Vivir en catalán en Catalunya, les Illes Balears y el País Valencià es un derecho fundamental. Si alguien te pide que cambies de lengua cuando hablas catalán, está vulnerando tus derechos y atacando tu identidad. Está cometiendo un acto de discriminación. Así como nadie puede exigirte que cambies de religión, de color de piel o de orientación sexual, nadie puede exigirte que cambies de lengua. De igual manera, nadie puede discriminarte por motivos religiosos, raciales u orientación sexual; nadie puede discriminarte por hablar en catalán.

A lo largo de la historia, el castellano ha sido a menudo una lengua de imposición en muchos territorios de habla catalana. Esta pulsión no desapareció con el fin del franquismo y, en 2006, se institucionalizó parcialmente a través de Ciudadanos. Veinte años después de la aparición de este partido, ahora desaparecido, sus tesis siguen vivas en otros partidos, tanto de derecha como de izquierda, y en algunas partes de la sociedad que defienden un “bilingüismo de convivencia”. Hay que recordar lo que decía Carme Junyent: “El bilingüismo es la condición imprescindible para que haya un proceso de sustitución”. Y también que nosotros, los catalanohablantes, no hemos encontrado la manera de defendernos de ello adecuadamente. Perdidos en debates inútiles sobre seducción o nuestra simpatía y en propuestas incomprensibles de hacer independentismo en castellano, no hemos conseguido hacer cumplir la ley de política lingüística ni defender la lengua de manera eficiente. Y este es el único elemento a tener en cuenta: que lo que se haga para proteger nuestra lengua y defender nuestros derechos sea eficiente. Este es un momento crítico y solo lo podemos resolver nosotros, los catalanohablantes.

Nosotros, los catalanohablantes, sabemos que en nuestro país tenemos derecho a hablar en nuestra lengua y que nadie puede exigirnos que la cambiemos ni discriminarnos por ello. Tal como reconocen la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Constitución española, la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias (Consejo de Europa) y los Estatuts d’Autonomia de Catalunya, les Illes Balears i el País Valencià.

Nosotros, los catalanohablantes no callaremos más. No nos arrodillaremos. No seremos cómplices de la discriminación a la lengua catalana. A todos los que creáis que podréis exterminar nuestra lengua, os decimos que no estamos aquí para gustar, sino para ganar

Para proteger nuestra lengua y defender nuestros derechos de manera eficiente, nosotros, los catalanohablantes, no cambiaremos de lengua aunque nos respondan en castellano; exigiremos nuestro derecho a ser atendidos en catalán, obligatorio por ley; presentaremos reclamaciones oficiales si no se cumple: instancias, hojas de reclamaciones; lo denunciaremos: ante la Dirección General de Política Lingüística y entidades de apoyo; lo haremos público, haciendo visible a quien no respeta la lengua. Nosotros, los catalanohablantes, boicotearemos activamente las empresas que no cumplan la ley: no compraremos, no trabajaremos, no daremos ni un euro a quien nos discrimine. Y cuando el discriminado sea otra persona, responderemos como colectivo, nos uniremos en la red. Ayudaremos a amplificar el caso: haremos difusión y presión; nos sumaremos a los boicots, que realmente funcionan si los hace mucha gente; acompañaremos a los afectados, no deben estar solos; haremos presión institucional: escribir, llamar, reclamar; presión política: exigiremos a los partidos acción clara por la lengua; aplicaremos transparencia: que se conozca quién incumple y reconocimiento a quien respeta; realizaremos acción creativa: adhesivos, carteles y actos para denunciar lo que corresponda. Nosotros, los catalanohablantes, ofreceremos apoyo legal y económico para defender nuestros derechos y pondremos a disposición de todos las herramientas necesarias para reclamar, denunciar y responder con seguridad a cualquier tipo de discriminación.

Nosotros, los catalanohablantes no callaremos más. No nos arrodillaremos. No seremos cómplices de la discriminación a la lengua catalana. A todos los que creáis que podréis exterminar nuestra lengua, os decimos que no estamos aquí para gustar, sino para ganar. Nosotros, los catalanohablantes, pedimos a los jóvenes que hablen siempre en catalán. Que hagan del catalán la lengua del patio, de las redes y de la fiesta. Que ayuden a los compañeros recién llegados a aprenderlo: es el mejor regalo que les pueden hacer. Nosotros, los catalanohablantes, pedimos a los inmigrantes que comprendan que aprender catalán es integrarse en nuestra comunidad desde el primer día. La integración no es sumisión, sino compartir una nueva identidad. El catalán es el ascensor social. Nosotros, los catalanohablantes, pedimos a los maestros y funcionarios que aman la lengua que aunque estén cansados, no se rindan. Son la primera línea de defensa. Ante lo que se hace mal, el silencio puede ser derrota, la denuncia es victoria.

Nosotros, los catalanohablantes, hemos recibido una herencia de las generaciones que nos precedieron de la que somos responsables. Que fue protegida incluso cuando hablar catalán estaba prohibido y perseguido. Seremos dignos herederos de ella. La lengua, el nervio de la nación.