Esta semana se ha producido un hecho, otro más, que por la gravedad de lo que supone y el silencio obtenido como respuesta por este lado del mundo, debería hacernos pensar. El jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, Igor Kirillov, presentó un dosier con la documentación recabada por las tropas en distintos enclaves ucranianos. 

El dosier, que puede consultar aquí, mostraría las pruebas de la implementación por parte de Estados Unidos y sus socios de "programas de doble uso" fuera de su territorio nacional, en el marco de funcionamiento de laboratorios biológicos controlados por ellos, que recibían fondos del Pentágono y de sus contratistas.  

Según detalló Kirillov en su discurso, que puede ver íntegramente aquí, el bloqueo por parte de Estados Unidos a la iniciativa de desarrollar un mecanismo de control en la Novena Conferencia de Revisión de los Estados Parte de la Convención sobre Armas Biológicas y Tóxicas (CABT), confirmaría que Washington tiene algo que ocultar, ya que parece no estar por la labor de garantizar la transparencia sobre las investigaciones biológicas. 

Recordaba el Ministerio de Defensa ruso que hace meses informaron sobre el trabajo que se ha venido realizando por parte de la Universidad de Boston para mejorar las propiedades patógenas del COVID-19, que ha sido financiado por el presupuesto estatal de Estados Unidos, así como de la posible participación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional en la aparición del nuevo coronavirus. 

Señalaron también que el papel clave de la implementación de estos proyectos pertenece a la organización intermediaria "Eco-Health Alliance". Y en este sentido, el Ministerio de Defensa ruso recibió documentos por parte de la Administración de Reducción de Amenazas del Departamento de Defensa de Estados Unidos que confirmaba que, desde el año 2015, especialistas de esta empresa han estado estudiando la diversidad de la población de murciélagos, buscando nuevas cepas de coronavirus y mecanismos para su transmisión de animales a humanos. 

Informan desde el Ministerio de Defensa de que, en el Proyecto de Investigación de Virus Zoonóticos en el Sudeste Asiático, se han hecho una serie de recomendaciones para los empleados de Eco-Health Alliance, como estas "...si como resultado de cualquier experimento se obtiene un virus con más de 10 veces las propiedades de transmisión o patogenicidad mejorada en comparación con una cepa de origen natural, los especialistas deben informar de manera inmediata al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos y al Consejo de Bioseguridad correspondiente". Algo que, según denuncia Rusia, no se ha hecho. 

Sobre la relación del origen del Covid-19 y Eco-Health Alliance, el que fuera su Vicepresidente, el Dr. Andrew G. Huff, declaró bajo juramento ante el Congreso y Senado estadounidenses, y afirmó que el virus del SARS-COV2 fue creado en un laboratorio en Wuhan por Eco-Health Alliance y financiado por Anthony Fauci a través del NIH/NAID. 

En el mismo sentido, apuntando al origen de laboratorio estadounidense, se ha pronunciado, nada más y nada menos que Jeffrey Sachs, quien fuera responsable de la comisión Covid-19 en The Lancet y profesor de Economía en la Universidad de Columbia (siendo uno de los economistas más influyentes según Times, y el "más importante del mundo" según The New York Times). El pasado mes de junio, desde una conferencia en Madrid, afirmó lo siguiente: "Presidí la comisión de The Lancet sobre el covid durante dos años, y estoy bastante convencido de que el virus salió de un laboratorio de biotecnología de EEUU, no tiene origen natural. Después de dos años de trabajo intensivo en esto, creo que es un error garrafal, en mi opinión, de un laboratorio y no de la naturaleza. No lo sabemos con certeza, tenemos que ser absolutamente claros. Pero hay suficientes evidencias para que esto fuera investigado y no se está haciendo. Ni en los Estados Unidos, ni en ningún lado. Y creo que por determinadas cuestiones no quieren mirar debajo de la alfombra”. Podemos observar que voces de reconocido prestigio, apuntan a un escape de laboratorio donde la responsabilidad estaría relacionada con Estados Unidos. 

