Que uno de los partidos que hace dos años proclamó la no ejecutada independencia de Catalunya y que desde entonces tiene a su líder en la prisión tenga la llave de la gobernabilidad de España y, no sólo eso, sino que la esté a punto de utilizar, es extraño, paradójico, contradictorio o como le quieran llamar. Pero sobre todo, sobre todo, es política.

De hecho, salvando las distancias —de contexto y de personas— hacer de Bismarck y de Bolívar no es nada más que lo que hizo el que, antes de caer en desgracia por méritos propios, era considerado el gran político catalán del siglo XX, Jordi Pujol. Y haciendo de Bismarck y de Bolívar, se pasó 23 años. ¿El contexto ha cambiado? Mucho. Nadie dice que haciendo presidente a Pedro Sánchez se vuelva al autonomismo. Primero, porque no nos hemos movido de él. Y después, porque es evidente que han pasado cosas que tendrán que situar la política en otro paradigma. Y no dudo de que eso lo tengan claro en ERC, cuando hoy aprueben el pacto.

La foto Rufián-Vilalta-Jové ante Lastra-Ábalos-Illa no es exactamente, por lo tanto, la foto del Majestic. Allí no se negociaba con Jordi Pujol en la prisión, como sí pasa con Oriol Junqueras. Pero sí que me ha recordado —y ya aviso de que no es ni una crítica ni una alabanza, ni intento hacer dobles lecturas— que el líder político actual más pujolista es Oriol Junqueras. Ya lo era antes y ahora ha sumado la épica a su biografía. Porque en prisión se hace política, pero es que la prisión en sí ya es política. Y, para que nadie se enfade —o sí, hagan lo que quieran—, Junqueras es un pujolista, pero también es tarradellista. Que es, justamente, el que más lo diferencia, a él y a su partido, del mundo exconvergente. Sobre todo y, visto lo que ha pasado después del 27-0, intentando evitar la política de bloques y el discurso divisionista. Cosa que sería en el fondo discutible, porque Pujol también hablaba de un solo pueblo. Ahora bien, donde Junqueras es más pujolista es en la voluntad de hacer de pilar central. Ahora se llama ampliar la base. Ampliarla, es verdad, con el viejo sueño de ser la izquierda nacional, atrayendo votantes del área metropolitana alejados tradicionalmente del catalanismo. Trabajo doble porque a muchos les tendrá que hacer volver de Ciudadanos.

Pero ampliándola también a partir de la competencia para hacerse con la tropa de san Pancracio, aquella de pequeños y medios empresarios, propietarios rurales, campesinos, comerciantes y autónomos que le dio la Generalitat a Pujol en 1980. Lo hizo, por cierto, gracias a que tejió alianzas a derecha y a izquierda, con centristas, UCD y ERC, hecho que evitó la victoria del PSC. De la misma manera, volvamos, que Junqueras ha pactado ya a derecha y a izquierda, como el compromesso storico entre la democracia cristiana y el comunismo que los dos conocen. Pujol leía el Corriere della sera. Junqueras se formó en el Liceo Italiano.

San Pancracio. Fijaos en que Junqueras y Pujol son dos cristianos que acaban pronunciando un discurso incluso moralizante y aleccionador. Hasta el punto que el líder de ERC llegó a decir "el junquerismo es amor". Eso sí, Pujol acabó escogiendo la política por encima de su conciencia y Junqueras asegura que si alguna vez entran en contradicción, escogerá la conciencia. Ahora bien, el historiador Josep Maria Fradera ha definido la política catalana como una densa y enrevesada competición de grupos sociales —no todos muy alejados entre sí, aunque quizás más de lo que pensábamos— en busca de expectativas materiales y simbólicas, capaces de ofrecer seguridad, horizonte, relato e interlocución con el Estado. El independentismo no dejaría de ser el último producto de esta competición, aunque sea por interlocutar un referéndum. Ya se verá. Porque a partir de hoy también empieza la batalla definitiva entre Junqueras y Carles Puigdemont. ¡La batalla de san Pancracio entre dos mundos muy próximos y con los papeles cambiados! ERC y JxCAT. Junqueras y Puigdemont. Otro cristiano de base que ha puesto épico a su biografía (pero eso será otra día). San Pancracio es el 12 de mayo. Quizás entonces sabremos quién ha ganado.