Evidentemente, no pongo la tele para escuchar-lo, pero al día siguiente —ahora ya con la inmediatez que nos caracteriza como sociedad tecnológica avanzada al minuto de producirse— ya hay mensajes de todo tipo y manera sobre el discurso del Rey. También es evidente que no hablo de la película, sino de lo que hace cada año el rey español, desde que los tenemos en el cargo vitalicio. Por lo tanto, quieras o no, acabas sabiendo de qué ha hablado, incluso sin acabar de leer los mensajes, porque profundidad ninguna, sorpresa tampoco e innovación la mínima posible. Todo va con la institución.

Y en esta línea le ha vuelto a tocar a la Constitución, y de aquí la esperanza de que si no nos la podemos cargar —en el sentido de cambiar desde fuera—, lo harán desde dentro. Acostumbra a pasar que de tanto manosear las cosas se acaban pudriendo. Este año la Constitución nos es buena —se supone a toda la ciudadanía del Estado español— porque está basada en "sentimientos compartidos". No salgo de mi perplejidad, y eso sin tener que reprochar cuáles son mis sentimientos y qué tienen o no de compartido y con quién. Creo que a los y a las guionistas —si hay alguna— les ha traicionado la intoxicación que ya hace días tenemos de películas de Navidad de bajo presupuesto y la han liado más allá de lo que ya lo hacen desde el punto de vista político. No solo el 3-O, pero especialmente desde entonces.

La constitución no sirve y se debe cambiar porque las evidencias científicas muestran que el modelo que se ha establecido no permite "la prosperidad de todos". Todas y todos los catalanes lo sabemos muy bien

Pero no se acaba aquí la cosa, resulta que la carta magna española también está basada en la "búsqueda común del bienestar y la prosperidad de todos" y aquí sí en que no entiendo cómo alguien ha pensado en el peligro que hay al hacer una afirmación como esta. A mí me parece mucho más que atrevida porque es espacialmente sangrante que el discursito lo haga en estos términos alguien que está instalado en el privilegio supremo y, por lo tanto, tiene la riqueza asegurada por esta misma Constitución de la que habla. Si en términos de desigualdad o de discriminación positiva por apellido no se entiende, dejemos la comparación y vayamos a las cifras absolutas. Solo hay que bajar a la calle. No sé si se ha dado cuenta de lo que pasa en los hogares del Estado español, en la mayoría, y no en la de los privilegiados, normalmente amigos o conocidos suyos. Que alguien le explique cuáles son los datos de pobreza del país, como estos están subiendo y especialmente lo importantes que son los problemas que afectan al bienestar de una parte muy importante de la ciudadanía.

No soy monárquica ni de cuento infantil, pero más allá de eso o sin tenerlo en cuenta, la constitución no sirve y se debe cambiar porque las evidencias científicas muestran que el modelo que se ha establecido no permite "la prosperidad de todos". Todas y todos los catalanes lo sabemos muy bien.