Kirillov no dejó pasar por alto el Evento 201, que tuvo lugar en octubre de 2019, dos meses antes de los primeros reportes oficiales de la aparición de la nueva infección por coronavirus en China. No cabe duda de que ese simulacro da mucho que pensar, porque todo lo que allí se dijo, todo lo que se anticipó, ha sucedido punto por punto. Y el hecho de que fuera organizado por la Fundación Bill y Melinda Gates, junto al Foro Económico Mundial y la Universidad Johns Hopkins tampoco inspira confianza. Para conocer los detalles sobre este "curioso" evento, puede pulsar aquí.

Sorprende también al Ministerio de Defensa ruso el "alto grado de preparación de los fabricantes estadounidenses de vacunas ARNm para una pandemia de una nueva infección por coronavirus". "Da la impresión de que las empresas farmacéuticas desarrollaron preparaciones de las vacunas con anticipación, pero no pudieron lanzarlas rápidamente al mercado debido a la especificidad del virus". Tal y como denunció Christian Terhes, eurodiputado, en el Parlamento Europeo, la compañía Moderna había estado realizando sus primeras pruebas contra el SARS-COV2 en el año 2017. Pfizer las hizo el 24 de enero de 2020. 

“¿Cómo es posible, que nosotros, el mundo entero, descubriéramos en diciembre de 2019 que había covid o coronavirus, como se llamó, en China, en diciembre de 2019, y el 11 de enero el gobierno de China desvelase la información sobre ADN, un segmento del ADN del virus, al público y tres días después Pfizer comenzase a hacer pruebas para esta vacuna. ¿Cómo es esto posible?” planteaba el eurodiputado a una directiva de Pfizer. Pero no obtuvo respuesta.

Todo lo que aquí se detalla son preguntas hechas en sede parlamentaria, fundamentadas en datos de las propias compañías, que no han sido desmentidos ni explicados. Las afirmaciones y denuncias que se están haciendo desde el Ministerio de Defensa de Rusia son públicas, con los documentos hallados que sustentan sus acusaciones. 

Todo está al alcance de nuestros ojos y, sin embargo, prácticamente ningún medio de comunicación occidental habla de ello. Ni los políticos. Hay un silencio ensordecedor al respecto, a pesar de que lo que se está denunciando es de suma gravedad, esto es: que la pandemia que hemos sufrido proviene de un virus modificado en laboratorio, en investigaciones financiadas por el área de Defensa norteamericano, y que, lejos de presentar la información de manera transparente, se ha preferido generar toda serie de teorías para desviar la atención y sumir a la población en un auténtico desconcierto. 

Además, del beneficio exorbitado de las compañías farmacéuticas como Pfizer, que han firmado contratos leoninos con nuestras instituciones, saltándose todas las pautas de transparencia que deberían haber tenido. Financiándoles con miles de millones de dinero público y eximiéndoles de toda responsabilidad. 

Una cantidad inasumible de irregularidades que, además, han podido poner en peligro la salud y la vida de millones de personas. Y a pesar de que el propio Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha detallado en un informe todos los puntos irregulares cometidos por la Comisión Europea (especialmente por su presidenta, Ursula Von Der Leyen), el silencio sigue imperando. La respuesta que encontramos cuando exigimos respuestas es nula. O, en el mejor de los casos, acusar de "teorías de la conspiración" a quienes afirman que nos encontramos ante hechos que apuntan a una guerra biológica de la que hemos sido víctimas sin que nadie nos haya informado al respecto. 

Expertos como el Dr. Fleming han denunciado públicamente el hallazgo de sus investigaciones, y coincide con la línea de los puntos señalados por el Ministerio de Defensa ruso, por Jeffrey Sachs, por el exvicepresidente de Eco-Health Alliance y tantos otros, en que este virus no procede de un salto de animal a ser humano. Que ha sido modificado en laboratorio y que, podría incluso haber sido objeto de experimento junto al virus del VIH para ser modificado. La declaración jurada donde el Dr. Fleming lo explica puede encontrarla aquí

Después de estas pinceladas, yo le pregunto si todo esto no es lo suficientemente relevante como para que, al menos, se hicieran eco los medios occidentales y los gobernantes. ¿O vamos a asumir como algo normal que, tres años después de un evento que cambió el mundo, no hayamos obtenido todavía respuestas de lo que ha sucedido aquí? ¿Vamos a seguir permitiendo que, a base de censurar, de inocular miedo, de hacernos comprar cosas inservibles —como han sido las mascarillas y los test de antígenos—, de violar nuestras libertades y derechos fundamentales como norma, nos mantengan sometidos y sin información?

