La ignorancia puede cegar un país y alimentar los más funestos prejuicios. Durante todo el mandato de Barack Obama millones de ciudadanos pensaron que tenían un musulmán como presidente de los Estados Unidos, porque por desidia o desconocimiento asociaban su aspecto a una fe concreta. Nada más inconstitucional e irracional que pensar que porque eres de un color tienes una religión. Recordemos que los que se imaginan a la Virgen rubia con los ojos azules quizás se sorprenderían si la hubieran conocido en su contexto oriental, en Nazaret. Los Estados Unidos son un mosaico de religiones, y a menudo la percepción de la presencia musulmana en esta parte de Norteamérica es mucho más alta que la realidad. En los Estados Unidos, el islam es la tercera religión. Primero los cristianos, después los judíos y, tercero, el islam, que representa un 0,78 por ciento de toda la población. Son 2,45 millones.

El islam es la religión que crece más rápido en los Estados Unidos, donde se trabaja por la inclusión y se potencia la diferencia

Ahora, el presidente de los EE.UU., Joe Biden, que es católico, ha nombrado por primera vez a dos musulmanes para cargos gubernamentales. Ahora sí que empiezan a tener musulmanes en la gestión de un país que en sí mismo es un poema en términos de interculturalidad y diversidad religiosa. Uno es una mujer, juez federal, Nusrat Jahan Choudhury, una flamante abogada educada en la prestigiosa Universidad de Yale y trabajadora en la American Civil Liberties Union. Hasta ahora era directora adjunta del Programa de Justicia Racial y directora legal en Illinois. Su experiencia ha sido proteger legalmente a colectivos migrantes de detenciones arbitrarias. Ahora falta la confirmación por parte del Senado. Si Rosa Parks se sentó en el bus y rompió con un nefasto historial racista, ella será la primera mujer que se siente en una silla federal. Su origen es de Bangladés. No es la única. También el abogado Zahid Quraishi será juez federal.

Aparte de ellos dos, que son musulmanes, también han designado a dos afroamericanas, una hispana y una mujer descendiente de taiwaneses para visibilizar la diversidad, una de las consignas de la administración Biden, que ya no quiere a rubios y blanquitos en los banquillos federales. Quraishi ha trabajado en el Tribunal de Distrito de Nueva Jersey y Jahan Choudhury en el Distrito Este de Nueva York. El islam es la religión que crece más rápido en los Estados Unidos, donde se trabaja por la inclusión y se potencia la diferencia. Los movimientos políticos son clave para visualizar y normativizar, aunque sea desde las élites y cargos de alto nivel.