Pedro Ignacio Altamirano (Málaga, 1957), escritor y editor, es el fundador de la Asamblea Nacional Andaluza (ANA), organización que tiene como objetivo la independencia de Andalucía. En esta entrevista, Altamirano nos explica cuál es la situación actual del nacionalismo andaluz, propone una estrategia unitaria para todos los “republicanos” en España y expone la que cree que es la solución a la “parálisis” que vive la política en Catalunya.

En Andalucía ustedes defienden la independencia por muchos motivos: económicos, políticos… pero también denuncian un “genocidio cultural”. ¿De qué se trata?
Lo que se ha hecho es suprimir la historia y la cultura de Andalucía y todo lo que somos los andaluces con el objetivo de españolizar la sociedad. El grado de supresión de la cultura es tal que son muchos los andaluces que hablan de genocidio cultural para hablar de lo sucedido en el país. Las mofas que hemos recibido por hablar de la existencia de los Países Andaluces, los cuales existen a nivel cultural por varias razones lingüísticas como sería el habla con la hache aspirada, nos indica el grado de desconocimiento e incultura que hay respecto al tema. Estamos hablando de que el habla andaluza se ha impuesto por las razones que sean en una determinada zona, que va más allá de la península, ya que también se impuso en América.

Por otro lado tenemos el problema de educación. Es muy grave que los niños andaluces no conozcan la historia de Andalucía. Somos el único pueblo que no conocemos ni hablamos de nuestros grandes pensadores: Averroes, Ibn Battuta, Ibn Gabirol, entre otros. Tampoco podemos pronunciar sus nombres, porque nos secuestraron la lengua. Es de tal magnitud el desconocimiento de nuestra historia en Andalucía que no podemos calificarlo como otra cosa que no sea un genocidio cultural. Y el responsable de esto es el PSOE de Andalucía, que son los que llevan gobernando la nación desde la Transición.

¿El sentimiento andaluz tuvo más fuerza en otras épocas como la II República?
¡Claro! Solo te voy a dar un nombre: Federico García Lorca. Y no nos olvidemos de todos los poetas de la generación del 27. El primer concurso de cante jondo [celebrado en Granada en 1922], que puso en valor toda la cultura andaluza. Manuel de Falla [compositor nacido en Cádiz en 1876], con el nacionalismo andaluz en su música.

A nivel político, cuando se estaba componiendo el Estatuto de Autonomía de Andalucía en 1936, hubo delegados de Badajoz y Murcia que querían pertenecer a Andalucía. Y Blas Infante [considerado el ideólogo del andalucismo] viajaba a estos territorios para gestionar su incorporación. Esto no se pudo llevar a cabo finalmente porque antes vino un hombre bajito con bigote que se llamaba Franco y acabó con todo. Sino, la Junta de Andalucía hoy contaría con las provincias de Murcia y de Badajoz. Y nuestra nación sería completamente distinta si el Franquismo y después el PSOE no hubiera borrado todos los rasgos nacionales y culturales de Andalucía.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, adelantó las elecciones para el próximo 2 de diciembre. ¿Cómo llega a estos comicios el nacionalismo andaluz?
Estas elecciones nos han cogido a contrapié porque el PSOE siempre ha manejado muy bien los tempos. No nos ha dado tiempo a formar todo lo que teníamos pendiente. Así que la ejecutiva de la coalición Andalucía en Marcha -movimiento que agrupa todos los partidos andalucistas- ha decidido que no se presentará a estas elecciones. Creemos que estos comicios no son los nuestros, no son los del nacionalismo andaluz. Nuestras elecciones serán las de dentro de cuatro años. Nuestro proyecto es a largo plazo y queremos ser serios y responsables y transmitirle al pueblo andaluz que no haremos las cosas de prisa y corriendo y de cualquier manera. Hay que entender que el andalucismo lleva sin existir casi 40 años, con la excepción de algún momento de brillo del Partido Andalucista. Por lo tanto, no podemos intentar llegar a las instituciones de la noche a la mañana. Es imposible, y más con un PSOE omnipotente que te tapa continuamente. Un buen ejemplo de esto es que Canal Sur no nos ha dedicado ni un segundo, nunca.