Si todo lo que ha leído aquí le parece absurdo, una teoría más de negacionistas, debería hacerse una pregunta: ¿a qué o quién beneficia que usted piense de ese modo ante hechos y documentos contrastados? ¿Cómo es posible que ante evidencias sea más fuerte defender teorías sin base alguna, como la del pangolín o un mercado de marisco donde no se halló ni un solo animal infectado? ¿Cómo es posible que nadie haya explicado la presencia de la SARS-COV2 en aguas de Barcelona, en Italia, o en Estados Unidos mucho antes de que se declarase oficialmente la pandemia, y nadie haya explicado nada al respecto?

A medida que se corría el riesgo de que esta información cobrase forma y saliera a la luz, se ha procedido a censurar a quienes han abierto la boca. Médicos, científicos, políticos,  periodistas. No es que nadie haya dicho nada. Es que quien ha osado a hacerlo, ha sufrido las consecuencias de contar una verdad incómoda que solamente podía ser tapada con manipulación, mentiras y, por qué no decirlo, con un evento mucho mayor y más peligroso que una pandemia. Porque cuando todo se sustenta en mentiras, hay que seguir mintiendo. Y lo de Ucrania mucho tiene que ver en ello. 

Precisamente allí, según ha denunciado el Ministerio de Defensa ruso, se venían realizando también "investigaciones" sobre el SARS-COV2. En biolaboratorios donde se llevaban a cabo experimentos peligrosos, utilizando a personas vulnerables (enfermos psiquiátricos, personas sin techo) para ello.  Señalaba Kirillov que, entre los documentos hallados, se encuentran las pruebas de los experimentos relacionados con la infección por el VIH en 2019 en territorio ucraniano. En este caso se hacían sobre personas de las fuerzas armadas de las tropas ucranianas. Han encontrado también las pruebas sobre ensayos clínicos de medicamentos con efectos secundarios graves. Se realizaron en Lugansk, en el pueblo de Rubizhne. Medicamentos para tratar la leucemia, trastornos mentales, enfermedades neurológicas, epilepsia y otras enfermedades graves. 

A comienzos de 2023 se han encontrado en Lisichanks, por parte de sus residentes locales, un lugar donde se habían enterrado restos de biomateriales pertenecientes a la empresa Pharmbiotest. Las muestras clínicas y los expedientes de los pacientes con sus datos personales fueron enterrados, pero no incinerados ni destruidos, lo que ha servido para poder denunciar lo que esta semana el Ministerio de Defensa ruso ha presentado públicamente. 

Durante este año de batalla, denominada "operación militar especial" por parte de Rusia, los militares rusos declaran haber recibido más de 20.000 documentos, haber entrevistado a testigos presenciales y a participantes en programas biológicos militares estadounidenses. Según Kirillov, "estos materiales confirman el enfoque del Pentágono en la creación de componentes de armas biológicas y su prueba en la población de Ucrania y otros Estados a lo largo del perímetro de nuestras fronteras". El Ministerio de Defensa ruso ha dado ya los nombres de los participantes en estos programas biológicos militares, incluyendo a representantes del Partido Demócrata de EEUU, empleados del departamento militar de EEUU y contratistas del Pentágono. 

Al haberse desmontado estos biolaboratorios en Ucrania, por la presencia de las tropas rusas, se ha denunciado que los experimentos se han trasladado a los Estados de Asia Central y Europa del Este. Se ha denunciado que, como parte de las medidas para restringir las actividades biológicas militares en Ucrania, Estados Unidos está utilizando activamente la base material de las empresas químicas y farmacológicas ubicadas en Polonia y en los Estados bálticos. Para conocer en detalle todos los hechos denunciados puede consultar aquí la nota pública del Ministerio de Defensa ruso.

Los hechos que se denuncian son de tal gravedad, que cuando se conocen, deben ser explicados, como en estas líneas. Por conciencia, por responsabilidad y porque no podemos mantenernos impasibles ante tanto silencio cómplice.