Si al frente del Estado español hubiera un líder equiparable a Puigdemont ahora no estaríamos donde estamos. Sin embargo, niños, como diría a Martí y Pol 'estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo' y a la entrevista de ayer en TV3 lo President lo dijo alto y claro: "Quieren un Govern de rodillas y no se lo podemos dar. Seamos claros: la gente el 21D votó República". Puigdemont es inteligente y honesto y mostró fuerza y liderazgo. Dicen que las más preciosas baladas las hacen los grupos de rock más heavies. Ayer, fue el día que vi un PresidentPuigdemont más humano: "ante tanta injusticia se te refuerzan las convicciones" afirma después de meses de exilio y varios días encarcelado.

Rezumó ternura y firmeza, dos virtudes que lejos de ser incompatibles son complementarias y se necesitan mutuamente, por lo tanto no lo digo en un sentido peyorativo, eso de la ternura, sino todo lo contrario: la balada que interpretó ayer lo President me gustó mucho de escuchar porque sólo a quien ama sabe luchar.

Habló con emoción de las 500 cartas que recibió en la prisión de Neumünster - fueron un inmenso rayo de luz en la celda. No dejáis de escribir a los presos políticos"- , y de la amabilidad y respeto con que es tratado en Berlín; tuvo un agradecimiento hacia las personas que le ofrecen apoyo y seguridad en el exilio de forma voluntaria - "buena gente que se juegan el trabajo y que colabora en el mantenimiento de la República"- y reconoció que a la complicada situación que está viviendo a nivel personal "te adaptas, pero no te acostumbras".

Siendo él el entrevistado exhibió sus dotes de comunicador –como buen periodista que es- porque a ratos respondía formulando nuevas preguntas y conseguía así que fuera el entrevistador mismo quien, a menudo, las acabara respondiendo, casi por osmosis, "no especulo, describo la realidad", remachaba. Mencionó en varias ocasiones la reforma de la ley de Presidència, cosa que podría llevar a pensar que él volverá a ser el candidato a la investidura y que el plan D sería volver al planA. Igualmente, sin embargo, cuando habló del Consejo de la República al exilio lo hizo en primera persona del plural, como incluyéndose dentro el actores políticos de este espacio libre europeo que tiene que hacer posible defender el legado del 1 de octubre. Al respecto del referéndum fue contundente: No admito frivolidades, hubo mucha gente que se partió la cara para ir a votar. Somos depositarios y nos tenemos que hacer dignos. No podemos naturalizar esta situación", para ironizar con uno "no puede ser que el juez Llarena sea el 136º diputado del Parlament". Patapam.

Finalmente, explicó también que en el libro que está escribiendo presenta la situación que vive ahora Catalunya como una oportunidad y no como un problema para Europa, "es fascinante que un pueblo se autoorganice de esta manera –en referencia también a la manifestación de ayer en Barcelona- Créame, eso es maravilloso. Estamos siendo un pequeño laboratorio". Desde la íntima añoranza y la amenaza infligida por quien gasta "recursos públicos para intentar perjudicarnos la vida", lo Presidente reconoció, haciendo una reflexión similar a la de Marta Rovira, que "una de las pocas cosas buenas que tiene el exilio es que te mujer la libertad para hablar, pensar y actuar y esta la tenemos que poner al servicio de Catalunya". Comprometido y coherente.

Tres preguntitas de nada para acabar: ¿Qué necesidad había que durante todo lo programa fueran circulando unas rayas por las pantallas de tele que decoraban lo plató y que mareaban más que otra cosa? Y, con respecto al debate posterior: ¿dónde estaban las mujeres? ¿y, dónde estaba Vilaweb?