De todos los mensajes que han surgido desde las filas republicanas, críticos con los resultados electorales de su partido, el más punzante ha sido el del mítico exalcalde de Les Borges Blanques. Dice Miquel Àngel Estradé, en un tuit demoledor: "Obtener un concejal más en Santa Coloma de Gramenet a cambio de perder docenas en Balaguer, La Ràpita, Barcelona, Solsona, Tàrrega, Montblanc o Lleida y un puñado de alcaldías, es un resultado bien triste. Pero podemos estar contentos porque nosotros trabajamos para la Catalunya entera". Y ha añadido, en un segundo tuit: "Según mi opinión, el independentismo no puede hacer de acólito de la estrategia perdedora de la izquierda española, que nunca, especialmente el PSOE, ha sabido ni querido depurar el ADN fascista que pervive en la sociedad española. Si gobierna PP y Vox, será solo culpa del pueblo español".

Lisa y llanamente, en línea con lo que han dicho Alfred Bosch o Carod-Rovira, Esquerra ha sufrido los peores resultados electorales desde hace doce años, porque se ha equivocado de estrategia, de relato y de alianzas. Bosch lo resume con una frase también incisiva: "Hoy poca gente ve ya a Junqueras y a ERC como víctimas principales de una gran injusticia. Sobre todo después de los indultos, la percepción es que el juego político ha sustituido al moral. (...) Si las siglas independentistas de toda la vida no lo parecen, estamos perdidos". Es decir, y más allá de otras contingencias, como la abstención, parece claro que la estrategia liderada por Oriol Junqueras de abandonar el mandato del Primero de Octubre, anestesiar los medios públicos, reforzar el eje ideológico por encima del eje nacional, desmovilizar a la ciudadanía y enfriar las alianzas independentistas a favor de los partidos de izquierdas —incluida la ruptura del Govern—, toda esta amalgama de renuncia independentista le ha pasado una severa y dolorosa factura. Junqueras ha liderado la falacia de la "Catalunya entera" y el "ampliar la base", y lo que ha conseguido es ceder Catalunya al PSC y ampliar la base socialista. Como ya era previsible y muchos avisamos de que pasaría... Estrategia equivocada, estrategia desmovilizadora, estrategia de fractura y, como demuestran los votos, estrategia de derrota.

El objetivo del independentismo no es el de salvar a España de sus miserias, sino el de irse de España

En este punto, con las evidencias del error monumental de ERC —que ha pagado todo el independentismo—, hay algunas reacciones que llaman poderosamente la atención y que no parecen una rectificación del camino. La primera, la nula autocrítica del propio Junqueras, que se ha paseado por los micrófonos como si no hubiera perdido 300.000 votos, con una soberbia política que sorprende en alguien tan severamente corregido. A pesar de seguir siendo el líder de su partido, cada vez parece más amortizado y más caducado, como si su tiempo hubiera acabado con los indultos, y viviera en un tiempo político prestado. Lejos de darse cuenta de que es un líder quemado, estos últimos días ha demostrado una necesidad de sobreactuar mediáticamente que incluso ha dejado en evidencia al president Aragonès.

Pero si no ha habido ninguna autocrítica en el liderazgo, tampoco hay ninguna rectificación seria en el relato, que repica en el mismo error central que ha conducido ERC: el de reforzar el eje ideológico y, con este, las alianzas con las izquierdas españolas. Por ejemplo, nuevamente Junqueras ha declarado que si había que "salvar" a Pedro Sánchez, lo harían, haciéndose suyo el discurso sanchista del "que viene la derecha". Cómo es posible que ERC no se dé cuenta de que con un Rufián repitiendo todo el día el mantra socialista, su candidatura se convierte en inútil: ¿si hay que salvar España del PP, por qué no votar directamente al PSOE? Además, ¿cómo se puede considerar aliado un partido que, mientras ha gobernado, nos ha espiado, ha mantenido la represión, ha reforzado los mecanismos de control, ha avalado los disparates del Tribunal de Cuentas, y en ningún momento ha reconocido ni un miligramo los derechos catalanes? Con respecto a la causa catalana, el PSOE no solo no nos salva de nada, sino que es el aval "progresista" de la represión integral que hemos sufrido y que amenazan con repetir si lo volvemos a intentar.

El objetivo del independentismo no es el de salvar a España de sus miserias, sino el de irse de España. Y en el momento en que ERC confunde el objetivo, se convierte en la muleta catalana que avala un discurso falaz. No puede ser que al PSOE le salga nuevamente gratis el apoyo de un partido independentista, sin conceder nada, sin modificar ningún dogma de fe, sin aceptar ni siquiera la existencia de un conflicto... Y todo por el espantajo del "que viene la derecha", como si el PSOE no nos hubiera reprimido brutalmente. Aceptar como propio este discurso es la repetición del error que ya ha hecho ERC estos últimos años, con el añadido de que repetir un error demostrado como tal no parece muy inteligente. Y, además, vuelve a ser un ensanchamiento de la base... de los socialistas.

ERC cometió un gravísimo error cambiando de estrategia radicalmente y abandonando el independentismo. Ahora lo ha pagado y sería el momento de rectificar, tal como me dijo Joan Tardà hace unos meses: "Si nos hemos equivocado electoralmente, ya rectificaremos". Pero él mismo pertenece a la vieja guardia que ni rectifica, ni enmienda nada. En este punto, parece evidente que ERC necesita una reacción interior que recupere el rumbo histórico, tal como ha pedido un militante relevante como Joan Puig desde hace años, y ahora piden muchos más. Pero este nuevo giro, que enmendaría el giro anterior, parece improbable con Junqueras al frente, atrapado como está en la lógica del indulto y en las prendas que tuvo que pagar. Son estas prendas las que lastran al viejo partido y lo alejan de su identidad histórica. Seguramente hará falta tiempo y harán falta nuevos liderazgos para que todo esto cambie