Desde las elecciones del 28-A, cualificadas por la extraordinaria movilización del electorado progresista estatal, los irresponsables Pedro y Pablo jugaron al más pequeño y necio tacticismo, olvidando de forma patente las exigencias del interés general y el mandato de la ciudadanía, que decidió un gobierno de coalición progresista de mayoría socialista y corregido por una muy cualificada presencia de los soberanistas catalanes, vascos y, en menor medida, valencianos.

La responsabilidad de esta situación se reparte entre PSOE y Unidas Podemos (UP), aunque sobre el PSOE pese la mayor parte, tanto por tener 123 diputados contra los 42 de UP, como por aportar la persona del candidato a presidente del Gobierno del Estado.

Es verdad también que los poderes del deep state y los portavoces mediáticos del Ibex 35 hicieron lo posible para impedir un gobierno de coalición PSOE-UP. Que era la resultante lógica de la decisión electoral ciudadana. De esta manera, la gobernanza estatal quedaba como excepción ante la normalidad de las coaliciones en el conjunto de Europa, en los gobiernos nacionales de Catalunya, Escocia, Gales, Euskadi o Galicia y en otros gobiernos autonómicos o de los länder alemanes.

El tiempo se agota y los irresponsables actores de la izquierda española arriesgan una posible victoria de la derecha española

En lo que sí que concordaron PSOE y UP es en su coincidencia tácita de olvidar pasadas fórmulas confederales (en el caso de UP) y federalistas (Granada 2013, en el caso del PSOE) para comprarle al tripartito de la derecha española su modelo de recentralización uninacional. UP desconocía en julio que las políticas activas de ocupación son de competencia autonómica, mientras el PSOE, en sus 370 medidas propuestas a UP como pacto de legislatura (que este asume como positivas), propugna actuaciones específicas en el ámbito del transporte interior, comercio interior y vivienda y habla de "clarificación competencial", fórmula del politiques unionista-madrileño que significa, como bien saben, más recentralización.

El tiempo se agota y los irresponsables actores de la izquierda española ―UP y PSOE, PSOE y UP― arriesgan una posible victoria de la derecha española tanto más probable cuanto más avance el ya evidente enfriamiento de la economía y cuanto más brote la desmovilización del previsiblemente desencantado electorado progresista.

Mientras tanto, PNV y ERC ejercen el papel que no les toca al ofrecer un cheque en blanco para evitar una victoria electoral de la derecha extremista y tripartita española.