"Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos".
Napoleón Bonaparte
No hubiera sido lo mismo si un mono disidente le hubiera contado la verdad o si lo hubiera leído en un documento enterrado. La escena final en la que Charlton Heston descubre medio enterrada en una playa un trozo de la estatua de la libertad y lanza un alarido siniestro, es magistral precisamente porque en esta escenificación lo entendemos de golpe todo: que siempre estuvo equivocado y no ha llegado a ningún planeta remoto en que gobiernen los simios, que en su ausencia es su propio planeta el que se ha ido al garete, que no tiene, por tanto, dónde ir. La escena final de El planeta de los simios, el toque plástico que lo dice todo de un modo irrefutable.
Puede que no hayan tenido tiempo de leer el scoop que publicaba el otro día la prensa de Madrid en el que se recogían los mensajes enviados a Moncloa por los negociadores socialistas tras volver de su encuentro con Junts en Zurich. Por fin transmiten que el portazo es definitivo y no le ponen paños calientes: "Sigue la distancia intensa sin perspectiva de que se pueda recuperar". Parece poesía y se entiende todo, a pesar de lo mal que está escrito. Si el origen es Zapatero o es otro, yo no rebusco en las fuentes de los compañeros, lo cierto es que nadie ha desmentido la publicación. Señal de que alguien la ha filtrado porque quería que se supiera dónde están las cosas entre ambas formaciones.
"Si el amparo sale bien, se abriría otro escenario", le dicen a Sánchez, a la par que queda claro que no se va a negociar en ningún caso ni presupuestos ni cualquier otro proyecto y que Turull y Nogueras se limitaron a repetir la lista de incumplimientos. Lo que buscan es tiempo. Más aún, confiesan haber dicho a los de Puigdemont que "para que la exacerbación del sentimiento patriótico de ciertos elementos del Estado se normalice, quedan todavía tres años". ¡Vaya, justo los del lawfare necesitan para apaciguarse el tiempo que a Sánchez le resta de legislatura y el de la investidura de la siguiente! Largo se lo fían y muy apropiado para los intereses socialistas; no tanto para los de los juntaires, como veremos.
Este final agónico derivará en una especie de juego de las sillas, a ver quién es el guapo que se queda el último apuntalando a Sánchez
Si todo está roto, si no se van a apoyar más leyes o decretos —lo que es lógico, dada la deriva radical, improvisada y poco aseada que lleva el Gobierno en sus propuestas—, si no se va siquiera a negociar ¿qué interés tiene Junts en que se les pueda presentar como parte de la quimérica "mayoría progresista" que sustenta al Gobierno? Ya he escrito antes que este final agónico derivará en una especie de juego de las sillas, a ver quién es el guapo que se queda el último apuntalando a Sánchez. Tenía dudas yo entre Junts y Podemos, respecto a lo de dejarlo solo, y ahora que Iglesias se le ha ofrecido al gobierno para "reventar a las derechas" se me van despejando.
Por eso, aunque se manejen fechas como el 21 de diciembre para la ruptura y se venga anunciando con hechos claros, como la negativa a apoyar iniciativas relevantes o la negativa a hablar de presupuestos, vengo yo a colegir que haría falta una escenificación final en la que no solo Sánchez sino otros actores políticos y la propia ciudadanía vean partida sobre la arena no la estatua sino la legislatura. De facto, lo está, no tiene sentido político dejar que sigan funcionando como si así no fuera. Yo al menos no se lo veo. Los únicos que ganan con ese paripé de soporte parlamentario son los socialistas de Madrid y de Cataluña y tal vez alguno de los partidos que les soportan a hierro y fuego a la par que se quedan en los huesos. No tiene sentido para la ciudadanía, no tiene sentido para Junts respecto a sus competidores electorales, no tiene sentido para un eventual acercamiento a su espacio natural ideológico, no tiene sentido para los alcaldes que tienen que revalidar su puesto, ni parece que tenga mucho sentido demoscópico. Llamar a que resuene de una vez en la playa el alarido de la verdad parece más operativo.
El final de El planeta de los simios no estaba en la novela de Pierre Boulle, pero añadiéndolo al guion se consiguió un efecto perdurable. Hay muchas formas en las que Junts podría escenificar este final no esperado, incluyendo una intervención parlamentaria, una carta formal y otras varias, combinadas con las pertinentes acciones de comunicación y tal vez con algún acto de reagrupamiento e impulso en Catalunya. No se, doctores tienen los partidos para la escenografía adecuada. Lo que sí tengo claro es que una actuación de este tipo pondría claramente a Sánchez ante la falta de sustento parlamentario de su gobierno y no le permitiría seguir hablando de socios y mayorías que no tiene. ¿Moción de confianza? ¿Elecciones? Tampoco cabe duda de que ayudaría a disuadir el trasvase de votos que se está produciendo hacia Aliança, ya que permitiría al partido reubicarse más cómodamente en su espectro y, si me apuran, esos tres años que Zapatero cree que faltan para que el estado profundo deje de ver a Puigdemont como el diablo, a lo mejor se acortaban mucho viendo que se convierte en el freno para que las iniciativas legislativas de Bolaños, que son peligrosas para el Estado de derecho, son frenadas por Junts.
La escena del sofá ya no trae más que disgustos. Visto desde fuera, parece obvio que es necesario buscar un final que sea coherente amén de beneficioso. A ver cómo lo ven desde la silla del director, porque esto más metraje no aguanta.
"¡Maniacos! ¡Lo volaron! ¡Malditos! ¡Malditos sean todos en el infierno!", que gritaría Heston.