Respecto a las elecciones municipales que se celebrarán este domingo, en lo que se refiere a Catalunya, España ha diseñado una operación de Estado. Y, ¡oh sorpresa!, el independentismo no. Para desesperación de muchos, más bien todo lo contrario. El acuerdo entre el PP y el PSOE que contempla la operación de Estado dice así: “pelea a muerte en todo lo que tenemos seguro a nivel de territorio: comunidades autónomas y ayuntamientos de toda España menos los catalanes; y en Catalunya el PSOE con piel de cordero”.
Porque una cosa es que los medios no informen, incluidos la mayoría de los de aquí —por vergüenza de quien corresponda—, pero el otro es que las sentencias de organismos internacionales que ha habido estas semanas no sean importantes. Hace una semana la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó a España por violar los derechos políticos del president Puigdemont en 2018. Es la primera vez que la ONU sale en defensa de los derechos políticos de una persona que está en exilio. Y esta semana el TEDH ha admitido a trámite la demanda de Jordi Turull contra el estado por encarcelarlo en medio del debate de investidura por ser elegido president de la Generalitat; también ha admitido el recurso del president Mas por la inhabilitación por el 9N.
Avances internacionales del independentismo que no van nada bien a la presidencia española de la Unión Europea, prevista para el segundo semestre de este año. Y por las que el Estado ha pensado una operación que le permita menospreciarlas. ¿Cómo? Ganando las alcaldías de Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona. Para ellos es el mejor mensaje de cara a Europa: "mire, los procesos judiciales internacionales tienen sus tempos, pero ya ve que la gente, en Catalunya, vota PSOE". Esta estrategia no podía liderarla el PP, ni VOX, ni Ciudadanos por motivos obvios. Por eso se la han encargado al PSOE. Y, según algunas encuestas, podrían tener cierto éxito dependiendo de cómo sean los resultados en Barcelona y Tarragona. En cuanto a Girona y Lleida no tienen ninguna opción. Ni una. Son los del 155 y la gente no está por tenerlos en la alcaldía. Esto no significa que no puedan tener cierta cantidad de votos, pero ni mayoría absoluta ni opciones de pacto.
El independentismo no está haciendo el trabajo. Es grave que solo se mire el resultado de las municipales en clave de partido y no de país. Cuando se vean las consecuencias de según qué desastres se perpetren, será demasiado tarde.
Porque pese a vestirse con piel de cordero, el PSOE no ha podido controlarse del todo: Ha venido Pedro Sánchez, ha sacado pecho la ministra responsable de cercanías, ha salido una ministra a decir "Puigdemont a prisión" y Salvador Illa ha dicho que paramos de quejarnos. Y como esto aquí no vende, porque los catalanes podemos ser pacientes, pero no somos tontos, han intentado normalizar su opción con una intensa presencia publicitaria en las calles de estas ciudades. ¡Pobres árboles y farolas!, como si fueran ellos quien vota y no la gente. Aparte de dopar la presencia publicitaria, para normalizar su opción política han hecho correr un rumor que la prensa -generalmente- les ha comprado de una manera preocupantemente acrítica: "tenemos opciones", "estamos a punto". Lo digo así porque por motivos profesionales he tenido acceso a varias encuestas en los últimos ocho o nueve meses. Y en el caso de Girona, por ejemplo, es flagrante: el PSOE no se ha movido de los 6 concejales en todas las proyecciones que he visto hace meses. De hecho, hay muy poca variación electoral en esta ciudad: Junts sube porque recoge lo que pierden ERC y Guanyem y el PP se queda con los dos de C's. No sé de qué están a punto, pero me sirve para abrir el último punto de reflexión.
El independentismo no está haciendo el trabajo. Se entiende la pugna partidista y más en campaña. Pero se ha llegado a algunos extremos que llevan al electorado más a la abstención que a ningún otro sitio. Y en parte se debe a que no ha hecho esta lectura. Y es grave que solo se mire el resultado de las municipales en clave de partido y no de país. Sobre todo a la hora de los pactos. Si no se pacta en clave de país, cuando se vean las consecuencias de según qué desastres se perpetren, será demasiado tarde. Por ejemplo, volvamos a Girona: según las encuestas Junts per Catalunya crece, por lo que pierde ERC y Guanyem; y parece que puede obtener un buen resultado que dificultaría mucho la justificación de un tripartito de las izquierdas con el PSOE. Quitar la alcaldía al partido de Puigdemont en su ciudad es el objetivo número uno de esta operación de estado. Seguro que no es el único. Haría bien el independentismo de pensar en clave de país. Si no lo hacen los partidos, que tome conciencia a la gente.