Que nuestro mercado de trabajo es claramente dual y segmentado nos lo dicen cada vez más las cifras del paro y de la contratación. Contratos por días, parcialidades no deseadas... nos llevan a una filosofía de vida, instalada en muchas familias, de vivir siempre con la soga al cuello. Sin planes de vida y viviendo al día. Sabemos que hay mucha economía sumergida; también nos consta, en el día a día, que hay trabajo en negro. Y este hecho, para una sociedad como la nuestra, no es comprensible. Pero también vivimos con una institucionalización de la precariedad, de los salarios y de la explotación en las empresas. Uno de los peores rostros de nuestro mercado de trabajo son las empresas multiservicios, también conocidas como "de servicios integrales".

Corría el año 2000, cuando a través de una iniciativa legislativa popular se consiguió que los trabajadores y trabajadoras de las empresas de trabajo temporal (ETT) cobraran lo mismo que las personas que estaban trabajando en la empresa usuaria. Hasta aquel momento, este tipo de empresa pagaba según el convenio colectivo propio. Durante los años noventa, las ETT significaron la lucha contra la precariedad y la explotación laboral. Se había pervertido su finalidad —las contrataciones para puntas de producción— y toda una generación de jóvenes crecimos e iniciamos nuestra vida laboral en torno a este tipo de empresas. El empuje y el compromiso de unos jóvenes que recogieron firmas y las llevaron al Congreso de los Diputados consiguió cambiar la ley.

Pero el capitalismo es insaciable, y de las ETT pasamos a las empresas multiservicios. Como bien dice el nombre, no tienen actividad principal y su finalidad es la prestación de servicios auxiliares y para terceras empresas. Y lo que es más importante, regulan las condiciones laborales mediante convenios propios de empresa. Contratada por una empresa multiservicios, una camarera de piso puede cobrar la mitad que una contratada por la empresa principal (unos 600 euros en el mes) y trabajar más horas; o un mozo de almacén de la provincia de Barcelona puede llegar a cobrar un 53% menos (8.284,33 euros) trabajando 60 horas más al año.

Hemos creado un 'inframundo' laboral, explotado y que derechos tan básicos como percibir el mismo salario para trabajos del mismo valor

Y claro está, todo bien cubierto por la última reforma laboral del Partido Popular, que modificó unilateralmente el artículo 84.2 del estatuto de los trabajadores, que prioriza la aplicación del convenio de empresa al de sector. De hecho, muchas ETT operan como empresas multiservicios para pagar menos. Las más conocidas pueden llegar a tener 30.000 trabajadores en todo el Estado.

Y así, haciendo camino, hemos creado un inframundo laboral, explotado y que conculca derechos tan básicos como percibir el mismo salario para trabajos del mismo valor. Uno de los exponentes más visuales de esta realidad han sido las camareras de piso, autodenominadas "las Kellys". Trabajadoras que con un empleo poco considerado socialmente son el máximo exponente de lo que ya se conoce como el precariado.

Ayer hablábamos de ETT y hoy de multiservicios. El capitalismo es camaleónico y siempre se inventa ardides legales para pagar menos y empeorar las condiciones laborales. Hace falta parar a los empresarios explotadores y establecer un cordón sanitario a su alrededor. Que buenos, haylos, y muchos. Y hay que cortar de cuajo la posibilidad de que estas empresas se reinventen. Porque, a igual trabajo, queremos igual sueldo.