Si el Papa se vuelve vegano, una ONG que él mismo puede escoger recibirá un millón de euros. Es un reto de una fundación americana que concede al Papa poco tiempo: tiene que hacerse vegano por Cuaresma, un periodo muy adecuado para abstenciones de todo tipo. Es lo que propone una campaña que pretende que el papa Francisco dé ejemplo, ya que según sus cálculos una persona que coma vegano durante toda la Cuaresma ahorra el equivalente en carbono de un vuelo Londres-Berlín. Y si lo hicieran todos los católicos del planeta, equivaldría al conjunto de emisiones anuales de un país como Filipinas. Habría que recordar que los católicos del planeta son muchos, y muchos de ellos veganos a la fuerza, y otros por cultura no prueban la carne.

La líder de la campaña es Genesis Butler (un nombre también muy acertado y bíblico), una niña de 12 años que es la impulsora de una campaña para luchar contra el cambio climático, que ella conecta con el consumo de carne. Ha aprovechado que el Papa ha escrito la encíclica Laudato si' para lanzar la Million Dolar Vegan. Si el Papa sigue una dieta vegana por Quaresma, el dinero recogido irá a parar a la ONG que el mismo papa Francisco decida. No solo sería un acto benéfico, sino que querría decir que millones de personas en el mundo habrían visto cómo el Papa da ejemplo.

Detrás de la iniciativa vegana papal están Paul McCartney y Moby, unidos por la Blue Horizon Foundation. Genesis Butler es vegana desde los seis años en uno de los países con más consumo de carne del mundo. El Papa, argentino e imprevisible, podría aceptar esta dieta. Ni carne, ni pescado, ni huevos, ni leche. Ahora bien, ya veo los tractores y los productores italianos con pancartas con fotos de animales que se plantarían en la plaza de San Pedro para protestar. Lo que me parece más interesante del caso es que los activistas buscan impacto y notoriedad, y han visto en el Papa a un influencer, precisamente en un momento en que algunas encuestas de popularidad revelan que ya no es un personaje tan valorado como hace unos meses. La sombra de los abusos sexuales y la ineficaz respuesta, especialmente en  Estados Unidos, le ha pasado factura aparentemente, pero al mismo tiempo sigue siendo un líder buscado y reconocido. En la carta, le dicen que el mundo está sufriendo el cambio climático, la deforestación, la desaparición de especies. Desde una perspectiva como la vegana, que se abstiene de comer animales y usar productos de origen animal, la dieta excluye huevos, lácticos y miel. Pero también tiene consecuencias en la ropa y en el ocio: los veganos no usan ropa de lana o seda, no utilizan calzado de cuero, no van evidentemente al zoo pero tampoco al circo ni practican la equitación. El veganismo no es solo una cuestión de dieta, sino de ética y estética, porque tampoco utilizan productos como cremas faciales para las que se haya experimentado con animales. En algunos países existe la campaña de los meatless Monday o lunes sin carne, siempre en la línea que vincula el consumo de productos animales con la destrucción de los bosques y la contaminación. En el llamamiento vegano dirigido al Papa se recuerda de que la gente hoy está obesa, sufre diabetes y que toda esta mala salud está relacionada con el consumo de carne.

El Papa ha escrito mucho sobre la protección de la naturaleza, pero lo hace siempre desde un antropocentrismo muy claro. Ya veremos qué pasa por Cuaresma, pero es bueno que desde el mundo laico le lancen retos y además los relacionen con la Cuaresma: quiere decir que hay gente que todavía sabe qué es la Pascua y que ven en el Papa a un referente moral y un hombre capaz de ponerse en juego y aceptar un reto lanzado en las redes sociales. Un influencer ético, una voz con autoridad en el mundo volátil y globalizado.