Esto del progresismo va por barrios, sobre todo porque, muy a menudo, la apropiación de la palabra no tiene nada que ver con el progreso. Es una especie de talismán que, añadido a cualquier acción política, tiene la extraña virtud de aumentar su valor. No deja de ser sorprendente cómo mantiene su virtuosismo a pesar de la ingente acumulación de fracasos y abusos que se han hecho en su nombre. Personalmente, creo firmemente en la idea del progreso en todas sus variables, personal, económico, valórico..., pero me cuesta mucho creer en aquellos que se otorgan el calificativo de progresistas. En general, dentro de esta categoría se esconden reaccionarios de padre y muy señor mío, con posiciones dogmáticas e intolerantes que nada tienen que ver con el progreso social.

Es el caso que ocupa este artículo en referencia a un nuevo y enésimo manifiesto perpetrado contra un derecho catalán, en este caso en contra del derecho de Catalunya a una financiación propia. El encabezado del texto (en castellano, como Dios manda) es frontal: "contra el 'cupo catalán' y en defensa de la igualdad entre españoles", y todos los titulares de prensa que he leído van en la misma dirección. "Intelectuales progresistas claman contra el cupo catalán y la 'izquierda de salón' que da privilegios a los nacionalistas", escribe por ejemplo El Español. "Intelectuales de izquierda replican al manifiesto pro Sánchez con otro contra el cupo catalán", remacha The Objective. Y después de los titulares, los nombres más granates de la lista "de intelectuales progres". Véase: Antonio Resines, Fernando Savater, Joaquín Leguina, Paco Vázquez, Félix Ovejero, Francesc de Carreras, Gonzalo Bernardos... El resto van en la misma dirección y todos pertenecen al listado de sospechosos habituales del patrioterismo español que abundan en los manifiestos contra la causa catalana. De verdad, ellos sabrán, pero considerar "progresista" a Paco Vázquez o a Ovejero o a Savater, y ya no hay que decir Carreras, debe ser una manera eficaz de desprestigiar el concepto, porque es difícil encontrar gente más regresiva, más reaccionaria y más jurásica que todos estos personajes. "Savater progre", ¡virgen santísima!, pero si supera a Vox en los temas que afectan a España. ¡Y el santurrón Vázquez! ¡Y el ínclito Carreras, ideólogo de Ciudadanos e inspirador del manifiesto contra el catalán! Es cierto que algunos de estos militan o simpatizan —o lo hacían— en can PSOE y en sus proxies, pero eso no les da pátina de progresistas, solo recuerda hasta qué punto, con respecto a la cuestión catalana, el PSOE está lleno de personajes que son la encarnación misma de la carcunda decimonónica. Si añadimos a toda esta patulea de viejos conocidos del anticatalanismo las declaraciones de Ione Belarra y de otros "amigos" de Podemos sobre la gestión catalana de la inmigración, el círculo de los "progres" contrarios al progreso de Catalunya se cierra adecuadamente.

Viejos conocidos que siempre aparecen cuando hay alguna reivindicación catalana o cuando Catalunya intenta avanzar en algún aspecto que mejore nuestra soberanía. Ávidos guardianes del Santo Grial español, siempre dispuestos a perseguir a los herejes catalanes

Ni progresistas, ni sursum corda, simples nacionalistas españoles cargados de naftalina, más antiguos que los escapularios que llevaba Charles de Espagnac, el tiránico capitán general que Fernando VII envió a Catalunya para "limpiarla de liberales", y barrer cualquier síntoma de catalanidad. Son viejos conocidos que siempre aparecen cuando hay alguna reivindicación catalana o cuando Catalunya intenta avanzar en algún aspecto que mejore nuestra soberanía. Una especie de ávidos guardianes del Santo Grial español, siempre dispuestos a perseguir a los herejes catalanes.

Y si los firmantes son viejos conocidos, también lo son los argumentos que utilizan, todo ellos miméticos de todo el resto de manifiestos que se dedican a preservar la sagrada unidad de España. Como muestra, "ataque frontal a la igualdad de los españoles, chantaje político de una minoría secesionista", "fragmentación injusta y opaca del sistema fiscal que traerá desigualdad", etcétera. No hay que decir que toda esta gentecilla no protestará nunca por la desigualdad de que sufren los catalanes en términos de fiscalidad, inversiones, infraestructuras, incumplimientos y el largo etcétera pertinente, seguramente porque deben creer que es el tributo que tenemos que pagar los colonizados catalanes por el inmenso honor de pertenecer al imperio.

¿Saben qué? ¡Váyanse a freír espárragos!