Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez
Francisco de Quevedo


Hace años se publicó Cataconya, libro humorístico de David Duran, que proponía la tesis de conseguir la independencia por la vía ridiculista, la de ridiculizar a España. Es decir, los catalanes (como españoles, según dice nuestro DNI) hacíamos pasar tanta vergüenza a España, ante Europa, que España nos echaba de su reino concediéndonos la independencia. Un grupo de independentistas organizaban una marcha sobre Flandes, de madrugada, irrumpían borrachos en plena ciudad, disfrazados de vikingos con casco de cuernos, con un 'Manolo el del bombo' haciendo el máximo ruido y con profusión de banderas españolas, reclamando la españolidad de los Países Bajos, que dejaron de pertenecer a Castilla con el Tratado de Utrecht.

Paradojas, el Reino de España se ha hecho suya la vía ridiculista. Sólo así se puede entender tanta confusión, tantas pifias, tanta estulticia; empujados por un nacionalismo castizo en el que emerge la figura de Albert Rivera y Ciudadanos. Recordamos que la alternativa al PP, en España, no es el PSOE ni Podemos, es el camaleónico Rivera que se presentó en el Parlamento Europeo en coalición con Libertas, que es una formación de derecha euroescéptica. Con Miguel Duran de cabeza de lista, después procesado por estafar a la hacienda pública; con el apoyo de Intereconomía (¡Arriba España!) y la turbia financiación de un magnate irlandés. La involución en el Estado, que el falangismo sea el que marca la pauta, nos hará sufrir a corto plazo y lo pagarán los presos. Pero a medio plazo, juega a favor nuestro. Esta España es impresentable en Europa y choca contra los principios fundamentales que inspiran la democracia en Occidente. Por eso la apuesta estratégica pasa imperiosamente hoy por coger la bandera de defensa de los derechos y libertades ante el autoritarismo que impregna el Estado. Lo único que nos puede derrotar es que el movimiento republicano bascule también al extremo y pierda la centralidad.

Ya hay al menos cuatro estados que han dejado en evidencia la cruzada de Llarena. El Reino Unido, Bélgica, Suiza y ahora Alemana con sonotone. La caverna tiraba cohetes la víspera saludando efusivamente la posición alemana. Las triunfales portadas, "Alemania marca el camino de vuelta de los golpistas huidos", caducaron con el papel todavía en la imprenta. La cabecera decana, la que fue rabiosamente franquista y nazi, ha respondido titulando "La justicia europea da aire al golpismo". Las cabeceras digitales ultras ya piden abiertamente abandonar la Unión Europea. "¿De qué sirve a España seguir siendo parte de la Unión Europea...?", se preguntan. Afortunadamente, a pesar de todas sus miserias, la Unión Europea no es exactamente como el Reino de España. Entre 'el europeísta' Rivera, "Volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz", la prensa del régimen y el juez Llarena es como volver a la época en que los Pirineos chocaban con la vía de ancho europeo. El retorno a la autarquía, judicial.

Esta España es impresentable en Europa y choca contra los principios fundamentales que inspiran la democracia en Occidente

Si una señora de Reus hace un tuit hablando de Llarena, la fiscalía la empura de oficio y propone 18 meses de prisión. Por el contrario, el ayatolá radiofónico de Madrid instaba a vengarse de Alemania poniendo bombas en cervecerías de Baviera. Y a la fiscalía le da igual. Es increíble. Pero mucho. ¿A ver, magistrado supremo, en nombre de España se pueden hacer llamamientos a poner bombas en locales de ocio? Pues parece ser que sí. Es más, ya ni nos extrañó un fake atribuido a Ciudadanos saludando las palabras del ayatolá con un "Todo nuestro apoyo a un gran periodista y mejor persona. Federico, no estás solo". Y si te dedicas a hacer razzias apaleando a gente, ahora en Artés, la fiscalía (la misma) se hace la sorda. O Ciudadanos igual hace un comunicado diciendo "Todo nuestro apoyo". ¿En qué democracia que se precie serlo se permite? La violencia de la extrema derecha, en Europa, no mola, señor Llarena. En Turquía quizás sí. A ver si al final el DNI sólo nos servirá para visitar Turquía y utilizaremos el pasaporte para pisar las democracias occidentales.

Magistrado Llarena, usted hoy está escribiendo un sumario que se llama Españistán. Magistrado Llarena, usted hoy es aquel conductor que va a 200 por la europista y que piensa que todo el resto de conductores son unos chalados porque circulan en dirección contraria. Magistrado Llarena, se tiene que tener sentido del ridículo. Porque usted representa al Estado en el que yo vivo y que con vuestro retrógrado comportamiento lo hacéis pasar por el Estado fascista que sufrieron mis abuelos. Me da miedo que a ojos de Europa parezcáis el vikingo perturbado del Cataconya que a las cinco de la mañana se pasea por Amberes haciendo sonar un cuerno y bramando poseído que Flandes es España.