Xavier García Albiol (Badalona, 8 de diciembre 1967) recibe al equipo de El Nacional en su despacho del Parlament de Catalunya. Cordial y próximo en el trato, Albiol se expresa con la tranquilidad de quien sabe que sólo puede ganar. Ha aceptado dirigir el Partido Popular de Catalunya en uno de los momentos más complicados de su historia. Albiol, sin embargo, está convencido de que este es un proyecto con futuro: “Si no pensara que tenemos posibilidades de crecer, no habría asumido el reto. Sé que es difícil, pero que hay una oportunidad”.

Uno de los rasgos característicos de Albiol es la contundencia en el fondo pero sobre todo en las formas. Habla con la seguridad de quien ha conseguido el título, sin pretensiones, pero sumando partido a partido. “Vengo de Badalona, donde siempre que me he presentado a las elecciones como cabeza de lista he mejorado resultados”, recuerda. Hasta ahora, la realidad lo avala. Su lista fue la más votada en las municipales del 2015 y mejoró los resultados respecto al 2011: 4.000 votos más, pasando de un 33% a un 34,5% de apoyo del electorado. Aun así, la alianza de los partidos de izquierdas lo desplazó de la alcaldía a la oposición. Un movimiento que le indignó profundamente y no hizo ningún esfuerzo por disimularlo. Así es él. 

Orígenes

Albiol se afilió al PP de Badalona en 1989. Un año después se convertía en el presidente de la agrupación local y conseguía el acta de regidor; el primero del PP en el consistorio. Hijo de una peluquera catalana y de uno de los tantos inmigrantes que se instalaron en Badalona provenientes de Almeria, estudió en la escuela de la ciudad, El Badalonès, y su altura (2,01 metros) le abrió las puertas de las categorías inferiores del Juventud de Badalona. Empezó Derecho pero nunca acabó la carrera. Está casado y es padre de mellizos. Enamorado del mar y su ciudad, explica que necesita ir al gimnasio habitualmente. “Ahora ya no puedo hacerlo al mediodía y voy cuando puedo. Aprovechando que estos días de Semana Santa la actividad política frena, he podido ir cada día. Me duele todo pero me siento mejor”, comenta mientras camina por los pasadizos del Parlament. El baloncesto lo sigue fascinando, pero apunta que ha tenido alguna lesión y que con la edad ha tenido que asumir que no se la puede jugar en una pachanga.

Jugar fuerte

La ambición a la que ha renunciado en la pista, la proyecta ahora sobre la nueva faceta de coordinador general del PP en Catalunya. Un cargo creado ad hoc por el partido para asegurar que el traspaso de poderes entre Alícia Sánchez-Camacho i Albiol no genera turbulencias. Sánchez-Camacho sigue siendo la presidenta del PP y Albiol lo es de facto, hasta que los militantes lo ratifiquen ya como presidente en el Congreso que se tendría que celebrar este año. Albiol y su equipo niegan que el traspaso de poderes haya generado ninguna tensión. El badalonés concentra los esfuerzos en reforzar el liderazgo dentro del partido y eso también pasa por ganar credibilidad fuera. “Yo estoy en política para jugar de delantero, no de defensa. Es lo que hice en política municipal y lo que haré en política catalana”, advierte.    

Sus rivales políticos le reprochan que no tiene fondo; él replica ondeando la bandera de la gestión como alcalde de Badalona. Lo cierto es que se ganó la confianza y el voto de vecinos que no son votantes objetivos del PP. En la otra cara de la moneda, sin embargo, acumula un extenso surtido de discursos e intervenciones incendiarias, según Albiol mal interpretados, en torno al tema de la inmigración. En 2015, su lema de campaña en las municipales –"Limpiando Badalona"– atizó el debate público. Siempre ha rechazado que lo tilden de xenófobo, pero sí puntualiza que la inmigración irregular es un foco de problemas. 

Sin filtros     

¿Ser un político irreverente en las formas, más que en el fondo, le genera problemas? “Cuando uno dice lo que piensa, la inmensa mayoría de la gente te lo agradece pero es cierto que también te patrocina algún disgusto”, contesta un Albiol a quien la pregunta le arranca una sonrisa cómplice. Asegura que sus salidas no cogen por sorpresa ni a Rajoy ni a los compañeros de partido en Catalunya, “ellos ya sabían cómo era cuando decidieron apoyarme”. Aun así, recuerda la enganchada con el ministro Luis de Guindos a raíz del encuentro con Oriol Junqueras en el aeropuerto de Barcelona. “Tengo mi estilo y me genera problemas, pero también es cierto que yo quiero lo mejor para el PP de Catalunya y mientras sea el responsable, actuaré en consecuencia”, asegura. “Puedo matizar mi actitud, pero no puedo cambiar. Soy así”.