El coordinador general del PP en Catalunya, Xavier García Albiol, analiza el fenómeno del yihadismo después de los atentados en Bruselas.

Usted siempre ha establecido una relación entre inmigración irregular y las posibilidades de que el yihadismo arraigue en nuestra sociedad...
Con la inmigración irregular siempre he sido muy claro, pero yo nunca he establecido esta relación directa con el yihadismo. El problema del yihadismo es mucho más profundo. La inmigración irregular genera conflictos de seguridad, convivencia e incivismo, pero no creo que la principal derivada de la inmigración irregular sea el terrorismo internacional. Sí creo que, ante los episodios de los últimos meses, nos tendremos que plantear muy seriamente qué es lo que está pasando en nuestra sociedad.

A través de la religión, hay unos señores que se dedican a matar personas

¿Y qué está pasando?
Sigo defendiendo que deberíamos preguntarnos si, en Occidente y Europa, el trato a la hora de admitir determinados posicionamientos debe ser el mismo con todas las comunidades religiosas. Obviando si alguna no respeta nuestros valores. Eso no quiere decir que hay religiones que instan a matar. Pero es cierto que a través de la religión hay unos señores que se dedican a matar personas. Eso requiere de una reflexión serena que no se puede plantear tras un atentado, pero tiene que ser valiente y sincera. Desde mi humilde posición de responsabilidad, creo que se debe de afrontar. Si no es así, Occidente como tal puede acabar teniendo un grave problema de seguridad.

El Estado debe controlar los mensajes que se dan en estos espacios de reflexión

¿Eso implica que la administración pública no debe facilitar el culto religioso islámico o la construcción de mezquitas como sí lo hace con otras confesiones?
No, yo defiendo la libertad religiosa sea cuál sea. Pero hay espacios donde, bajo el paraguas de la religión, se generan mensajes de odio y a favor del terrorismo. Sí que creo que el Estado tiene que controlar los mensajes que se dan en estos espacios de reflexión. Insisto, sin embargo, en que ninguna religión fomenta el odio. En cambio, hay unos señores que en base a preceptos religiosos se dedican a matar otros. Si estos mensajes se lanzan desde determinados espacios religiosos, tenemos la obligación de controlarlos.