bildu, un 18,35% para Elkarrekin Podemos, un 11,97% para el PSE, un 9,10% para el PP y un 2,15% para Ciudadanos.

 

 

 

 

La repartición de escaños vasca (hecha en base a las encuestas de IMOP, Ikertalde, Gizaker, Ikerfel, Celeste-tel y SigmaDos.) estaría conformada por el PNV con 28 diputados (27 escaños en 2012), Bildu con 16 (21 en 2012), Elkarrekin Podemos con 14 (0), PSE con 9 (16), PP con 8 (10) y Ciudadanos con 0 (0). A mitad de campaña Bildu queda por encima de la formación liderada por Pilar Zabala y Ciudadanos no obtendría ningún escaño. Con respecto a hace cuatro años los de Iñigo Urkullu se verían con un diputado más mientras que Bildu caería cinco, el PSE siete y el PP un par. Con la bajada de escaños de Bildu y el PSE se repite la misma situación que en Galicia, donde la marca blanca de Podemos se nutre principalmente de la izquierda independentista y los socialdemócratas. Con respecto a Ciudadanos ésta es una situación sorprendente, dado que el sistema electoral vasco sobre-representa en la provincia menos vasquista de todas y donde UpyD obtenía antes su escaño: Álava.

Las elecciones vascas y gallegas suponen una guerra paralela sobre la posible formación de gobierno en España. Con ERC y CDC bloqueándolo todo, los de Mariano Rajoy esperan que el resultado del próximo 25 de septiembre dé alas en el sector socialista favorable a la "gran coalición" entre PP y PSOE. Para este motivo se tendrían que hundir los socialistas en Galicia y Euskadi, una situación que se produce solo de manera parcial y que entrevé la continuación de la incertidumbre política. Habrá que esperarse al próximo domingo para ver si los resultados ayudan o complican los intereses de unos y otros, pero con los datos en la mano no se prevén grandes cambios.