Lo mismo día que la derrota de Trump convertía automáticamente a Kamala Harris en la primera vicepresidenta de la historia de los Estados Unidos, conmemorábamos el nacimiento de otra gran mujer pionera. También fue la primera en muchos aspectos. Era Marie Sklodowska pero para que le hicieran caso tuvo que casarse con quien no quería y pasar a la historia con el apellido de su marido: Curie. Cambiarte el nombre era (y es) otra pequeña manera de menosprecio machista, aunque seas la primera mujer en ganar un premio Nobel y la primera persona en ganar dos.

La flamante vicepresidenta se llama como se llama porque su madre, Shyamala, quiso mantener la tradición familiar y le puso un nombre sánscrito para que su hija recordara y honrara siempre su identidad cultural y sus orígenes. Shyamala Gopalan era india. Fue una destacada científica, especializada en la investigación del cáncer de pecho, que emigró a los EE.UU. en 1960. Allí conoció el que sería su marido, Donald Harris, un profesor de economía llegado a Norteamérica procedente de Jamaica. Cuando la pequeña Kamala tenía 3 añitos, sus padres ya la llevaban a manifestaciones y sin haber cumplido los 10 escribía cartas al presidente Nixon pidiéndole que pusiera fin a la Guerra de Vietnam.

El mismo año que Joan Baez publicaba su disco de debut, la madre de Kamala Harris llegaba a los Estados Unidos. Sin saberlo, su relación viene de lejos. No sería de extrañar que la actual vicepresidenta, de pequeña, oyera las canciones que su madre escuchaba, en un momento en que Baez era la reina de la canción protesta, se oponía firmemente a la Guerra de Vietnam y abanderaba la no violencia. La madre de la mítica cantautora era una profesora escocesa de literatura y su padre un físico mexicano. En la América de Trump, los padres de una y otra, Joan y Kamala, no sólo no habrían tenido las mismas oportunidades que tuvieron entonces sino que quizás se hubieran encontrado con un muro para entrar en el país o los hubieran deportado. La política de inmigración del presidente saliente se ha definido por diferentes expertos como cruel e inhumana y los insoportables discursos xenófobos han estado al orden del día.

El mismo año que Joan Baez publicaba su disco de debut, la madre de Kamala Harris llegaba a los Estados Unidos. Sin saberlo, su relación viene de lejos

Hace pocas semanas, Joan Baez mostraba en sus redes sociales un retrato de Kamala Harris, a quien admira. Se trata de un dibujo hecho por ella misma —ahora que se ha retirado de los escenarios se dedica a la pintura— y que forma parte de una colección de cuadros que elaboró para animar a la población a votar e incentivar, así, el cambio político en su país. A punto de cumplir los 80 años, se ha podido ver la cantautora mostrar su alegría por la victoria de Biden bailando sola en un supermercado, cuando conoció la noticia. La escena se produjo cerca de su casa, en Palo Alto, donde también vive el padre de Kamala, profesor emérito de la universidad de Standford, donde ha ejercido prácticamente toda la vida. Se han hecho igualmente virales imágenes de la vicepresidenta bailando en varios actos públicos, como este durante la visita a una escuela. Se llevan 25 años de diferencia y les gusta expresarse de una misma manera: bailando. Bailar para celebrar la vida, para cambiar el mundo. Bailar como si nadie las estuviera viendo.

Kamala y Joan son hijas de inmigrantes jamaicanos, indios, mexicanos y escoceses. Marie Sklodowska era nacionalizada francesa y de origen polaco. Kamala, en sánscrito, quiere decir lotus —una preciosa planta acuática similar al nenúfar— y ella ha llevado este nombre con orgullo por todo el mundo, también cuando fue a tirar las cenizas de su madre en el océano Índico. El primer elemento químico que descubrió Marie Sklodowska, a finales del siglo XIX, lo nombró polonio en homenaje a su país de origen. La importancia de las raíces, del feminismo, de la paz, de la lucha por los derechos civiles y de las minorías. La importancia de la presencia de las mujeres en la política, en la ciencia, en la cultura. El 2024 espero ver a Kamala Harris en el despacho Oval de la Casa Blanca, como primera presidenta de los EE.UU. y escuchar cómo Joan Baez, haciendo una excepción en su jubilación, canta en la ceremonia de nombramiento.