El cambio climático es una realidad, no una opinión. Algo que no niega el papanatismo sobre el calor que hace en verano, que no es igual de ofensivo que el cuñadismo terraplanista, pero va sumando puntos. Como en junio tuvimos en Catalunya una ola de calor e incendios, nos hemos pasado el verano anunciando el infierno y ahora las noticias hablan de gente que se encierra en casa durante semanas esperando a que llegue octubre. Y hemos pasado de llamar a las cosas sombra, piscina, árboles y ventilador a llamarlas refugio climático, que suena más catastrófico.
En cambio, el próximo verano hablaremos de otra cosa. Como seguro que ya saben, en menos de un año, el 12 de agosto de 2026, habrá un eclipse solar total que se podrá ver en toda el área comprendida por debajo de la línea imaginaria trazada entre Lleida y Vilanova y la Geltrú y el norte del País Valencià, así como en Baleares. De modo que en estas zonas ya se esperan miles de personas para ver un fenómeno inédito desde 1905 y que no volveremos a ver —es un decir— hasta 2180.
El otro gran problema derivado del eclipse solar total será el colapso en la AP7
Y, claro, ya se ha desatado una locura colectiva, con pueblos enteros alquilados a un año vista, precios de alojamiento que han aumentado exponencialmente y sin camas disponibles ya en Tortosa, Peñíscola o Morella. La sierra del Montsant, Els Ports o las montañas de Prades serán algunas de las ubicaciones privilegiadas para observar el eclipse. Y como en Barcelona solo se verá parcialmente, aparte del turismo en masa, los precios y la saturación de alojamientos, el otro gran problema derivado del eclipse solar total será el colapso en la AP7. Y si no, tiempo al tiempo.
Y todo por un minuto, porque la cobertura total del disco solar va a durar, como máximo, un minuto y medio. Además de otro inconveniente: el eclipse solar total de 2026 será media hora antes de la puesta de sol, hacia las ocho y media de la tarde. De modo que el sol estará muy bajo en el horizonte y esto puede dificultar su observación, y más si hay cuatro nubes.
Pero vamos, que si algo falla, tranquilos. El eclipse de sol del próximo año será el primero de una serie de tres eclipses visibles desde España hasta el 2028. Fenómeno que ya se conoce como el triplete ibérico, como si fuera un plato de embutidos. En agosto del 2027 habrá otro eclipse total en el sur de la Península y en enero del 2028, uno anular, que se verá desde Catalunya.
Aunque los eclipses solares son eventos relativamente frecuentes a nivel global, se ve que el hecho de que tres sean visibles desde una misma región en un corto período de tiempo es un hecho extraordinario. Además, en marzo de este año en Catalunya ya se pudo observar un eclipse parcial que sirvió de aperitivo de los que van a llegar.
Yo haría volver a Lídia Heredia, protagonista de la mejor retransmisión de un eclipse que se ha hecho nunca, el 8 de abril del 2024 en Pensilvania, con gafas especiales incluidas. Un gadget, por cierto, con el que alguien hará el agosto seguro.