¿Qué acciones se llevarán a cabo durante la próxima legislatura en la que no tendrán representación en el Parlamento andaluz?
Nuestra situación es como un iceberg. El nacionalismo andaluz, a nivel electoral, es aún la punta de ese iceberg. No se ve, o se ve muy poco, pero debajo hay muchísima gente que está apoyando el proyecto y, sobre todo, muchísimas fuerzas políticas que están empezando a sumar fuerzas. Nuestra coalición ya cuenta con siete fuerzas, y algunas de ellas son el Partido de los Trabajadores Andaluz, el Partido Comunista del Pueblo Andaluz, el Partido Musulmán… Esta suma de pequeñas fuerzas ya empieza a ser una fuerza considerable. Así que tenemos que ser pacientes y pensar en las elecciones de dentro de cuatro años, y que antes habrá unas municipales donde ya tendremos más fuerza y las cuales nos pueden servir para impulsarnos de cara a las elecciones que vengan.

El único Estatuto preparado para hacer una reforma federal de la Constitución española es el andaluz

Si alguna vez el nacionalismo andaluz llegara al poder en Andalucía, ¿el primer paso hacia la independencia sería empezar a negociar un referéndum con España?
En este aspecto hay que tener claro que los andaluces tenemos algo anticipado ya. Nosotros ya hicimos un referéndum el 28 de febrero de 1980 y ya somos un sujeto federal, un sujeto político. El único Estatuto preparado para hacer una reforma federal de la Constitución española es el andaluz. El planteamiento de Andalucía a una hipotética independencia es completamente distinto al caso catalán. Nosotros ya hemos dado un paso que Catalunya no ha hecho. La negociación con el Estado sería una renegociación sobre qué tipo de implicación tiene Andalucía con España. Porque nuestro Estatuto ya reconoce Andalucía como una nacionalidad histórica vinculada al Estado español a través de la Constitución de 1978. Así que nuestro camino hacia la independencia es completamente distinto al que ha hecho Catalunya.

¿Pero igualmente este camino hacia la independencia debería pasar por un referéndum?
Todo tiene que terminar pasando por un referéndum, por preguntar al pueblo qué es lo que quiere. Esto es la democracia. Y eso es de lo que no se entera el Estado español.

¿Con un gobierno con Pedro Sánchez, Pablo Casado o Albert Rivera, cree que se podría conseguir este referéndum? Aunque exista este reconocimiento de la nacionalidad histórica de Andalucía en su Estatuto de Autonomía…
Con un Gobierno español en las manos de Sánchez, Casado o Rivera habría que conformarse con que no te metan en la cárcel. Por eso creo que hay un trabajo previo a hacer en el que tendrían que estar implicados todos los demócratas del Estado español. Y es que habría que sumar fuerzas desde todas partes del Estado para impedir un Gobierno con estos dirigentes y para forzar al Estado a modificar aquellos artículos de la Constitución que nos permitan hacer un referéndum. Siempre digo que aquí no va a haber ninguna independencia si antes los republicanos no nos ponemos de acuerdo en trabajar juntos. Lo ideal sería crear una lista común para las próximas elecciones europeas y españolas con el fin de conseguir el máximo número de diputados republicanos. Porque si vamos todos por nuestro lado, al final gana el centralismo. Este ejercicio de solidaridad y de confederalismo ya se tendría que estar hablando y negociando. Las próximas europeas serían la primera oportunidad para llevar a cabo esta alianza.

Con un Gobierno español en las manos de Sánchez, Casado o Rivera habría que conformarse con que no te metan en la cárcel

¿En estas listas también tendría que estar Podemos?
Para eso Podemos primero tiene que aclararse. Tiene que pensar qué quiere ser de mayor. En un territorio dice una cosa y en otro dice otra. Pablo Iglesias siempre habla de Catalunya, Euskadi y Galicia como las nacionalidades históricas, y siempre se olvida de Andalucía. Y cuando viene por aquí también suma nuestra nación como una de las históricas. Cuando se aclaren en este aspecto y en qué modelo de Estado quieren, puede que se pueda empezar a hablar con ellos.

Y si las fuerzas republicanas tan solo sumasen en las naciones históricas, pero en el resto de España siguiese habiendo mayoría del PP, Cs y PSOE, ¿cuál sería el siguiente paso del republicanismo?
Por eso hablo de este primer paso en las elecciones europeas. También hay que tener en cuenta que el sistema electoral es muy injusto porque los vascos con 160.000 votos tienen seis diputados en el Congreso y el andalucismo con 250.000 no tenemos ninguno. En las europeas, con el sistema que hay de circunscripción única, estos 250.000 votos te dan dos diputados. Sumando todas las fuerzas republicanas en Europa conseguiríamos una representación progresista muy considerable de las fuerzas que apuestan por la transformación del Estado español. Y esto es algo que sería muy visible en el Parlamento Europeo.

