He escuchado (entera) la rueda de prensa donde el Barça ha presentado a su nuevo patrocinador. Y la impresión que he sacado es que realmente era la presentación del patrocinio de Gerard Piqué como marca de futuro. Y no, no es ninguna crítica. Al contrario.

El día que el Barça, una de las marcas comerciales más potentes del mundo, explica su nuevo acuerdo de patrocinio, de donde desaparece Qatar y por la puerta de detrás, y aparece una marca japonesa de venta por Internet, resulta que el nombre que sale con más fuerza durante el acto es el de Gerard Piqué.

Y le diré más, ha aparecido antes el nombre de Piqué y su participación en el acuerdo, que la cantidad acordada. Y eso no es muy habitual. Sobre todo porque lo que acostumbra a interesar más en estos casos es la cifra que paga el sponsor. De hecho, se nos ha insinuado que fue Piqué quien vio que Rakuten era la posibilidad de solucionar los problemas de imagen que significaba tener Qatar en la camiseta y se nos ha confirmado que fue él quien hizo los primeros contactos y que después ha estado presente en el resto de la operación.

No soy experto en deportes (tampoco) y si lo que diré ahora no es así, por favor, que me rectifiquen, pero no recuerdo el nombre de ningún jugador de élite de ningún deporte importante de equipo de todo el mundo (fútbol, baloncesto, fútbol americano, béisbol...) que haya intervenido tan directamente en un acuerdo de estas características.

Vaya, que no es normal que un deportista global que juega en un equipo de primer nivel, con todo lo que eso implica, colabore en la negociación de contratos de 55 millones de euros anuales. Y menos en un mundo como el del fútbol donde no hace mucho a Pep Guardiola se le despreciaba porque decía que leía libros y donde el top del nivel oratorio está en "no hay peritas en dulce" y "los partidos duran noventa minutos".

Por lo tanto, junto con la sensación de que el Barça se ha quitado un peso de encima enviando Qatar a la papelera de la historia (de la suya) y que ahora se hacen negocios con empresas de imagen impoluta, lo que queda de esta presentación de hoy es que Gerard Piqué, efectivamente, puede ser algún día presidente del club. Y que si él lo quiere, puede llegar a ser alguna cosa más.