Irá de la siguiente manera. Trias será alcalde de Barcelona. Seguro. Ya pueden relajarse los supporters. Primero, porque Trias ganó. Segundo, porque los republicanos no harán lo que la habitual propaganda juntaire dijeron que harían. Eso es pactar con Collboni.

¡Oh, sorpresa! Quien sí que quiere pactar con Collboni es Trias. Y pactará después de las elecciones españolas. Seguro también. Como también quería pactar Colau que llamaba a la desesperada a hacer a un tripartito progresista con ERC y PSC. Qué paradoja que los dos antagonistas pretendan abrazar a Collboni y Maragall. Trias como Colau.

Y Collboni también hace como Colau. Exigir ahora a Maragall que lo haga alcalde. El indeseable de 2019. Eso sí, después de sondear a Sirera para ver si suena la campana y volvemos a hacer un Valls. Collboni ya perpetró un tripartito hace cuatro años, contra Maragall. Y si hubiera sido el caso, lo habría vuelto a hacer ahora. Y Colau lo habría vuelto a comprar.

Collboni también hace como Colau. Exigir ahora a Maragall que lo haga alcalde. El indeseable de 2019. Eso sí, después de sondear a Sirera para ver si suena la campana y volvemos a hacer un Valls. Collboni ya perpetró un tripartito hace cuatro años, contra Maragall. Y si hubiera sido el caso, lo habría vuelto a hacer ahora. Y Colau lo habría vuelto a comprar

Mientras Turull estaba en Ginebra para rehacer puentes con los republicanos —al menos presuntamente— en Tarragona ya se daba por hecho que los socialistas y los de Puigdemont tienen cerrado un acuerdo para asaltar la Diputación.

En la Diputación de Barcelona todo hace pensar que podría volver a repetirse un acuerdo entre los del nosurrender de Puigdemont y los socialistas. Y si no, será con los comunes. Quienes seguro que no pactarán serán socialistas y republicanos.

Y ahora, en Girona, Puigdemont llama a no permitir que los ganadores, los socialistas, puedan estar en el Gobierno y no tener la alcaldía. Así como Trias salió adelante en Barcelona, el puigdemontismo se estrelló en Girona. Y ahora —allí sí— le ha dado un ataque patriótico al de Waterloo. Quizás incluso el Consell per la República de Puigdemont llamará a no permitir ninguna herejía en Girona.

En Madrid, Puigdemont ha designado candidata y vetado a Giró, que tiene criterio propio. Y eso no lo soporta. Quiere a alguien bien obediente que mueva, de vez en cuando, medio palmo la bandera, para disfrute de los extremos. Este es el programa para la próxima legislatura en España, aparte de arengas inflamadas contra Rufián y los republicanos. No hace falta nada más. ¿Para qué?