Una de las cosas que sorprende a cualquier analista que observe el proceso catalán es el permanente deseo de situar fechas y objetivos en el horizonte. Así, por ejemplo, el pasado domingo el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, reclamó a Junts pel Sí y a la CUP un acuerdo sobre la investidura del president de la Generalitat antes del viernes 27 de noviembre, fecha en la que se cumplirán dos meses de las elecciones al Parlament de Catalunya. No parece, en estos momentos, factible este calendario ya que las dos formaciones emiten mensajes en el sentido que aún falta tiempo para cerrar unos acuerdos que garanticen la estabilidad de una legislatura que, por otro lado, tiene una fecha de caducidad de 18 meses. Las semanas transcurridas desde el 27S han debilitado el espacio soberanista, ni que sea porque hoy Convergència Democràtica está más desgastada por algunas contradicciones que han salido con fuerza a la luz pública. Y en la CUP también han emergido posicionamientos diferentes respecto a la investidura de Artur Mas. Tan sólo Esquerra emerge tranquila y cohesionada en el complejo espacio del independentismo.

Dando por descontado que esta semana no habrá acuerdo entre JxSí y la CUP, el nuevo horizonte electoral queda situado en el 4 de diciembre, día en que se dará el pistoletazo de salida para la campaña de las elecciones generales del 20 de diciembre. El 4D es la última jornada antes de entrar en la zona de riesgo de una legislatura nonata. Será una campaña electoral tan trascendente por las incógnitas que hay abiertas: la perspectiva de unos resultados inciertos y muy distintos en Catalunya de los del pasado 27S, como por otro lado sucede en todas las elecciones españolas, y la formación de un nuevo gobierno, sin duda de coalición, en España. Dos factores que no parece que puedan desbloquear entre finales de diciembre y principios de enero lo que ahora no se haya resuelto en Catalunya.

Habrá que estar atentos a los movimientos que se puedan producir en la CUP durante los próximos días y al resultado de las consultas que ha anunciado que llevará a cabo entre sus bases. La idea de nuevos cromos en el horizonte para facilitar el acuerdo por parte de JxSí es tan improbable como la aparición de un nuevo candidato entre sus 62 diputados. La CUP tendrá que valorar si el punto muerto en que se encuentra la legislatura es para ellos un punto y final o, por el contrario, la situación es tan solo un punto y seguido. Esa es la cuestión, por más vueltas que quieran darle.