Hombre, perdón, mujer, un poco sí. Pero esto no justifica que desdoblemos en masculino y femenino; esto es harina de otro costal. Y ahora no querría empezar a hablaros del género neutro ni de la estupidez que les ha dado a algunos por decir todes en vez de todos. Así pues, volvamos donde estaba: ¿vivimos en una sociedad machista? Ya te digo. El otro día, sin ir más lejos, estaba tomando tranquilamente un café con una buena amiga y ante nosotros dos coches conducidos por hombres colisionaron suavemente. Ya os lo he dicho todo: hombres, coches y colisión. Resultado: dos machos alfa con la cabeza hinchada y el pecho echado para adelante saliendo del coche con una regla y un compás para medir quién la tenía más grande. No fueron capaces de articular ni una sola palabra; se expresaban con gemidos guturales que aumentaban de volumen a medida que se acercaban el uno al otro. Acabaron, ambos, pecho contra pecho, dando vueltas y disfrutando de sus respectivos alientos viriles, hasta que se les hizo tarde y se fueron por donde habían venido.

Otro ejemplo que demuestra que todavía vivimos en una sociedad machista sería el señor Luis Rubiales, un hombre que cree que puede ir besando a todas las mujeres que le apetecen como si fueran un trozo de carne que ha comprado en el supermercado; que, cuando está contento, se agarra el paquete y se lo sacude ante la realeza si hace falta, y que, por si fuera poco, dijo treinta veces, como mínimo, que no dimitiría porque él era un pobre hombre inocente. No sé vosotros, pero yo ya lo entendí perfectamente la primera vez; no me hacían falta las veintinueve restantes. Y, después de este insulto a nuestra inteligencia, todavía se atrevió a decir que existía un falso feminismo (él, el señor que se sacude el paquete donde le apetece) y que lo estaban intentando asesinar públicamente. Como ven, el machismo no trae nada bueno. Eso sí, la culpa es de Jennifer Hermoso que, tras ganar el Mundial de fútbol, le cogió en brazos y le dijo que le apetecía mucho que la besara.

No conozco a casi ninguna mujer que no haya sufrido algún tipo de abuso sexual por parte de un hombre

Ejemplos como estos, tengo muchos; supongo que, por eso, muchas mujeres hemos terminado normalizando muchas actitudes machistas. No conozco a casi ninguna mujer que no haya sufrido algún tipo de abuso sexual por parte de un hombre. Si no me creéis, preguntádselo a las mujeres de vuestro entorno. La mayoría de las mujeres también sabemos qué es tener que vestirse diferente de como te vestirías por miedo a lo que te puedan decir o hacer, y qué es tener el corazón a trescientos y las llaves agarradas con fuerza en la mano cuando vas sola por la calle de noche y oyes unos pasos detrás de ti. Por no hablar de temas como que cobres menos que un hombre por realizar el mismo trabajo (o mejor hecho) o que no te respeten como deberían cuando tienes un cargo importante o que te digan que eres una histérica cuando tienes la regla o que tengas que demostrar continuamente tu valía o que te consideren una puta si te gusta el sexo y hablas de ello abiertamente, porque me da pereza.

Ahora en serio, ¿qué les pasa todavía a algunos hombres con su paquete? Parece como si toda su vida se redujera a su paquete. ¿Por qué siguen tratando a sus hijas como princesas de películas Disney, virginales e inmaculadas, y a sus hijos (machos) como futuros sementales? ¿De qué tienen miedo, de perder la virilidad? Sería lo mejor que les podría ocurrir. Ya han pasado varios años desde la edad de piedra, y el lenguaje ha evolucionado mucho y nos ha permitido elaborar pensamientos mucho más complejos (aunque, últimamente, parece que vamos hacia atrás) que deberían servirnos para mejorar como sociedad y para dar, al paquete de los hombres, la importancia que tiene, no más.

Por suerte, algunos hombres ya hace tiempo que han abierto los ojos a la igualdad (al menos en algunos países) y no estamos tan solas en esta lucha; pero todavía existen muchas resistencias viriles que hay que derribar y combatir para poder lograr que las mujeres de todo el mundo se sientan libres de ser quienes son y de hacer lo que les apetezca sin que un paquete se meta de por medio.