Ser un buen influenciador no es fácil, quien os diga lo contrario miente. Ser influenciador es una gran responsabilidad que no todo el mundo puede asumir. Para empezar, debes ser un tipo de persona a la que siempre le pasen cosas —porque, si no, ¿qué les explicarás a tus seguidores?, se aburrirán como una ostra—. No hace falta que sean cosas trascendentales, el tono de voz que utilices y las expresiones faciales que hagas ya las convertirán en trascendentales y emotivas.
Otra cosa muy importante —condición sine qua non para ser un buen influenciador— es que debes tener un armario lleno de ropa y miles de zapatos, para que cuando tengas que hacer vídeos para explicar cómo te vestirás para ir a algún sitio (sea a comer con tus padres o a una gala benéfica para recaudar dinero para influenciadores que necesitan ropa de marca para salir adelante), puedas hacer el máximo de combinaciones posibles.
También es necesario que te compres un kit de maquillaje de última generación y estudies las técnicas más avanzadas de maquillaje para que tu belleza deje atónitos a tus seguidores. Los conocimientos de maquillaje también deben servirte para instruir a todas aquellas personas desamparadas que no saben maquillarse y que viven en una angustia constante porque no saben utilizar el eyeliner.
¿Por qué la gente debe saber qué sientes realmente y que tu vida es horrorosa y triste? La vida ya es bastante dura, no hace falta gritarlo a los cuatro vientos
Y ya para terminar, es esencial que tengas una vida social superguay; da igual si en realidad no es así, pero debe parecer que la tienes (no hace falta que te caiga bien la gente con la que te haces fotos o con quien cuelgas historias en Instagram). Recuerda que también tienes que hacer muchas cosas diferentes cada día y viajar mucho (cuanto más dinero ganes, más podrás viajar). Tampoco es necesario que sean grandes cosas; por ejemplo: puedes estar sola en casa comiendo un plato de judías con patata hervida (porque no tienes amigos), pero, en cambio, hacer un TikTok con varios filtros y emoticonos y decir que hoy te ha dejado el novio por una chica que sabía hacerse mejor la línea de los ojos que tú y que te has ido a pasar un fin de semana a París para superarlo y que ahora te estás comiendo una esferificación de patata y judía en un restaurante de cinco estrellas.
¿Por qué la gente debe saber qué sientes realmente y que tu vida es horrorosa y triste? La vida ya es bastante dura, no hace falta gritarlo a los cuatro vientos. Los influenciadores tenéis una gran misión en esta vida: debéis hacer de este mundo un mundo mejor, lleno de colores y personas atractivas, bien maquilladas y bien vestidas; así el resto de personas sabremos que existe un mundo mucho mejor que el que nos han vendido y que la vida es algo más que nacer, reproducirse y morir. Por eso es básico que no dejes nunca de sonreír, por muy mal que estés, por más desgracias que te pasen... a menos que quieras ganar seguidores a través del victimismo —no es muy aconsejable, pero a algunas personas les funciona—, entonces puedes hacer público que te ha salido un grano en la frente y que lo estás pasando muy mal porque tienes un almuerzo y no sabes qué maquillaje es mejor para esconder el grano.
Es importante que tengas claro que mucha gente va a sufrir por ti y que, por lo tanto, eres responsable de su bienestar. Te aconsejo que intentes hacer directos al menos una vez a la semana para interactuar con tus seguidores y mostrar empatía; pero nunca olvides que tienes que ir bien maquillada y vestida con una buena combinación de ropa. Conozco el caso de una influenciadora que perdió diez mil seguidores de un día para otro porque combinó un pantalón corto verde de pana con un top de algodón ecológico de color amarillo. Sus seguidores nunca le perdonaron esa mala combinación. Dicho esto, os dejo el vídeo que me hizo viral y me convirtió en una gran influenciadora.