Primero fueron sólo insinuaciones, pero después ya no. Pere Aragonès lo ha ido repitiendo (con el asentimiento de Junqueras) con todas las letras desde hace un tiempo. Si gana ERC, quiere gobernar con JxCat y también con la CUP, los comunes y el PDeCAT.

A las insinuaciones no les presté atención. Ahora, cuando lo dicen Aragonès y también Junqueras, es decir, cuando lo dice ERC oficialmente, ya no se puede eludir la cuestión. Quiero decir, hay que tomárselo en serio y hay que reflexionar, por surrealista que parezca la propuesta.

Además de surrealista, resulta que la ocurrencia, si se llevara a cabo, desembocaría en un auténtico disparate, con prácticamente todos los números para acabar en un desastre absoluto. Y de desastres, la verdad, ya vamos servidos.

Un cóctel, un batiburrillo de este tipo, es, realmente, la peor opción. Peor, y por supuesto mucho menos justificable que, por ejemplo, un gobierno con ERC y los comunes con el apoyo externo del PSC.

Sólo hay que recordar los dos tripartitos, su desbarajuste y, por qué no decirlo, el agujero colosal que supusieron para las cuentas de la Generalitat. Un agujero causado por la competición y falta de solidaridad entre los socios. Y que contribuyó a hacer más duros los recortes posteriores, recortes que, por cierto, inauguró el segundo tripartito en sus últimos presupuestos. Imagínense qué puede pasar si añadimos todavía a más tribus.

Me dirán que no hay que ir tan lejos en el tiempo. Y es cierto. Hemos visto, vemos, cómo han ido y van las cosas con el actual gobierno de JxCat y ERC. Y eso que sólo son dos socios. ¿Sumar unos cuantos partidos más, convertirlo en un popurrí heterogéneo —de la CUP al PDeCAT—, daría solución a los actuales problemas? ¿El gobierno se convertiría en una balsa de aceite? No. Muy al contrario. Sería una riña insomne, un desenfreno, el camarote de los hermanos Marx, pero sin puñetera gracia.

Lo que quiere el votante de ERC, como todo el mundo, es un gobierno formado por personas competentes y honradas, que funcione y que gestione con solvencia. Un gobierno en el que todo el mundo vaya a la una

Es todo tan evidente que no me extenderé más. La pregunta de verdad, pues, es: ¿por qué lanza ERC esta propuesta? ¿Por qué lo dicen? Y sólo hay una respuesta posible. Porque calculan que en este momento les va bien decirlo, sabiendo, por otra parte, que es prácticamente irrealizable (ninguno de los eventuales socios del conglomerado se ha puesto a dar palmas).

Pero también esta explicación es pobre. Porque... ¿de verdad les va bien decir que aspiran a un gobierno de concentración como este? O se me escapa alguna cosa muy gorda o la respuesta es no. Ni como mera táctica parece buena la idea. No creo que funcione a modo de cebo para atraer votos, más bien al contrario, puede ser que además de un votante de ERC le vengan todo tipo de dudas y desencantos. Que Tardà declare que un nuevo gobierno de JxCat y ERC sería un fracaso no es otra cosa que una imprudencia que perjudica a su partido.

Creo que, justamente, lo que quiere el votante de ERC, como todo el mundo, es un gobierno formado por personas competentes y honradas, que funcione y que gestione con solvencia. Un gobierno en el que todo el mundo vaya a la una, con una gran lealtad interna, y que esta lealtad se traduzca en solidez y determinación. Un gobierno en el que se pueda confiar.

Más que inventos, lo que conviene es que —desde hoy mismo— los dos socios actuales —que es bastante posible que sigan siéndolo en el futuro— empiecen a gobernar juntos y a gobernar bien. Que se den cuenta, tanto los unos como los otros, que colaborar, que entenderse, es mucho mejor para ellos electoralmente hablando. Y que un buen gobierno, ahora, mañana, es la mejor manera de "ampliar la base", por decirlo en términos republicanos. De deshacer antipatías y poco a poco ganar adhesiones.

Transmitir este mensaje, intentar convencer a la gente de que ahora va en serio, dar pruebas de esta voluntad es —si fueran capaces— mucho mejor idea que el disparate del gobierno batiburrillo.