El independentismo se ha hecho grande, tan grande que ha ganado cuando más necesario era y cuando más difícil era, en un contexto de elecciones españolas, adverso, y con el fascismo de la derecha española más desbocado y amenazador. Así que ¡a fer la mà!, que dirían a los compañeros de Valencia. Más diputados que nunca, más votos que nunca. El independentismo lo ha hecho con el liderazgo de ERC, con una victoria rotunda, brillante. Esquerra Republicana de Catalunya, la formación que ha liderado esta feliz victoria, suma más de un millón de votos, una gesta inimaginable. En las elecciones catalanas ganó el independentismo, ciertamente. Pero Ciudadanos fue la fuerza más votada. Ahora, en las españolas, en unas elecciones que no nos eran propicias, ERC lo ha petado, sin debate posible. La victoria la ha conseguido un partido que se alimenta de las clases populares del país, que se nutre de cuadros de diferentes tradiciones políticas, que está en barrios y ciudades, en pueblos y comarcas, y que representa una tradición republicana y de izquierdas, limpio como una patena ante el alud de corrupción que ha salpicado a tantas formaciones políticas.

ERC no sólo ha obtenido un resultado brillante en todas las comarcas, ha obtenido un resultado espectacular en los barrios donde más piedra hace falta picar. He aquí el valor doble de este histórico resultado. El apoyo en el barrio de les Planes, de Sant Joan Despí, la ciudad del inmenso Xavier Vendrell, es extrapolable a tantos otros barrios del país, por eso ha ganado ERC y precisamente es por eso que tenemos que seguir sumando y sumando, incorporando una mayoría política y social que hará inevitable la República Catalana.

La victoria de la República pasa sobre todo por seguir fortaleciendo el republicanismo en las regiones metropolitanas. Y este trabajo, arduo, imprescindible para la victoria y para la cohesión social, sólo está en condiciones de hacerlo ERC, con el liderazgo sublime de un Oriol Junqueras que es el artífice de un proyecto de masas, victorioso, que conecta con todo el país. El único proyecto político que puede llevar Catalunya a la República porque es el único capaz de ganar allí donde nunca había ganado el independentismo.

ERC es el único proyecto político que puede llevar Catalunya a la República porque es el único capaz de ganar allí donde nunca había ganado el independentismo

Al mismo tiempo, una cuestión que no es menor, estratégicamente determinante: esta victoria de ERC, del republicanismo, del independentismo, cierra un debate tan contraproducente como nocivo. El independentismo suma cuando es capaz de respetar su pluralidad, cuando es lo bastante maduro para entender que este país es de todas y todos, cuando es capaz de hacer camino sumando gente de diferentes tradiciones políticas, cuando es capaz de abrazar a todo el mundo y de respetar a todo el mundo. El debate de la lista única queda superado, una vez más, por la contundencia de unos resultados. Basta ya de batallas cainitas, basta ya de apuestas que no suman, basta de descalificaciones, basta de forzar a comulgar con ruedas de molinos.

Mi querido Gabriel Rufián lo dice siempre y lo dice con una sonrisa orgullosa: ¡Hemos nacido para ganar! La victoria es de Oriol Junqueras, de todas las presas y presos, de todas las exiliadas y exiliados, pero también de Gabriel Rufián y de todo lo que representa, un hijo del barrio, hijo del pueblo trabajador, hijo de una familia de Jaén que llegó a Catalunya para ganarse la vida y, hoy, para ganar la República Catalana. Gracias, hermano. Te quiero.