La embajada de EE.UU. redactó un informe de la situación de Catalunya, en las puertas de la primera Diada semitolerada después del franquismo, que se celebró en Sant Boi de Llobregat en 1976, según ha publicado Wikileaks y el mismo Julian Assange ha difundido hoy en un tuit. El cable o informe de la embajada hizo un análisis apuntando que el escenario catalán pasaba a ser el prioritario "en la periferia española", por delante del del País Vasco, a causa del potencial político que detectaba.

"La importancia crítica de la región ha reemplazado la de las volátiles provincias vascas, al final, como foco de atención de la periferia española. Catalunya se ha convertido en uno de los puntos de atención principal de Madrid absolutamente", apunta. Y explica los motivos, según los observadores norteamericanos, con especial atención sobre quién era el president Josep Tarradellas. Entonces el president todavía estaba en el exilio en Saint-Martin-le-Beau (Francia), pero EE.UU. ya tenían conocimiento de que podría tener un papel importante.

Según el informe, en 1976 Catalunya estaba entrando en una situación de "creciente complejidad política", y apuntaba la posibilidad de "desórdenes en la calle" si el Gobierno español, en la práctica el ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, prohibía la Diada. También analizaba la fuerte presencia del PSUC -los "marxistas" - y la posición catalana mayoritariamente favorable a la ruptura política y no a la transición.

El texto incluye un informe del cónsul de EE.UU. en Barcelona sobre quién es Tarradellas. Tarradellas tiene un poder "efímero pero real" en la política catalana, detalla, porque "personifica" el Govern de la Generalitat de la etapa republicana. Destaca que Tarradellas no es marxista y que trabaja por un consell ampliado a fuerzas centristas o de centroizquierda. Después explica que la Diada representa la "reimposición del control de Madrid sobre la región". "La destrucción del primer Estado independiente catalán", narra que dicen.

El informe apunta que existen contactos entre las autoridades españolas y los organizadores de la Diada de 1976, concretamente entre el ministro Martín Villa y los políticos catalanes, "para permitir un acto simbólico que no supere las 2.000 personas" en una ciudad fuera de Barcelona. Seria Sant Boi, en el Baix Llobregat.

Según el texto, todos estos hechos y las otras tensiones con la periferia española suponen que "la reestructuración [autonómica] del Estado español es inseparable del proceso de democratización", y que tanto el gobierno como la oposición españoles están "bajo la presión de las organizaciones regionales".

(En la fotografía, Miquel Roca interviniendo en la Diada de Sant Boi de 1976)