Una carga heroica de Albert Rivera, que se enfrentó a solas a la perversa máquina de manipular de TV3 y salió vencedor. Esa es la impresión que queda tras leer las informaciones de los diarios de Madrid sobre el numerito provocado por el presidente de Ciudadanos en Els Matins de TV3. Para variar, esa sensación no procede de lo que dicen sino de lo que no dicen.

De salida, ninguno explica el origen del pique: que Rivera no quiso responder una pregunta sencilla y directa de la presentadora, Lídia Heredia, en el contexto de la agresión al cámara de Telemadrid a quien, en un acto convocado por Cs, habían tomado por un trabajador de TV3. "¿Yo, o cualquiera de mis compañeros, puedo venir tranquilamente a una manifestación convocada por Ciudadanos"?, dice ella, y añade: "tengo que preguntarle si, en cierta manera, ustedes nos han puesto en la diana".

Rivera sale por la tangente y, ante la insistencia de Heredia, salta con la acusación de que TV3 es un "aparato de propaganda separatista", que "miente" y "manipula cada día". El político tampoco supo aportar prueba concreta de sus acusaciones, tal como la conductora le pedía. En cambio, quiso dictarle las preguntas que le tenía que hacer. Esta actitud tiene un gran maestro, una estrella de la telerrealidad:

Los titulares de los diarios, sin embargo, son todos de parte. "Albert Rivera acusa a TV3… (El Mundo); "Tenso encontronazo de Rivera con una periodista de TV3" (ABC); "Bronca de Rivera en TV3…" (La Razón); "Rivera acusa a TV3…" (El Confidencial); "Rivera le canta las cuarenta a TV3…" (El Español); "Rivera acusa a TV3…durante una entrevista en la cadena" (InfoLibre). El País aun actualizó su nota pasada la medianoche: "Los separatistas acusan a Rivera de "mentir" y "provocar" tras su denuncia de manipulación en TV3". El digital Público hizo al menos el esfuerzo de equilibrar el titular: "Rivera carga contra TV3 y la periodista replica: "La próxima vez traiga usted el cuestionario".

Excepto El Independiente, ni una sola de las cabeceras madrileñas menciona la nota del consejo profesional de TV3.

Tampoco ni un solo de los diarios presenta el ambiente agresivo contra TV3 y otros medios de la Corpo, que desde hace muchos meses promueve Cs, entre otros. Explicar este contexto ayudaría a situar mejor el show de Rivera y sus consecuencias. El año pasado, la jefa de la oposición, Inés Arrimadas, se enganchó con Lídia Heredia a Las Mañanas y con Laura Rosel en FAQS. Los tertulianos de la órbita de Cs se retiraron de los medios públicos catalanes acusándolos de manipuladores y de "circo independentista". El diputado de Cs en el Congreso, Juan Carlos Girauta, tildó a TV3 de "engranaje clave del golpe de estado". Otro diputado naranja, David Mejía, lo calificó en el Parlament de "Gran Hermano del procés".

De la boca a las manos

Así pues ¿qué podía salir mal? Pues agresiones como la que sufrió una periodista de TV3 que cubría la manifestación unionista del 8 de octubre de 2017, a la que acosaron ("¡puta! ¡zorra!") antes de golpearla con un palo. El 29 de octubre, un asistente a otra manifestación unionista en Barcelona agredió a un periodista de El Nacional que se interpuso entre el agresor y un trabajador de TV3. O el sitio de Catalunya Ràdio por esos mismos días. Etcétera.

La situación ha llegado al punto que los periodistas de la emisora que cubren actos de Cs "se ven obligados a valorar la adopción de protocolos de autoprotección pensados sólo para actos de fuerzas extremistas", como señalaba este viernes el consejo profesional de la cadena.

¿De todo esto, pueden decir algo en esos diarios, tan inquietos por la ecuanimidad de TV3 o de Catalunya Ràdio? Por no decir, ni mencionan las cifras que acreditan a TV3. Tienes para dar y tomar. Las tertulias de TV3 fueron las más plurales en los días antes del 1-O. En la campaña del 21-D, la candidata con más tiempo de palabra en las informaciones sobre la campaña de las elecciones al Parlament fue, exacto, Inés Arrimadas. Los que menos, Carles Puigdemont y Marta Rovira. Las emisoras públicas catalanas fueron las más imparciales a la hora de distribuir el tiempo de información por partidos, al contrario que las privadas.

A la vista de todo, el show victimista de Rivera de este viernes quizás le haya servido para ofrecer un relato de caballero victorioso en campo enemigo. No lo ha hecho solo. Tenía cómplices.

Tuiteros ilustres