"Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía"
Ortega y Gasset
Pedro Sánchez está en minoría en el Parlamento y, por tanto, no puede legislar. "Podrá ocupar poltronas, pero no podrá gobernar", Puigdemont lo resumió en pocas palabras. El gobierno está en minoría y en una democracia parlamentaria eso solo tiene una interpretación. No se han activado los mecanismos para desalojarlo, pero si la lógica democrática aún funciona, solo le quedaría por delante la salida de la moción de confianza o la convocatoria de elecciones, porque cuando a uno le dejan solo, cuando la oposición es mayoría, uno carece del poder que esas cortes le otorgaron.
Todo esto que sería tan claro para un europeo cualquiera, hasta para un australiano allá en las antípodas, pretenden volverlo un batiburrillo en el Callejón del Gato en el que habitan los socialistas. Sánchez tiene a Bildu —el único partido que ni amaga con protestar— tiene a Sumar, pero poquito, y a ERC, que se ha amarrado a ellos, incluso para naufragar, y prou. Sánchez ni siquiera tiene a todo su partido, aunque callen como putas, ni a todo su electorado, porque todo tiene un límite. A pesar de ello, parece que bajo su batuta sus huestes han optado por faire semblant, o sea, que van a hacer como si sí y a tirar millas. Imposible. No hay relato que soporte la situación. La cuenta atrás para las elecciones generales ha comenzado. En democracia no hay distracción posible —así llamen a un saltimbanqui— que oculte lo inocultable.
Ahora hacen como que no creen a Junts. Será porque, guste o no guste, los de Puigdemont han dicho siempre la verdad. Si querían una cosa a cambio de otra, lo dijeron. Si ponían condiciones, como la amnistía, a cambio de su voto, luego lo dieron. Si hablaban, lo confirmaban. Si no había nada que hablar, iban y lo contaban. Como me reconocía el otro día alguien muy facha: otra cosa no, pero no podemos decir que no hayan ido siempre a las claras. O sea, lo de decir como promesa electoral que iba a traer al prófugo —porque la Fiscalía de quién depende— para luego amnistiarle es más cosa de Sánchez, ¿o no?
Sanchez está en minoría, y eso no tiene arreglo sino en las urnas
No obstante, insisten en el mantra de que van a seguir dialogando y con la mano tendida y para intentarlo, toman a los de Puigdemont por el pito de un sereno. Vaya actitud prometedora. O sea, que hacen como si no hubieran hablado claramente, como si no hubiera dicho Nogueras que no les van a votar ni esas leyes de Bolaños ni ninguna, como que no han oído que los juntaires se han pasado a la oposición, esa cosa que significa estar contra el gobierno. Reconozcamos que una pequeña parte de culpa la tiene Junts por haber tardado tanto en escenificar lo que muchos ya veíamos: que dejarse arrastrar a apoyar a un gobierno radicalizador y mixtificador que no les daba lo que pedían, que lo que daban se lo daban a Illa y que les llevaba a tomar medidas de izquierda radical tan opuesta a sus votantes, no era una gran idea.
Los de Sánchez viven tan en su propio decorado que consideran que pueden seguir haciendo como que hacen sin consecuencias. A la par, hay una constelación de groupies que le trasladan al mundo que no sé qué leyes se han aprobado en Consejo de Ministros —como si no existiera el Congreso—, que la senda de gasto está en camino, que cambiarán la Constitución para "blindar" el aborto, que si presupuestos y blablabla. La fuerza democrática de la propaganda. Pedalea y no pares que nos caemos. Dientes, dientes que es lo que les jode. No habrá nada porque están en minoría en el Congreso. No hay mayoría progresista de la que hablar ni mayoría sin adjetivos.
Por la otra banda, los voxeros y los más duros del PP también ponen gestito de asco para seguir con la martingala del prófugo, al prófugo no se le cree, solo es un acto más para sacarle cosas al Gobierno y tal y cual y pascual. Esto solo nos reafirma en visualizar quiénes están cómodos con la situación de impasse actual: los del PSOE, los de Bildu y los de Vox, porque hasta los del PNV se dejan caer con evidencias como que sin presupuestos y sin mayoría no se puede acabar una legislatura.
El conteo regresivo ha comenzado. Sánchez no tiene mayoría de sustento ni puede aprobar presupuestos ni leyes ni revalidar decretos ley. Eso para cualquier demócrata es definitivo. Sánchez tiene además otro cúmulo de problemas —judiciales incluidos— que no le van a ayudar. Sánchez desagrada a más pueblo del que agrada, porque los diputados representan al pueblo, no vaya a ser que se les olvide. Sánchez está abocado a convocar elecciones, hasta en Europa se le caería la careta si pretendiera llegar a 2027 en esta situación que no es de debilidad, como reconocen algunos, sino precaria, agónica, imposible. Entre sus propias filas hay gente que masculla por bajinis que no podrá ir más allá de 2026 sin convocar elecciones, que lo único que tiene que buscar es el momento que le sea más propicio.
Dentro de la M-30, sí se deben creer a Junts, porque cuando se planifican cosas para el año próximo casi todo el mundo introduce la variable electoral. Debe ser, como me decía un importante empresario, que ha llegado el momento de elegir enemigo y que considerar que Sánchez se carga la democracia y que Puigdemont es el diablo, todo a la vez, solo consigue apuntalar al primero para que siga escabechando la democracia. Esta ruptura ha sido el primer acto y sólo por serlo, facilita los demás. Puigdemont se va descongelando en algunos corazones, a la fuerza ahorcan, lo que abre nuevos escenarios.
Todo el que se considera más demócrata que militante tiene meridianamente claro que en términos democráticos la legislatura está acabada y que la agonía no puede durar mucho más. Hay gentes impensables agradeciendo a Junts que corte esta degeneración del Estado de derecho, jueces incluidos como paradoja. De una forma u otra, esta legislatura está dando sus últimos coletazos. No le doy ninguna credibilidad a los que afirman, muy fachas la mayoría, que Sánchez no va a desalojar el poder, pase lo que pase. Desde luego que lo hará, porque la democracia ya lo ha de facto desalojado, aunque falte el mecanismo que lo precipite.
Está en minoría, y eso, amiguitos, no tiene arreglo sino en las urnas. Ni una moción de confianza le valdría ahora. A ver cuánto estira la pantomima de que todo sigue igual. No queda otra. El pueblo votará.