Este viernes, la Audiencia de BCN ha hecho pública la sentencia del llamado caso Ester Quintana.

En torno a las 20.30 del 14 de noviembre de 2012, Quintana estaba en la confluencia del Passeig de Gràcia con Casp de BCN porque había ido a la manifestación con motivo de la huelga general de aquel día. Por la zona había incidentes y, en un momento dado, notó un impacto muy fuerte en el ojo izquierdo. Lo perdió.

Después de que la Conselleria d'Interior (y los diversos consellers que han pasado por ella) y los mandos de los Mossos hayan ofrecido varias versiones sobre lo que pasó, un escopetero y un sargento fueron a juicio. El tribunal los ha absuelto de las acusaciones.

Comprobemos los argumentos de la sentencia: 1/ Ha sido imposible determinar qué objeto impactó contra Ester Quintana y, por lo tanto, es imposible saber quien lo disparó, 2/ Ha quedado acreditado que una de las detonaciones corresponde al arma del escopetero acusado, pero en una grabación se oye una segunda detonación hecha por alguien que “es imposible determinar”, 3/ No puede realizarse ninguna afirmación concluyente sobre cuál de las dos detonaciones lanzó el objeto desconocido que causó las lesiones a la víctima, 4/ El tribunal afirma que “lo más probable” es que las lesiones las produjera una pelota de goma, pero “no se puede descartar que fuera un proyectil de foam” (eso que llaman ahora viscoelástico) y 5/ Por lo tanto, como para dictar una sentencia de condena hace falta “certeza y no probabilidad”, absuelven a los acusados.

Las certezas, pues, ahora mismo, son que Ester Quintana perdió un ojo por el impacto de no se sabe qué disparado por no se sabe quién. Y si no se puede acreditar la culpabilidad, ¿estamos de acuerdo en que sería injusto condenar a unos presuntos inocentes, verdad?

Otra cuestión es si desde el primer momento se hubiera visto una diligencia, una colaboración y unas ganas de cooperar. Si hubiera sido así, ahora una parte de la ciudadanía no tendría la sensación de que no se ha hecho lo posible para saber la verdad. Ojo, no digo que se haya hecho, digo que mucha gente tiene esta sensación. Y eso no es bueno para la imagen del cuerpo.

La policía salva vidas y nos protege, pero también comete errores. Es imposible que no haya en un cuerpo formado por 17 mil personas y sometido diariamente a todo tipo de pruebas. Errores voluntarios e involuntarios. Y a veces trágicos. Pero los ciudadanos tenemos que tener la certeza de que cuando eso pasa, se hace lo posible para que se sepa la verdad, se depuren responsabilidades y no vuelva a suceder. Provocar una pérdida de confianza en la policía en nombre de un corporativismo mal entendido, no es bueno. Aparte de ofrecer argumentos a los detractores políticos e ideológicos del cuerpo y de lo que representa. Que hay muchos y muy diversos.

Ah, por cierto, y en el siglo de la imagen, no sea caso que algún día no aparezcan imágenes desconocidas hasta ahora. Y, ojo, tanto inculpatorias como definitivamente exculpatorias.