¿Quién iría exactamente en esta lista?
Todos los que quisieran: republicanos catalanes, vascos, andaluces, gallegos, canarios… Con esto se podría conseguir una visualización a nivel internacional bastante potente que sería mejor que yendo todos por separado. Y, en todo caso, se podría empezar a hablar desde Europa de constituir España como un estado confederal en el que cada uno de los participantes cediese aquella parte de soberanía que quisiera.

Pablo Iglesias siempre habla de Catalunya, Euskadi y Galicia como las nacionalidades históricas, y siempre se olvida de Andalucía

En este Estado Confederal español, ¿qué competencias nunca cedería el Partido Nacionalista Andaluz?
Justicia, Interior, Cultura y Educación. En cuestiones como Infraestructuras se podrían negociar proyectos interterritoriales como es el Corredor Mediterráneo. La clave del asunto es que cada territorio ceda lo que quiera. Es un nuevo modelo de entender las relaciones entre territorios y personas. La idea es que compartamos aquellas cosas que queramos y no las que nos obliguen. Es un modelo del siglo XXI para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan vivir en un estado democrático. La sociedad española está lo suficientemente madura como para avanzar hacia este modelo de estado. Y eso, la clase dirigente centralista lo sabe, y por eso tiene tanto miedo a las urnas y cuando alguien organiza un referéndum, o canta un rap que es una crítica al Jefe del Estado, la respuesta es la cárcel. En esta situación es muy difícil progresar y por este motivo es tan importante la unidad de todos los republicanos.

Respecto a Catalunya, ¿cuál cree que es el principal problema que tiene el independentismo catalán?
Seré muy claro y sincero: no se puede jugar con el pueblo. No se puede sacar a la gente a la calle y prometerles la independencia y que después no ocurra nada. Tengo mucho contacto con la gente en Catalunya porque voy mucho por allí y sé que la gente está muy defraudada. El pueblo de Catalunya se merece que se le dé una explicación. Si tiene algo el pueblo catalán es que quiere mucho su país y es capaz de aceptar la realidad, pero esta tiene que ser explicada. Y en este aspecto se está fallando. Al pueblo catalán se le tiene que explicar qué se está haciendo, qué se está negociando, qué se va a hacer, si se va a seguir adelante, si no se puede y por qué; y si hay que esperar a una reforma constitucional, hay que dejarlo claro. Lo que no se puede estar es organizando una Diada, que fue espectacular, y que después la gente se vaya a casa preguntándose que para qué sirvió. Hoy las revoluciones no necesitan muertos, y la violencia no es admisible. Pero sí que requieren sacrificios personales y políticos. No podemos paralizar un país porque un señor esté fuera o esté en la cárcel, con todo el respeto a Oriol Junqueras, a quien le mando muchos ánimos. Porque el objetivo deber ser Catalunya, debe ser la República. Y los sacrificios son personales, y si no estamos dispuestos a asumirlos no se llegará a ningún lado. Resumiendo, el pueblo catalán necesita que se le explique qué está pasando, cuál es la hoja de ruta y que se gobierne el país, que no se está gobernando.

El pueblo de Catalunya se merece que se le dé una explicación

De las dos hojas de rutas que parece que se plantean ahora: una es la de negociar con el Gobierno de España un referéndum de autodeterminación planteada por JxCat y ERC; y la otra es la de la desobediencia impulsada por la CUP. ¿Cuál es la mejor opción?
La solución es muy fácil, son las urnas. Dejar al pueblo catalán que decida si quiere ser independiente o no. Y es muy fácil, se puede hacer con unas elecciones autonómicas.

Pero mucha gente defiende que ya se votó el 1-O y que ahora hay que implementar los resultados, que es crear la República catalana.
¿Y cómo se implementa eso?

La CUP defiende que el camino es la desobediencia.
Para mí, sinceramente, la solución es volver a ir a elecciones. Y que cada partido proponga cuál es la solución para Catalunya. Incluso desde el independentismo los partidos pueden presentar sus distintas opciones: los que quieren la desobediencia y la DUI y los que quieren seguir negociando con el Estado. Que se expongan los programas y las ideas y que la gente vote.

Abordando el tema del exilio, ¿ve útil el trabajo que están haciendo Carles Puigdemont y los consellers exiliados en Bélgica?
Sin duda, porque están manteniendo viva la llama y mantienen visible el problema de Catalunya. Es una labor muy importante, aunque evidentemente deseamos que todos puedan volver a sus casas cuanto antes. Sin embargo, esto no debe impedir el trabajo parlamentario que creo que debería reactivarse ya mediante iniciativas parlamentarias.