Pensar el futuro es imprescindible. Siempre que no olvides el presente viviendo en las nubes. Hace pocos días, el conseller Jordi Puigneró anunciaba la creación de la NASA catalana con una grandilocuencia que asombraba. Es imprescindible no perder el tren del futuro. Ahora, sin caer en una fanfarronería y sin engatusar con negocios de gran capitán. Porque en efecto, acabamos haciendo el ridículo.
Cuatro días después, Puigneró hacía un nuevo anuncio con pompa: "Catalunya tendrá un puerto digital de cables submarinos de conectividad internacional". La inversión es de 800.000 euros y, según el conseller Puigneró, incrementará el PIB catalán hasta un 4%, ipso facto. En el Ebre decimos aquello de "aquí el más tonto hace relojes". Pero todavía nos quedamos cortos. No hace ni cuatro días nos decía que con su NASA se haría automáticamente un negocio de 300 millones de euros por los 18 millones de euros invertidos y que resultarían 1.200 nuevos puestos de trabajo. Todo sin despeinarse en un ejercicio de modestia nunca visto. Si añadimos el incremento del PIB del 4%, por obra y gracia del puerto digital de cables submarinos, tenemos un futuro esplendoroso.
Vaya, no hace falta que suframos por el hachazo al PIB que comportará la pandemia (más del 10% del PIB, según las previsiones más optimistas) porque el conseller que mira la luna nos ha resuelto el futuro con cuatro remiendos. Eso sí, esta semana hemos sabido que la web del Departament de Treball que gestiona las ayudas a los autónomos ha caído, que es un tapón, que no funciona. En plena pandemia, con miles de autónomos que necesitan este recurso para vivir. Y la web resulta que es una chapuza, "una intolerable falta de respeto", en palabras de gente próxima a Puigneró.
Tantos millones, tanta NASA catalana y puerto digital que nos cubrirá de oro y resulta que se pone en marcha un portal web para gestionar las ayudas a la gente que no tiene ingresos y cae a la primera de cambio
O sea, en resumen, que mientras hacemos anuncios de futuro, en los cuales parece que ataremos los perros con longanizas, resulta que no sabemos hacer ni una web decente para dar respuesta a una situación alarmante y de máxima urgencia. Más que intolerable, diría que es una vergüenza que mientras hacemos las cuentas del gran capitán, resulta que lo que es básico falla. Hay que recordar que la Generalitat tiene un ente que se llama CTTI (Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació) que cuelga directamente de la Conselleria de Polítiques Digitals i Administració Pública. O sea, del conseller Puigneró. El CTTI cuenta con un presupuesto de 650 millones de euros y es "la empresa pública que integra todos los servicios informáticos y de telecomunicaciones de la Generalitat de Catalunya". Tantos millones, tanta NASA catalana y puerto digital que nos cubrirá de oro y resulta que se pone en marcha un portal web para gestionar las ayudas a la gente que no tiene ingresos y cae a la primera de cambio.
Es intolerable, es inaceptable, que, con el intento de unos miles de accesos a esta web de la Generalitat, esta caiga in eternum. Muchos nanosatélites, mucha República digital, pero la web del Gencat (la que ahora mismo tendría que centrar y destinar todos los esfuerzos y recursos, la que tendría que ser la prioridad absoluta de la Conselleria de Polítiques Digitals i Administració Pública) falla más que una escopeta de feria. ¡En fin, por el amor de Dios! La cabeza en la luna, pero los pies en la tierra, un oportuno consejo para nuestro aspirante a astronauta del Consell Executiu.
Epílogo. Otra cuestión, muy diferente, es la problemática generada por los recursos que se destinan a los autónomos (aunque bienintencionada) y por como se han agotado. Y este es el drama al cual tendríamos que estar dando respuesta en lugar de hacer anuncios ostentosos de salir por la tangente. Primero, porque ha parecido que se seguía la política del último que apague la luz. En el Ebre utilizaríamos una expresión menos políticamente correcta. Y esta sí que es un error que hay que corregir. Al César lo que es del César. Y en segundo lugar, tema más insoluble. El Govern de Catalunya no dispone, ni de casualidad, de los recursos para auxiliar a los centenares de miles de autónomos, ni endeudándose, que tampoco podría. Es una de las consecuencias de gestionar la crisis siendo una comunidad autónoma. ¿Y ahora, qué?