Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.”
Octavio Paz

Este nuevo año he detectado una agradable flojera para la felicitación impostada. Acuérdense de aquellos tiempos en los que el día 20 de enero uno se preguntaba hasta cuándo se puede y se debe estar deseando feliz año a diestro y siniestro. Este inicio de 2023 ha sido diferente. Apenas con desgana, de refilón, en tiendas y taxis, en los pasillos del trabajo. No sé, puede que sean impresiones de dentro de la M-30, ese difuso término que tanta fortuna ha hecho. Yo vivo dentro de la M-30 y no me voy a disculpar por ello. Me gusta. Ahora bien, tal vez las gentes no se felicitan tanto, ni dentro ni fuera de la calle 30, que es su nombre real, porque están ocupadas en el metro y en los buses en debatir sobre el CGPJ y las expectativas electorales. ¿No creen? Es lo suyo.

Los que sí están en parrilla de salida son los que tienen algo que ganar o que perder: el poder o el dinero. El poder pone mucho a los que corren en cabeza, y el no perder el empleo, la asesoría, el nombramiento, el presupuesto, el contrato, a otros que corren en pelotón detrás. Lo que se dice el resto, mayoritariamente corre tras las ofertas en el súper y gracias.

Las ofertas están al día y Feijóo ha captado el ambiente. ¿Cómo justificar que te vas a enrocar en la no renovación del CGPJ hasta las elecciones? Todo un mandato de más, en vez de cinco años, estarán diez más lo que cueste renovar. Así que han registrado una proposición de ley en el Congreso en la que pretenden querer legislar, siendo que no gobiernan, algo que nunca hicieron cuando gobernaron. Vale, está bien, con los suyos les vale. Da relato. No será porque nosotros no… es porque el sanchismo y los podemitas quieren colonizar las instituciones. Llegará entonces Echenique proponiendo salvajadas nuevas, como bajar las mayorías para poder nombrar con sus apoyos parlamentarios. Consumo interno de cada cual.

Ni el PP de ahora ni el de antes se fía tanto de los jueces como para darles el control corporativo de una entidad que maneja tanto poder, y hace bien

Es una coartada, pero hay que reconocer que, quedándose cortos, apuntan a algunas soluciones al deterioro del CGPJ y de las cúpulas de la justicia que deberían ser exploradas. Proponen, por ejemplo, elevar el número de años de ejercicio necesarios para poder ser nombrado magistrado del Tribunal Supremo, lo que reduce a los posibles candidatos, las veleidades y enamoramientos de los políticos y, sobre todo, eleva la edad de llegada a la cúpula judicial. Los populares amagan, pero no terminan de dar, porque plantean elevar de 15 a 20 años de ejercicio profesional el mínimo necesario para ser candidato. Yo creo que debería elevarse aún más, a 25 o 30 años. Nadie con menos de 60 años tendría que llegar al Supremo. Eso aseguraría una mayor experiencia e independencia y una mayor renovación, al ser la edad de jubilación los 72. La estrambótica idea de llevar magistrados muy jóvenes —los ha habido hasta cuarentones— se le ocurrió a la derecha para dejar copados los puestos durante décadas y luego se sumaron entusiastas los progresistas para no perder cacho.

Propone también el PP de Feijóo bloquear las puertas giratorias entre la carrera judicial y la política, y ahí tampoco yerra, aunque de nuevo se queda corto. En su proyecto de ley sin futuro proponen impedir que ningún juez que haya tenido un cargo político pueda volver a poner sentencias hasta que hayan transcurrido al menos dos años desde que cesó. Parece bonito, pero tiene trampa. Lo que pretenden es que el juez que haya tenido cargo público quede a disposición del CGPJ “para servicios de carácter gubernativo” esos dos años. La realidad es que los jueces que se van a la política no quieren volver a poner sentencias, quieren otro cargo, judicial o político, en el que no haya que hacerlo. Poner sentencias es durísimo. Es un trabajo enorme y más ahora que por falta de medios los montones de causas amenazan con enterrarlos. Dos años a disposición del CGPJ y cobrando, molan. Te evitas trabajar demasiado y mientras brujuleas para buscar que te nombren para otra cosa.

Olvidan otras puertas giratorias que no son la política: las empresas, la abogacía. Todo lo que sea volver de un lugar en el que hay intereses y contactos ajenos a la jurisdicción presenta problemas. Por último, ¿durante cuánto tiempo se puede volver? Nadie plantea limitar ese periodo de tiempo. Las oposiciones son una bicoca de por vida. El resto de los mortales pueden modificar su vocación o su futuro pero tienen que tomar decisiones sin red. Ellos, no. Pueden abandonar la carrera judicial o la fiscal o la Abogacía del Estado y probar en la política, en la empresa privada, en la abogacía, en la consultoría, irse a ganar pasta o a montar un negocio, siempre tendrán el comodín de volver a lo suyo. Opino que esto debería tener un límite temporal que evitaría las excursiones e incursiones de tantos.

Finalmente, Feijóo vuelve a poner el caramelo de la elección de los vocales judiciales por los jueces. Eso pretende también calmar a los togados durante los años que piensa tenerlos aún con las carreras detenidas. Téngase en cuenta que no hay posibilidad de nombramientos ni promoción mientras el CGPJ permanezca así. Muchos se van a jubilar sin haber podido llegar por esta situación. Ya he explicado varias veces los graves problemas que le veo a esa elección que defienden los jueces, porque, sobre todo, les beneficiaría a ellos como corporación. No creo que nunca llegue el PP a aprobarla. Aunque pueda pensarse que les interesa, porque con la fórmula que presentan tendrían un CGPJ siempre con mayoría de las conservadoras APM y tal vez Francisco de Vitoria, lo cierto es que acabarían teniendo una mayoría (son 12 de 20) fundamentalmente corporativa. Ni el PP de ahora ni el de antes se fía tanto de los jueces como para darles el control corporativo de una entidad que maneja tanto poder, y hace bien. ¿Alguien cree que en esas alabadas elecciones “de jueces por jueces” los programas electorales más suscritos no tendrían que ver con cuestiones corporativas? ¿Más sueldo, menos trabajo y mejores condiciones? ¿Es eso lo que nos interesa a los ciudadanos?

Si quieren un consejo, con minúsculas y personal, cuando vean ofertas, lean minuciosamente la letra pequeña. Trae cuenta hasta para ir a votar.