Magdalena Álvarez, ilustre ministra de Fomento con Mister Magorium Zapatero, dijo una vez: “Estamos cosiendo España con cables de acero”. Se refería, obviamente, al AVE. A Maleni la acaban de condenar a 9 años de inhabilitación, pero no por el patriotismo de alta velocidad, sino por el caso de los ERE de la Junta de Andalucía. Pero Maleni es esa frase. De gran profundidad. “Estamos cosiendo España con hilos de acero”. Y seguía: “Esa es la verdadera forma de hacer país, de defender la unidad de España: coserla con hilos de acero”. Para defender la unidad de España ―qué manía― hay coserla con hilos de acero ―qué obsesión―. Qué poco convencimiento denota esto de la unidad de España cuando te lo tienes que ir repitiendo como un mantra y cuando la tienes que coser con hilos de acero. ¿Quién quiere estar cosido con hilos de acero? Otra cosa es hablar de igualdad de oportunidades o del "hacer país" que ella misma menciona. Pero, ¿la "unidad de España"? Lo que quiere decir, en realidad, es que España ―en la visión hegemónica del nacionalismo español― es todo lo que está unido con Madrid de manera radial. Autopistas, aviones y trenes. España, kilómetro cero. España, capital París, como ha documentado Germà Bel.

Ahora mismo, uno de los pocos, por no decir el único, imaginario común que hay cada fin de semana es la Liga de Fútbol

La sentencia de los ERE ha aparecido, curiosamente, una semana después de las elecciones del 10-N. Unas elecciones, se ha destacado mucho, con 16 partidos con representación en el Congreso! 16 partidos. Muchos de ellos son de eso que se llama representación territorial. El caso más comentado, el de Teruel Existe. Plataforma que se empezó a hacer célebre, por cierto, cuando se empezó a explicar que en Teruel los tractores van más rápido que el tren. El AVE habrá cosido tanto España que tener estación es una obsesión. Pero esta misma estructura radial explica en parte cómo Madrid ha chupado España. La España vaciada que explica tantas cosas. Explica Teruel Existe. Pero también Vox. Y también porque cada territorio ha visto que los dos grandes partidos ya no los defienden y han de enviar diputados "territoriales" a Madrid. Lo hacen los gallegos, los catalanes y los vascos, pero también los valencianos, los canarios, los navarros, los cántabros y los turolenses. Ah, y los melillenses no han entrado por los pelos. Madrid se ha ido. Los que se han independizado de España son los madrileños. O, mejor dicho, el Madrid del poder.

No. España no es el AVE. Al contrario. España eran tres cosas. Y ahora son dos. Lo que de verdad articulaba España era la mili. El servicio militar obligatorio. José María Aznar, que tanto avisa de la balcanización, debería ser consciente de que él se empezó a cargar España cuando la suprimió. Gracias a Carles Campuzano, por cierto, y el pacto del Majestic. Es curioso que nadie se lo reproche. A Aznar, no a Campu. La otra cosa que articulaba España ―y todavía lo hace en buena parte― la veremos dentro de pocos días. Es la Lotería de Navidad. Aquel sorteo en que juega todo el mundo, sea en Bilbao, en Barcelona o en Albacete, con el deseo de ganar El Gordo. Y aquellas imágenes de cada año. Como los turrones El Almendro. En Catalunya Elsa Artadi impulsó La Grossa, pero el Gordo todavía explica España una vez al año. Ahora, lo que de verdad, de verdad, explica España es... la Liga de Fútbol. De hecho, España es la Liga de Fútbol. Ahora mismo, uno de los pocos, por no decir el único imaginario común que hay cada fin de semana. España no es la Roja. Es la Liga de Fútbol. Porque la Liga es lo más parecido a la realidad. De hecho, el Congreso de los 16 partidos, que se parece a la complejidad de España, se parece a la Liga de Fútbol. Son las dos cosas. La España de verdad es la Liga de Fútbol. Y lo único que articula España es la Liga de Fútbol. De aquí el miedo a una Liga europea. El mismo que explica que un día se inventaran el ancho ibérico de las vías de tren, no sea que se pasaran de frenada y se fueran Pirineos hacia arriba.