Si en el fondo de su ingenio literario aparentemente escéptico los españoles no fueran tan fanáticos, el pacto entre Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias ya estaría resuelto. Nada pone tanto en evidencia que la regeneración es una coartada para satisfacer otras manías como los vetos que Podemos y Ciudadanos se han puesto entre ellos, y la presión que el PSOE andaluz ejerce sobre su presidenciable. El hecho de que tres políticos educados en democracia tengan la posibilidad de arrinconar al viejo PP hacia la derecha y no sean capaces de llegar a un acuerdo, en el fondo da la razón a Peman que Franco no era más que un moderado en los estándares españoles.

Nunca, en España, una generación de políticos había tenido una oportunidad tan buena de renovar a la clase dirigente de su país de una manera tan profunda y tan pacífica. Si Sánchez saliera de presidente, todo el ecosistema ideológico del país heredado de las dictaduras del siglo XX y los espadones del XIX se transformaría. El PSOE andaluz y el PP castellano dejarían de estar sobrerepresentados y Ciudadanos y Pedro Sánchez tendrían la oportunidad de ser alguna cosa más que dos muletas de la unidad de España.

Ante este panorama, los dos partidos que lo tienen mejor son el PP, que vive del fanatismo y del dolor heredado, y Podemos, que se alimenta del resentimiento provocado por tanta infamia mal resuelta. Si hay elecciones, Ciudadanos hará de muleta del PP y Podemos luchará por ser el segundo partido más votado, en caso que consiga aliarse con Izquierda Unida. Si no hay elecciones, el partido de Iglesias también saldrá ganando. El PSOE y Ciudadanos de momento sólo son una versión edulcorada y provinciana del PP, y es con el PP que competirán.

Ahora bien, si Sánchez no gobierna o Podemos no consigue quedar segundo en las nuevas elecciones, el Estado irá a destruir sin piedad a Iglesias y sus chicos. Cuando eso pase, Catalunya tendrá que escoger entre convocar un referéndum unilateral o dejarse arrastrar por la locura fanática española en el remolino autodestructivo de siempre.