Si usted se informa de la actualidad catalana en los medios de comunicación de Madrit (concepto) creerá que en el Debate de Política General, que ha vivido hoy la primera jornada, no había escaños sino trincheras. Y que de un lado a otro se lanzaba todo tipo de munición. Nuclear. Y, mire, más bien no.

Discrepancias, todas. Como tiene que ser. Pero el tono ha recordado al de aquel país de cuándo éramos un oasis donde no pasaba nunca nada y la puta y la ramoneta daban despreocupadas saltitos por el 15% del IRPF. La cosa, sin embargo, es que sí que pasa. Pasa muuucho más que cuando aquellos debates tan agrios de la época del tripartit o de cuando las chispas entre Artur Mas-Alícia Sánchez Camacho-Albert Rivera. Pero lo que pasa es que ahora parece que no pase nada.

Catalunya es un país donde están a punto de juzgar a un expresidente, una exvicepresidenta que luce camisetas megafashion, una exconsellera que podría ser nuestra tía (aquella que hace unos macarrones buenísimos) y un exconseller que hace cara de ser el señor de la tienda de la esquina (dicho como metáfora de señor normal)... y no pasa nada.

Catalunya es un país donde pasa eso y donde pasa que el 80% de la gente quiere votar en un referéndum y que las encuestas dicen que la mitad de estos (aprox) quieren marcharse de España y la otra mitad se quiere quedar... y no pasa nada.

Catalunya es un país donde los partidos que defienden una postura y otra, totalmente opuestas entre sí, debaten en el Parlament y el tono es el de cuando a la gran mayoría le estaba bien seguir en España y nadie decía que éramos una sociedad fracturada. El tono es de cuando España todavía no había tenido su famosa respuesta agria, grosera, basta, vulgar, chapucera, desagradable y degradable que ha provocado que cada vez haya más indepes y los que ya lo eran estén más convencidos.

En la Catalunya que quiere marcharse conviven el intento de encarcelar un expresidente, una exvicepresidenta y dos exconsellers con un debate educado y calmado. Un debate donde se ha hablado mucho de sanidad, de puestos de trabajo y de pensiones y muy poco de independencia.

Con respecto al formato, hoy tocaba el autobús. O sea, discurso del president (una hora y tres cuartos), respuesta en bloque de la oposición, réplica conjunta del president y contrarréplica de la oposición. Eso ha hecho posiblemente un debate menos intenso, pero también más ágil. Nos lo hemos merendado en 8 horas y un cuarto.

Pero es que este debate era como la segunda parte del debate de la Cuestión de Confianza de la semana pasada. Y cuando digo segunda parte, también hablo del tema expectación. Había la mitad de periodistas, una cuarta parte de invitados en el hemiciclo, un 100% menos invitados en general y una expectación general descafeinada. Ha sido como si después de la semifinal de la Champions hubiéramos jugado la final de la Copa Catalunya un miércoles de mediados de enero a las 11 de la noche.

Lo más interesante, de hecho, estaba en los pasillos. Sobre todo porque allí podías hablar con gente del PSC. Un veterano diputado mostraba su curiosidad por los movimientos presupuestarios del president Puigdemont hacia Catalunya Sí Que es Pot (CSQP). Y sobre Madrit (concepto) decía que esperaba que su partido "mantenga la actual apuesta porque aquel es un debate estratégico, pero sobre todo político". Y no, no le diré qué diputado (o diputada) del PSC se ha referido a Joaquín Leguina como "el retorno de los zombis".

El otro gran tema estaba en los pasillos, pero también en el hemiciclo. Y este tema se titula: "La CUP y los presupuestos". ¿Le darán apoyo? ¿No? En los pasillos ha sido imposible olfatear nada diferente al aroma de la semana pasada. O sea, las cosas van bien, pero las cosas van bien hasta que dejan de ir bien. Y en el debate, con este reparto de tiempo entre Albert Botran y Benet Salellas, el primero ha hablado más del referéndum y el segundo se ha referido más a lo que nos ocupa. Y para decir que hay que subir los impuestos a quien más tiene. Como el president le ha dado la razón (añadiendo que el gran problema, sin embargo, es el expolio fiscal), quedamos a la espera de como negocian la subida-no subida de impuestos (y de cuáles) que permitirá (o permitiría) el apoyo cupero a los presupuestos.

Ah, por cierto, CSQP también ha repartido su intervención. En este caso entre Àngels Martínez Castells, doctora en económicas exPSUC y veterana de la lucha feminista y en defensa de la sanidad pública y Albano Dante Fachin, el nuevo hombre fuerte de Podemos en Catalunya.

Por el resto, lo más destacado sería que 1/ en la sesión de la mañana, la jefa de la oposición, Inés Arrimadas se ha dirigido al president Puigdemont diciéndole "señor Mas" y "señor Puig", 2/ que en la réplica a Xavier Garcia Albiol, al presidente se le ha escapado un muy descriptivo "¡Hostia!" después de un malentendido sobre si el líder del PP había dicho o no la palabra vagancia, y 3/ en todo el debate sólo se ha dicho una vez la mítica palabra "capteniment" (comportamiento), cosa que nos devuelve al oasis catalán de cuando el president Pasqual Maragall todavía no había puesto de moda la palabrita.

Una vez acabado el pleno, sus señorías han desaparecido para acabar de terminar las propuestas de resolución que se tenían que presentar antes de las 20h. La previsión es que mañana por la mañana haya trabajo de despachos aprovechando que no hay pleno y por la tarde, venga, a votar sin cesar. Y ya tendremos listo otro Debate de Política General.