La estructura de la Santa Sede parece inamovible y farragosa. Lo aparenta, pero el elefante esconde puntos de fuga.

La institución está dividida en un núcleo duro de congregaciones, dicasterios y varios organismos que con la reforma de Bergoglio de vez en cuando engordan o adelgazan. Pero no altera sustancialmente que la Secretaría de Estado es quien controla -aunque tiene cada vez más obligaciones de transparencia que antes no existían- y que el Papa es el Papa. Con los nombramientos de mujeres se nota que el pontífice tiene un peso decisivo y un toque personal inconfundible. Y con esta coherencia, el papa Francisco hace nombramientos singulares que refuerzan la idea de que a pesar de no ser un papa de detalles revolucionarios, sí lo es de reformas que no son indiferentes. En una semana acaba de dejarnos dos ejemplos que han pasado sin excesiva cobertura pero que son muy reveladores.

El primero es el nombramiento por primera vez de una mujer con voz y voto en el Sínodo de Obispos. Un Sínodo de Obispos es eso, una reunión de obispos, y por lo tanto no hay mujeres con voto porque no hay mujeres obispos, básicamente. Pero dentro de la composición del ente hay varias figuras que asesoran y participan. Y él ha querido poner a una mujer, la religiosa Nathalie Becquart, que aparte de decir en los debates "excelencias, creo que esta cuestión se podría enfocar también de esta manera", ahora podrá ejercer el más poderoso de los actos que existen cuando se trata de decidir: votar. Becquart es una religiosa javeriana y desde ahora es subsecretaria del Sínodo de Obispos. Su espiritualidad es jesuita, como la del Papa.

Otro nombramiento, en este caso además una buena noticia para Catalunya, es el de la religiosa y doctora en medicina Margarita Bofarull, que ha sido nombrada miembro ordinario de la Academia Pontificia para la Vida. Es una institución que quiso Juan Pablo II y que instituyó con el Motu Proprio Vitae Mysterium el 11 de febrero de 1994. El nombre ya hace la cosa, y por lo tanto este organismo defiende la vida y su dignidad. El 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes, es siempre un día propicio para nombramientos relacionados con la salud. En el Vaticano funcionan así.

El último documento de la Academia ha sido, aparte de los que promueven la vacuna como acción ética y responsable, el que defiende la vida de las personas mayores sobre todo ahora con la pandemia.

El Papa ficha poco a poco, pero ficha bien

El perfil de Margarita (Marga) Bofarull no podía pasar inadvertido por la Santa Sede. Margarita Bofarull Buñuel nace el 2 de febrero de 1961 en Barcelona. Es religiosa del Sagrado Corazón. Ha sido vicepresidenta de la mayor entidad que agrupa religiosos en España, la Confer. Se licenció en Medicina y Cirugía en la UB y también en Teología. Tiene una retahíla de cargos vinculados a la ética pero también a la cultura y a la universidad. Tratar con Marga es entender la palabra "vocación" y comprender qué quiere decir solvencia contrastada. Es una mujer de una formación y potencia tal que podría ser obispo, para que me entendáis: vocación de servicio, competencia, autoridad, bondad, y sobre todo un sentido altísimo de la justicia y la honestidad. Se lo cree. Y mucho. Ha ejercido de médico, por lo tanto sabe cuán fina es la línea que separa la vida y la muerte.

Me han hablado bien de Marga en Boston, en Trento, en Roma, en Madrid. Y lo ha hecho gente vinculada al mundo sociosanitario pero también altas esferas universitarias o eclesiásticas. Es, por lo tanto, un consuelo y un estímulo ver que se le reconoce un mérito (que ella rehúye constantemente) que tiene: podrá asesorar, estar cerca del Papa y poder aportar consejos y conocimiento. La presidenta del Patronato del InstitutBorja de Bioética (URL) y profesora de la Facultad de Teología de Catalunya ahora será todavía más incisiva en el Vaticano. Su presencia es un regalo para los otros miembros de la Academia, que se podrán beneficiar del aurea de una mujer profunda, seria pero siempre afable. Margarita Bofarull también es presidenta del Comité de Ética Asistencial del Hospital materno-infantil de Sant Joan de Déu. Bofarull encarna a la gente que querrías en tu equipo, vaya. El Papa ficha poco a poco, pero ficha bien.