Ahora que el feminismo está de moda, una pregunta de moda es saber si tal cosa de moda es feminista. Cuando algo de moda se anuncia como feminista, la pregunta de moda muta a "¿es tal cosa verdaderamente feminista?". Esta semana le ha tocado al gobierno socialista español presidido por Pedro Sánchez.

Lo primero que llama la atención del gobierno es que hay más ministros mujeres que hombres. ¿Eso, desde el punto de vista feminista, es bueno o malo? Hay quien se apresura a decir que, ey, pensemos en el caso de Inés Arrimadas, mujer que milita en un partido, Ciudadanos, poco sensible a las demandas feministas, y de Carles Riera, hombre que milita en una formación, la CUP, que se concibe como feminista.

Para sacar el quid de la cuestión, se tienen que tener en cuenta dos facetas, una representativa y una política. Es decir, Inés Arrimadas es relevante porque muestra a una mujer en una posición de poder y la situación que viven las mujeres con poder, que implica, entre otras cosas, sufrir un sexismo que sus compañeros (masculino no neutro) no sufren, aunque las políticas que defiende no favorecen los derechos de las mujeres. Este sexismo incluye, por muy contradictorio que parezca, cuestionar una política mujer porque no es feminista o establecer un grado de exigencia mayor al que utilizamos con un hombre. La política del partido de Carles Riera, en cambio, puede favorecer a las mujeres, aunque él quita el lugar de poder a una mujer.

Hay un tercer factor que interviene, y es cómo leemos los cuerpos políticos. En el caso del gobierno del PSOE, la periodista feminista June Fernández hace un apunte interesante: ¿la gente sabe que el gobierno socialista español tiene más mujeres que hombres, pero a la hora de nombrar a los y las ministras, ¿qué nombres recuerda, los de ellos o los de ellas? Fernández añade que existe la tendencia de presentar a las mujeres como colectivo y los hombres como individuos con nombres y apellidos.

También se tiene que tener en cuenta un hecho observado tanto en el mundo político como empresarial. En los momentos en que las cosas van mal y no hay margen para el error, o en contextos en que una profesión está desvirtuada, los hombres tienen tendencia a dejar que las mujeres ocupen las posiciones más destacadas. A nadie se le escapa que los apoyos del gobierno socialista son tan variados como inestables. Por lo tanto, necesitamos que los días pasen para ver si el gobierno del PSOE sigue este hábito. Quizás no, y Sánchez habrá demostrado que, si quieres, puedes encontrar a mujeres preparadas para asumir lugares de responsabilidad.

¿Un gobierno con mayoría femenina es un envoltorio de modernidad y progresismo al régimen, una versión del "cambiarlo todo para que nada cambie" con las mujeres como protagonistas?

Una última cuestión es cómo el género interactúa con las estructuras de poder. El gobierno del PSOE tiene que hacer frente a una crisis con Catalunya que ha hecho traquetear el régimen del 78, y tiene que resarcir la mala imagen exterior de España después de la ley mordaza, la crisis económica y la represión al independentismo catalán.

Por nombramientos como el de Josep Borrell El desinfectador o el de Fernando Grande-Marlaska, acusado de hacerse el sordo ante las torturas a jóvenes vascos y con una opinión sobre los CIE muy criticada por activistas antirracistas, parece que, en muchos ámbitos, el gobierno de Sánchez supone una continuidad con formas tradicionales de entender la política española desde la restauración democrática-borbónica. En este contexto, ¿un gobierno con mayoría femenina es un envoltorio de modernidad y progresismo al régimen, una versión del "cambiarlo todo para que nada cambie" con las mujeres como protagonistas?

Tal como vuelve a observar June Fernández, el gobierno del PSOE nace españolista, punitivo y neoliberal. Y es en estos tres conceptos, el nacionalismo, la disciplina y el capitalismo, que nace una de las preguntas más completas dentro de los círculos feministas habidos y por haber. La madre de todas ellas. ¿Puede un gobierno de estas características ser feminista? Cada vez que se lanza esta pregunta, o una por el estilo, muchas contestan decididas que no, que el feminismo es aquella tradición activista y de pensamiento que se preocupa por el bienestar de todas las mujeres. Yo respondo que eso es muy bonito, pero que, siguiendo este criterio, buena parte del feminismo mayoritario en occidente, y en otras partes del mundo, no sería feminista. Ni siquiera la Comisión que organizó la huelga de mujeres del 8 de marzo pasado lo sería, al olvidarse de las presas políticas y exiliadas independentistas a pesar de recordar a las luchadoras de la Segunda República o de los procesos de liberación anticolonial. Pero la cuestión es que sí que lo son, feministas. Como también es cierto que, en el nombre del feminismo, y a veces con el apoyo de feministas, se han hecho políticas de lo más racistas e imperialistas.

Así pues, si el gobierno del PSOE es feminista o no el tiempo lo dirá. Lo que me atrevo a pronosticar desde ya, sin embargo, es que la respuesta, aunque sea un  o un no, tendrá matices.